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Prótesis para cráneos ‘made in’ Medellín

Los investigadores comercializan y diseñan los implantes que luego se instalan en sobrevivientes de fracturas en la cabeza.

Angélica María Cuevas G.
16 de junio de 2013 - 09:00 p. m.
La empresa SmartBone realiza simulaciones en 3D de la prótesis que  fabricarán a la medida del paciente. / Robinson Henao
La empresa SmartBone realiza simulaciones en 3D de la prótesis que fabricarán a la medida del paciente. / Robinson Henao

Durante los últimos tres años, según el Fondo de Prevención Vial, 120.000 motociclistas, peatones y conductores de carros han estado involucrados en accidentes de tránsito en Colombia, y de ellos unos 5.500 murieron en cada año.

Muchas de las personas heridas en esta clase de accidentes presentan fracturas en los huesos del cráneo que deben ser saneadas por neurocirujanos en operaciones de hasta cuatro horas, tiempo en el que los especialistas (con el cráneo del paciente expuesto) miden, moldean una capa de cemento óseo (polimetilmetacrilato), fabrican e instalan la prótesis que reparará el trauma. “Así que el resultado médico y estético de esta intervención dependerá de las habilidades de cada doctor”, dice la investigadora Luisa Fernanda Macía, ingeniera de producto y candidata a magíster en ingeniería de la Universidad Eafit.

Macía hace parte del Grupo de Investigación en Bioingeniería (GIB) de las universidades Eafit y CES, de Medellín, que desde hace más de cinco años comenzaron a diseñar prótesis para cráneos a la medida de cada paciente. Al momento de su instalación las placas cazan perfectamente en el cráneo, entregando mejores resultados estéticos, ahorrando tiempo a los médicos, que las instalan en menos de dos horas, y reduciendo los riesgos de que los pacientes contraigan infecciones.

Lo que comenzó como un laboratorio científico terminó convertido en una empresa llamada SmartBone, que ya comercializa en Medellín cuatro tipos de prótesis desarrolladas en sus laboratorios y que el próximo martes 25 de junio será presentada oficialmente en Eafit.

“Las prótesis craneales ya han sido desarrolladas por otros científicos del mundo, pero nosotros logramos reducir sus costos hasta en un 60%, e introdujimos además prótesis de titanio y de aleaciones con este mismo material compatibles con el cuerpo humano, que tienen propiedades diferentes a los dos tipos de prótesis que ya están en el mercado colombiano y que también fabricamos: las PMMA (polimetilmetacrilato) y las PEEK (poliéter éter cetona)”. Mientras estas prótesis pueden costar en el exterior entre $30 y $60 millones (dependiendo de los materiales y de el tamaño), las elaboradas por Smartbone se encuentran entre los $9 y los $15 millones.

La variedad de productos, explica Macía, responde a la necesidad de los pacientes de acceder a otros materiales en caso de que sus cuerpos rechacen un primer implante: “Incluso hay materiales más radiolúcidos que otros y que pueden ser más adecuados para personas que requieran someterse constantemente a tomografías, porque otros no permitirán leer de manera nítida las radiografías”.

Luego de que el médico define cuál implante utilizará, envía a los científicos tomografías del paciente para que modelen su prótesis a partir de las características de su trauma craneoencefálico. Según cifras de los investigadores, estos traumas responden en el 75% de los casos a accidentes de tránsito, el 20% a caídas y hematomas y el 5% restante a deportes de alto impacto.

Con un software, los investigadores reproducen en tercera dimensión la geometría de la cabeza y con una impresora 3D fabrican réplicas exactas de la pieza y del defecto. La parte artificial se implanta en el quirófano debajo del cuero cabelludo y se sujeta al hueso.

“En marzo obtuvimos el certificado del Invima y desde abril estamos comercializando las prótesis en Medellín. Esperamos que los productos de SmartBone lleguen a las principales ciudades de Colombia y luego expandirnos por Latinoamérica”, dice Luisa Fernanda Macía.

El desarrollo de la empresa, con sede en la Universidad Eafit, contó además con el apoyo de la Alcaldía de Medellín a través de su programa de emprendimiento Ruta N, con el que los investigadores pudieron demostrar la viabilidad del proyecto, aprendieron sobre la defensa de la propiedad intelectual y pudieron direccionar esta iniciativa hacia el mercado. Colciencias también apoyó su financiación.

“Lo más gratificante fue sacar esta idea de los laboratorios y demostrar que los científicos colombianos sí podemos materializar nuestros desarrollos en productos que les mejorarán la vida a muchas personas”, dice la ingeniera de diseño de producto Marián Suárez, otra de las investigadoras.

Por Angélica María Cuevas G.

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