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Deforestación pone en peligro a plantas de la Amazonia

El Instituto Sinchi confirmó que un total de 66 especies de flora de esta región colombiana están en riesgo.

Redacción Vivir
22 de febrero de 2013 - 07:49 p. m.
De las 66 especies bajo declaratoria de amenaza, seis están en peligro crítico. / Archivo
De las 66 especies bajo declaratoria de amenaza, seis están en peligro crítico. / Archivo

Unas 66 especies de plantas, de las más de 8.500 existentes en la Amazonia colombiana, se encuentran en riesgo de desaparecer. Esta información fue el resultado de una investigación realizada por el Instituto Sinchi, encargado del estudio de la biodiversidad en esta región.

De las 66 especies bajo declaratoria de amenaza, seis están en peligro crítico, 30 en peligro y las demás en categoría vulnerable.

Entre las especies en peligro crítico se encuentra el palorosa (‘Aniba rosaeodora’), ubicada en la frontera de Colombia y Brasil, que ha sido sobreexplotada para la producción de aceites utilizados por la industria cosmética.

Dentro de las especies en peligro sobresale el cedro, un árbol ampliamente utilizado para la industria del mueble y que, de acuerdo al Sinchi, cerca del 60% de sus poblaciones se localizan en regiones de explotación de madera a gran escala.

Luz Marina Mantilla, directora del Instituto, afirma que la deforestación es la principal causa que el panorama de la flora de la Amazonia se encuentre en tales condiciones: “hace unos años el Sinchi mostró que había 7.500 kilómetros cuadrados de bosque que habían sido utilizados para fines diferentes a los ecosistémicos y nuestros nuevos estudios evidencian que la situación sigue igual: Caquetá, Guaviare, Putumayo y el sur del Meta muestran los mayores efectos”.

Según Mantilla, las consecuencias de la deforestación de la región son graves, ya que “a medida que avanza la tala y la frontera agrícola vamos a perder las especies y los servicios ambientales, que son la razón de ser de la Amazonia”.

Dairon Cárdenas, director del Herbario Amazónico Colombiano del Instituto Sinchi, dice que sumada a la deforestación, la sobreexplotación de los recursos para la extracción legal e ilegal de madera ha incrementado el peligro de amenaza de la flora amazónica. El canelo de los Andaquíes, una especie que crece en el pie de monte, entre Caquetá y Putumayo, es un ejemplo de ello.

La situación es tan grave, que Cárdenas tuvo que pasar por 18 herbarios del país buscando muestras del cedro, el palo rosa y el canelo de los Andaquíes, ya que en los lugares donde se suponía que estarían ubicados (de acuerdo a registros históricos), encontraron potreros u otras tipo de plantas que no son propias de la zona.

En las próximas semanas, los investigadores del Sinchi se reunirán con las corporaciones autónomas de los departamentos de la región amazónica y les plantearán una restricción del aprovechamiento de esas especies hasta que se recuperen del riesgo de desaparecer en el que se encuentran.

El Ministerio de Medio Ambiente tendrá que evaluar la propuesta y, si lo considera preciso, la entidad elaboraría una resolución que prohíba la explotación de las tres especies.

De acuerdo a Luz Marina Mantilla, existen otras presiones que ponen en peligro el equilibrio de la región: “la migración de las etnias a las ciudades nos preocupa. Apenas hay 120.000 indígenas de 56 pueblos en toda la Amazonia colombiana, y eso nos muestra que, aunque no lo queramos reconocer, la región sí se está urbanizando”.

La minería ilegal en zonas de importantes reservas ambientales es otra problemática. “Por ejemplo, las dragas ilegales en el río Putumayo están cambiando la dinámica de los peces”, afirma Mantilla.

Pese a que el número de hectáreas de cultivos ilícitos disminuyó en los últimos años (“pasó de 110.000 a 26.000”), la directora del Sinchi advierte que “es urgente entrar a generar alternativas económicas diferentes para no incurrir nuevamente en los cultivos ilícitos. No nos podemos quedar de brazos cruzados porque la gente tiene que vivir de algo y puede encontrar la alternativa en la coca”.

Mantilla concluye con que el hecho de que el 44% del territorio colombiano sea Amazonia debería importar más a todos: “los colombianos reconocemos la Amazonia como una cosa donde está la guerrilla, donde hay cultivos ilícitos y donde hay indios. Esa es la visión marginal que tenemos”.

Por Redacción Vivir

 

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