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'No se está educando en lo afectivo, sólo en lo cognitivo'

Asegura que la región pasó la prueba en cobertura, pero critica que la educación se concentra en lo cognitivo, no en lo afectivo.

Catalina González Navarro
16 de enero de 2013 - 10:00 p. m.
Moritz Bilagher, representante de la Unesco, ha trabajado en educación para la paz en Medio Oriente.  / David Campuzano
Moritz Bilagher, representante de la Unesco, ha trabajado en educación para la paz en Medio Oriente. / David Campuzano

“La educación no es un medio para hacer economía... El Estado tiene que ver que los estudiantes son seres humanos”. Con estas palabras Moritz Bilagher, coordinador de la oficina regional de educación de América Latina y el Caribe de la Unesco, criticó la manera en que se ha mercantilizado el sector educativo. Aseguró, además, que se están adelantando conversaciones con el Ministerio de Educación colombiano para implementar un programa de educación para la paz.

¿Cómo va la región en inclusión educativa?

Hay muchas iniciativas desde el sector privado; en algunos casos, las empresas asumen el rol del Estado. Lo que se está presentando es que si los niños van a una buena escuela salen bien educados y pueden conseguir un buen trabajo, pero si van a una mala, no importa que tengan ciertos talentos, su desempeño va a ser menor.

Y ustedes, ¿cómo hacen para combatir esto?

Hacemos todo lo posible para desnivelar estos actos. La educación, para nosotros, no es, en primer lugar, algo que tiene como fin el crecimiento económico, aunque sea también importante, si no un derecho humano

Según los estudios realizados por Llece, ¿cómo está la educación en la región?

En muchos casos no se están logrando las metas de los gobiernos. Por ejemplo, aproximadamente la mitad de los niños tienen dificultades con operaciones básicas en matemáticas y el 36% con la comprensión de lectura. Estamos analizando cuáles son los factores que sirven para mejorar esto. Uno es el clima escolar: que los niños no sientan miedo, que no haya violencia, que de verdad escuchen al profesor. Y otro, el capital cultural: que los padres se involucren más con las escuelas, que conozcan a los maestros, que se haga un seguimiento del papel que realizan en casa (esto se mide a través de preguntas como: ¿cuántos libros tiene en su casa?).

Y en ese sentido, ¿qué deben hacer los educadores para no sólo enseñar sino formar?

Hay tres áreas en las que se puede educar: la cognitiva (a través de asignaturas como las matemáticas y el lenguaje), la afectiva (que tiene que ver con habilidades sociales, valores y comportamiento) y la psicomotriz (con materias como educación física). Nos hemos dado cuenta de que en el mundo, no sólo en esta región, los estados se enfocan solamente en el aspecto cognitivo. Y aunque lo afectivo es parte del currículo, no le dan importancia.

Desde su punto de vista, ¿qué cree que hace falta?

A mí me gustaría, por ejemplo, que existiera una clase de ética en la que se hable de medio ambiente.

¿Con la educación que se brinda basta para conseguir buenas ofertas laborales?

Según los datos que tenemos, para tener un ingreso decente en esta región se necesita un grado alto de escolaridad, y aunque hay mucha gente que le está apostando a la educación universitaria, es muy costosa e implica endeudarse. Pero la pregunta es: ¿puede la sociedad absorber a todos estos graduados? Hay que pensar en trabajos técnicos, para eso es necesaria una comunicación con el mercado laboral.

El 2015 es la meta para cumplir los Objetivos de Educación para Todos (EPT). ¿Cómo está América Latina? ¿Logrará cumplirlos?

En términos de cobertura estamos bien, porque se ha hecho la inversión adecuada. Alrededor del 95% de los niños están en la escuela primaria. En cuanto a la paridad de género, estamos bien; en promedio, a los niños les va mejor en América Latina y a las niñas en el Caribe.

Según su experiencia de educación en medio de un conflicto, ¿qué se debe hacer en Colombia para que los niños no se unan a las tropas?

Hay que trabajar la educación para la paz y la resolución de conflictos sin violencia. Sabemos que en Colombia la desigualdad no ayuda, que existen regiones en las que el verdadero poder lo tiene el que está armado y que en muchos casos los menores terminan involucrándose porque no tienen más opción. Ya me reuní con funcionarios del Ministerio para explicar una nueva iniciativa de la UNESCO, que se llama GEQAF. Por otro lado, Colombia está pensando en implementar programas de educación para la paz, el Ministerio solictó nuestro apoyo en este contexto.

Por Catalina González Navarro

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