Los cuatro consejos del ministro de Salud a futuros médicos

Alejandro Gaviria se dirigió a los estudiantes de la Universidad de los Andes, próximos a graduarse de esta carrera, para plantearles sus reflexiones sobre el ejercicio de la profesión.

Redacción Salud
27 de enero de 2017 - 06:37 p. m.
Alejandro Gaviria, ministro de salud. / Mauricio Alvarado
Alejandro Gaviria, ministro de salud. / Mauricio Alvarado

El jueves 26 de enero de 2017, estudiantes de Medicina de la Universidad de los Andes se reunieron en el Auditorio del Edificio Mario Laserna para despedirse como graduandos de su alma mater. A las 6:00 p.m. se quitaron el lastre de pupilos para convertirse finalmente en médicos profesionales. Una responsabilidad que los acompañará para siempre y que el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, uno de los encargados de dar las palabras de cierre, resumió en su “Discurso de grado: en defensa de la complejidad”.

En este, Gaviria comenzó por advertir que sus palabras eran parcializadas, pero no por eso injustas. “Es la visión de un economista escéptico que duda de las soluciones definitivas y los paraísos del cielo y la tierra”, aseguró. Dicho lo anterior, expresó las siguientes reflexiones, que a su juicio, deben acompañar a los médicos en su ejercicio y convertirse en la máxima del sistema de salud.

La complejidad científica

Desde su posición como economista, el Ministro se aventuró a hacer una comparación. “Existe una afinidad esencial entre médicos y economistas. Ambos lidiamos con sistemas abiertos y complejos que no entendemos cabalmente, el cuerpo humano y la economía”. Unos y otros, dijo, “debemos evitar la pretensión del conocimiento y aceptar nuestra ignorancia”.

A manera de elogio, se refirió a la modestia como un principio ético. Sugirió que, quizá, los peores errores son producto del exceso de confianza y no de la ignorancia ni la falta de comprensión. “Sobreestimar nuestro conocimiento puede tener consecuencias fatales. Literalmente”.

La complejidad administrativa

Gaviria continuó su discurso señalando la complejidad del Ministerio que él dirige. Recordó que la salud se ha convertido en un derecho humano, lo que significa “que el acceso no puede depender de la capacidad de pago, que la atención de un niño con cáncer no puede estar supeditada a la posición económica de sus padres, que la supervivencia de un enfermo renal crónico no puede arruinar a su familia, etc.”, dijo con vehemencia.

Fue desglosando uno a uno los problemas que impiden darle una buena atención a los colombianos: los costos de transacción, el sobrediagnóstico, el sobretratamiento, el divorcio entre valor y precio, las auditorías, las glosas, las deudas, entre otros.

Pero, a pesar de todo, aseguró que su intención no era hacer un llamado a la resignación. Al contrario, quiso "hacer un llamado al realismo consciente: los sistemas de salud son inherentemente complejos y las soluciones son necesariamente imperfectas”.

La complejidad ética

El papel de la medicina moderna, cuando llegamos al final de la vida, debe ser determinante para irse de este mundo con dignidad, expresó Gaviria. Lo que resulta cada vez más difícil con la aparición de tecnologías que buscan prolongarla sin darles la oportunidad a los pacientes de tener una conversación franca sobre el final de sus vidas. “El frenesí tecnológico parece arrastrarnos a todos”.

“‘Ya pocos pueden decir sus últimas palabras (mueren con un tubo en la garganta), escribió la periodista Katy Butler. Tampoco pueden reflexionar sobre la mortalidad (mueren sedados e inconscientes), reiteró’ ”, dijo el Ministro.

Lo simple: la importancia de la humanización

Antes de concluir, propuso una posible solución a las dificultades en el campo de la salud que fueron surgiendo durante su discurso. “El remedio empieza por nosotros, por lo que quisiera llamar la doble empatía: ponernos en el lugar del otro para así facilitar que el otro se ponga en el nuestro. Muchos problemas tienen una solución de baja tecnología, una simple conversación. Muchos problemas tienen, a su vez, una causa simple: la ausencia de esa conversación, del diálogo y la mirada compasiva que nos humanizan”.

Finalmente, agradeció a los universitarios por su compromiso de largos años de esfuerzo y vocación, y los instó a que “mantengan un respeto por el pasado y el futuro en cada momento del presente”.

(Para leer el discurso completo, haga click aquí).

Por Redacción Salud

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