Semana Santa, época de amenaza para los animales silvestres

El futuro de decenas de tortugas, loros, pericos, iguanas y otras especies de fauna silvestre es incierto durante estos días de Semana Santa. La venta indiscriminada de estos animales a los viajeros, sumado a las tradiciones culturales de algunas regiones que cambian su menú por estos días y lo reemplazan por animales silvestres, son los motivos.

Si tanto se ha hablado del tema, si es ilegal la tenencia de estos animales y si está comprobado que en la mayoría de los casos muchos terminan muertos después de abandonar la selva, ¿por qué se siguen comercializando estas especies? Yudy Cárdenas, bióloga del Centro de Atención y Valoración de Fauna de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, asegura que aún falta mucha información al respecto: "el tema es preocupante, el reto es de educación ambiental porque en este momento hay mucha gente que no sabe lo que implica llevarse un animal de estos a sus casas".

Precisamente con el fin de contrarrestar la compra y venta de fauna, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), acaba de lanzar la campaña "Corta el maltrato. No tengas animales silvestres". La idea, según Leonardo Martínez, vocero de la iniciativa, es desestimular la tenencia de fauna y enfatizar que comprar o vender animales silvestres es ilegal: "muchas personas dicen que los tienen bien a los animales pero en realidad los están maltratando, les están coartando la libertad, la posibilidad de reproducirse y no les dan los alimentos que consumen en la vida silvestre".

Según Martínez, por donde se le mire, la tenencia de fauna silvestre es un mal negocio: "en cualquier momento el Estado puede recuperar al animal, además éste puede enfermarse y muchas veces morir. El problema en estas épocas es que la gente cree que los animales son suvenires". La campaña le apuesta una vez más a la concientización pues, como explica Martínez, "nos hemos dado cuenta que los más importante es la sensibilización porque a la larga el tráfico de animales desborda la capacidad operativa y si la gente quiere, seguirá sacando la fauna silvestre de su hábitat".

Martínez tiene motivos para asegurarlo. Aunque las Corporaciones Regionales han establecido alianzas con la Policía ambiental y en varias ciudades se adelantan operativos de manera permanente, resulta muy complicado detectar a estos animales. Un ejemplo que prueba la dificultad para el control, es el del envío de cacatúas al exterior: las aves salen del país envueltas en telas y en tubos de PVC y como les aplican calmantes es muy difícil que las autoridades portuarias se percaten de su presencia. Si esto ocurre en los aeropuertos, es evidente que el transporte dentro del país es casi imposible de controlar.

Aunque durante todo el año se trafican animales silvestres en Colombia, según la Secretaría de Ambiente de Bogotá y el Ministerio de Ambiente, las épocas vacacionales como esta semana, son las más críticas. Sólo al Centro de Atención y Valoración de Fauna de la Secretaría de Ambiente de Bogotá, pueden llegar más de 200 animales para recibir atención y tratar de volver a su hábitat. En diciembre y enero, la cifra puede ascender hasta 700. Sin embargo, muchos no logran retornar a los lugares de donde fueron extraídos debido a que el cambio en los hábitos les generó trastornos tan graves que son incapaces, por ejemplo, de volver a cazar.
Semana Santa es una amenaza para las especies por varios motivos: por un lado están los viajeros dispuestos a tenerlos en cautiverio y por el otro, las prácticas culturales como el consumo de carne de tortuga.

La mala hora de la tortuga Icotea

Sólo en los últimos 15 días, la Secretaría de Ambiente de Bogotá ha incautado 51 kilos de tortuga provenientes de la costa Atlántica, con el fin de ser comercializadas durante Semana Santa. Palabras más, palabras menos, esta cifra significa que más de 200 tortugas adultas fueron sacrificadas debido a que cada animal sólo tiene el 20% de carne.

De acuerdo con la Secretaría de Ambiente, en época de cuaresma, esta tortuga en vía de extinción se consume en la Costa Atlántica y mucha de la carne incautada había sido enviada como regalo a parientes en la ciudad.
Otra de las especies afectadas son los pericos. Como este es uno de los momentos de reproducción en varias regiones, muchos de estos terminen en pequeñas cajas rumbo a las ciudades, donde pasarán en una jaula, alimentados por pan y chocolate o cualquier otro alimento diferente a su dieta natural. Según Cárdenas, los traficantes pueden vender a estos pericos por cerca de $40 mil pesos cada uno en las calles de la capital.
En panorama es preocupante debido que según la serie de Libros Rojos de las Especies Amenazadas de Colombia, 162 especies de aves, 127 mamíferos y 35 reptiles están en peligro de extinción. En este momento hay 360 especies amenazadas en los Centros de Atención y Valoración de Fauna del país.

Por si fuera poco, una investigación de la delegada ambiental de la Procuraduría General de la Nación, advierte que el país aun no cuenta con las condiciones suficientes para atender a los animales que son decomisados. De acuerdo con el estudio, de los 14 Centros de Atención y Valoración de Fauna Silvestre, los 24 hogares de paso y los dos centros de rehabilitación, sólo el 46% tiene recursos para la administración de estos centros.
En palabras de Marcela Orduz, secretaria de Ambiente de Cundinamarca, "el comercio de fauna es absolutamente impactante, es hora de que todos se concienticen de que lo que está en juego es la supervivencia de las especies". Por ahora, las autoridades ambientales esperan que la historia en la que los animales silvestres terminan metidos en jaulas en la ciudad no se repita una vez más durante esta Semana Santa.