Ante el desconocimiento por el origen y el potencial letal de la nueva variante de gripe aviar (H7N9), identificada el domingo pasado en China, la comunidad de expertos internacionales pertenecientes a la Organización Mundial para la Salud (OMS) mantienen conversaciones para definir si se debería comenzar (y cuándo) la producción de una vacuna para enfrentarla.
Hasta el momento, muestras del virus han sido compartidas con los centros colaboradores de la OMS en Atlanta, Pekín, Londres, Melbourne y Tokio, para que los investigadores las analicen e identifiquen, de ser necesario, cuál sería la más apta para la producción de una vacuna que podría tomar meses.
Wendy Barclay, viróloga del Imperial College de Londres, declaró ante agencias de noticias internacionales, que uno de los principales obstáculos para avanzar en la producción de la vacuna sería el financiero. Y añadió, que los científicos deberían enfocarse en el análisis de secuenciación genética del virus antes de decidir si siguen adelante.
Con la muerte de un agricultor de 64 años de la provincia de Zhejiang, ocurrida este jueves, ya son seis las personas que han fallecido producto de esta enfermedad en el este de China, cuatro en la ciudad de Shanghai y dos en Zhejiang. Los casos de contagio confirmados se elevaron a 13, “todos con ingreso hospitalario por neumonía, y varios en estado crítico” reseñaron los medios locales.
El nombre H7N9 se refiere al tipo de los antígenos (sustancia que desencadena la formación de anticuerpos y puede causar una respuesta inmunitaria) de superficie presentes en el virus: hemaglutinina tipo 7 y neuraminidasa tipo 9.
Otras cepas de gripe aviar, como la H5N1, han estado circulando desde hace años y se pueden transmitir entre aves y de aves a humanos, pero no generalmente entre humanos.
Hasta ahora, esa falta de contagio entre humanos también parece que se da en la nueva cepa H7N9, aunque la Comisión Municipal de Salud y Planificación Familiar de Shanghai, informó este viernes que una persona que tuvo contacto cercano con uno de los pacientes que murió en Shanghai se encuentra en cuarentena, después de presentar fiebre, escurrimiento nasal y garganta irritada.
En 2003, 8.000 personas en todo el mundo se infectaron la cepa H5N1, generando epidemia conocida como la del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por su sigla en inglés), que acabó con la vida de 800 humanos.
Ante el temor de que la historia pueda repetirse, el gobierno Chino informó que le entregará completos informes a la OMS sobre nuevos casos y sobre sus acciones preventivas y de control. Mientras tanto, Shanghái paralizó la venta de aves de corral y ordenó la desinfección de los establecimientos.