Alto turmequé: de boinas militares, recuerdos políticos y artistas

31 de mayo de 2020 - 02:00 a. m.
La boina marrón
Con la llegada a Colombia, desde el 1° de junio, de las tropas estadounidenses de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés), Colombia se suma a Afganistán y Senegal como los países en conflicto donde operarán los llamados boinas marrones. Para Washington nuestro país sigue siendo un teatro de guerra contra el narcotráfico. En ese sentido, no hay que olvidar que el despliegue del SFAB es en apoyo a la Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos, anunciada el 1° de abril por Donald Trump, y dirigida en especial contra el régimen “narcoterrorista” de Nicolás Maduro en Venezuela, como explicó ese día el presidente de EE. UU. Mientras los boinas marrones se movilizarán por zonas limítrofes con Venezuela, como el Catatumbo y Arauca, por el mar Caribe la avanzada de la armada de ese país es liderada por el buque USS Detroit. / Foto: SFAB
La boina marrón Con la llegada a Colombia, desde el 1° de junio, de las tropas estadounidenses de Asistencia de Fuerza de Seguridad (SFAB por sus siglas en inglés), Colombia se suma a Afganistán y Senegal como los países en conflicto donde operarán los llamados boinas marrones. Para Washington nuestro país sigue siendo un teatro de guerra contra el narcotráfico. En ese sentido, no hay que olvidar que el despliegue del SFAB es en apoyo a la Operación Antidrogas de Mayores Esfuerzos, anunciada el 1° de abril por Donald Trump, y dirigida en especial contra el régimen “narcoterrorista” de Nicolás Maduro en Venezuela, como explicó ese día el presidente de EE. UU. Mientras los boinas marrones se movilizarán por zonas limítrofes con Venezuela, como el Catatumbo y Arauca, por el mar Caribe la avanzada de la armada de ese país es liderada por el buque USS Detroit. / Foto: SFAB

Don Germán I

A propósito de la muerte del dirigente político y empresarial Germán Montoya Vélez, a los cien años de edad, quien mejor retrató su poder durante el gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) fue Guillermo Perry, exministro de Minas, también recientemente fallecido, quien escribió esto en el libro Decidí contarlo (sello editorial Debate): “El presidente solo se reunía periódicamente con los ministros de Gobierno, Fernando Cepeda; Relaciones Exteriores, Julio Londoño; Hacienda, César Gaviria; Obras Públicas, Luis Fernando Jaramillo, y conmigo. A los demás los recibía Germán Montoya, el secretario general. Era parte del diseño que habían acordado sus amigos del ‘sanedrín’ con Barco para protegerlo, conociendo su enfermedad incipiente. Ellos jugaron un papel muy importante durante el primer año y medio del gobierno Barco”.

Don Germán II

Perry reveló esta anécdota: “Con Montoya me había llevado muy bien hasta que un día me llamó y me dijo: ‘Ministro, va un decreto para que lo firmes. El presidente Barco está muy interesado en él’. Pensé que era un decreto del Consejo de Ministros que ya se había discutido, pero no se había firmado aún, como ocurría con frecuencia. Pero lo que recibí fue un decreto que cambiaba a toda la Junta de Ecopetrol, cuando solo había que nombrar una persona porque se había producido una vacante. Y el decreto los cambiaba a todos por empresarios poco conocidos y que no conocían bien el sector petrolero”.

Don Germán III

Perry se oponía a esa barrida porque “había, además, una razón política importante para no cambiar toda la Junta. El general Virgilio Barco Martínez, un antepasado del presidente, había recibido del gobierno del general Reyes, en 1905, la Concesión Barco. De ahí venía la fortuna de la familia. Ecopetrol había estado negociando con la familia la reversión de esa concesión. La negociación había sido larga y difícil, pero había prácticamente concluido en el gobierno anterior. Quienes estaban desde entonces en la Junta, incluyendo a varios conservadores, eran solidarios con el proceso. No parecía prudente cambiarlos antes de finiquitarlo. Le pedí, entonces, una cita urgente a Barco y, cuando le expliqué todo esto, me dio la razón, me firmó el decreto que yo había preparado, en el que se cambiaba solo un miembro de la Junta, y me pidió que se lo entregara ya firmado por ambos a Montoya. Don Germán lo leyó, se sorprendió mucho, y de ahí en adelante cambió totalmente su actitud conmigo, aunque luego acabó contribuyendo a frenar el programa de gas para el cambio y luego a mi salida del gobierno”.

Repensando

La prestigiosa revista semanal francesa Courrier International publicó una edición especial titulada “Repensar el mundo” y el único medio de comunicación latinoamericano invitado fue El Espectador, por su tradición e independencia, a través de nuestro columnista y escritor William Ospina, quien aportó un texto sobre su visión de la pandemia titulado “Entre el miedo y la esperanza”.

Grandes ideas

A propósito, la colombiana Doris Salcedo fue invitada esta semana por The New York Times a escribir dentro de su serie “Grandes ideas. ¿Por qué importa el arte”, una tribuna escrita en la que han disertado celebridades de todo el mundo, desde filósofos como el francés Bernard-Henri Lévy e influyentes artistas estadounidenses como Judy Chicago, hasta actrices como la australiana Cate Blanchett y la indígena mexicana Yalitza Aparicio. La bogotana se declaró una “artista política” y resaltó que la trascendencia de su trabajo tiene que ver con el futuro del país: “Todavía tenemos que ponerle fin al brutal conflicto armado que ha cobrado más de nueve millones de víctimas, entre los asesinatos, las desapariciones, la violencia sexual y el desplazamiento forzado. En la actualidad, Colombia es aún uno de los muchos epicentros de catástrofe, uno de los muchos lugares donde la tragedia parece ser un evento continuo”. Por eso, insistió, “el arte es importante porque articula y materializa experiencias dolorosas en imágenes capaces de romper el control que impone la violencia”.

De quilates

Increíble pero en Colombia se desperdicia un promedio anual de 264.785 quilates de esmeraldas, cantidad suficiente para producir otras sintéticas y también con potencial de exportación. Lo que se produce como gemas originales —las más famosas del mundo— son dos millones de quilates anuales, que generan alrededor de $21.000 millones al año en ingresos del sector minero, según la Unidad de Planeación-Minero Energética. Claro que la mayoría de estas piedras se venden en bruto y en el país solo se talla alrededor del 10 %. En todo caso, un grupo de estudiantes de Ingeniería de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, desarrolló un proyecto de producción a partir de pequeños fragmentos y polvillo de esmeraldas, los procesan en un horno con reactivos y son capaces de fabricar joyas similares a las que producen minas legendarias como las de Muzo, en Boyacá. El potencial es de al menos 400 joyas al año durante un lustro que durará el proyecto.

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