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Experimento macabro en Guatemala

Una comisión de ética acusó a los investigadores norteamericanos que entre 1946 y 1948 provocaron la muerte de al menos 83 personas.

Redacción Vivir
31 de agosto de 2011 - 02:57 a. m.

“Nunca sabremos a ciencia cierta la motivación, pero lo que muestran estos documentos históricos es impactante y da qué pensar”, fueron las palabras con que Amy Gutmann, presidenta de la Comisión Presidencial para el Estudio de Asuntos de Bioética, anunció las conclusiones a las que llegó el panel de expertos que analizó los experimentos llevados a cabo en Guatemala por científicos norteamericanos entre 1946 y 1948.

Se trata de una de las páginas más macabras de la ciencia contemporánea. Según la Comisión, aproximadamente 5.500 individuos participaron en unos 50 experimentos financiados por los Institutos Nacionales de Salud. De ese grupo, al menos 1.300 individuos fueron expuestos a los patógenos que producen la sífilis y la gonorrea. Algunos por contacto con personas infectadas, otros por inoculación directa.

El objetivo principal del experimento de inoculación con la gonorrea, según el informe que será presentado al presidente Barack Obama en septiembre, era “probar la eficacia de una variedad de medidas profilácticas, incluyendo varias lociones químicas, así como la penicilina por la vía oral”. También se pretendía entender los cambios en la sangre y en el cuerpo tras la inoculación de la sífilis y determinar si éstos variaban dependiendo de si el contagio provenía de conejos enfermos o de personas infectadas con el patógeno.

Como tan sólo 700 de esos pacientes recibieron tratamiento, al menos 83 terminaron falleciendo por culpa del experimento. “Los investigadores sabían que lo que estaban haciendo iba en contra de las normas establecidas en EE.UU., pero hicieron lo posible por mantenerlo en secreto y sólo lo compartieron con un pequeño grupo de investigadores y sus superiores”, dijo a Efe la presidenta de la comisión, Amy Gutmann.

Para Gutmann, un aspecto “chocante” de todo esto es que los mismos investigadores que fueron a Guatemala ya habían hecho pruebas con gonorrea en presos de la cárcel de Terre Haute (Indiana) en 1943 y allí sí les informaron y pidieron su consentimiento.

Por Redacción Vivir

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