Durante la audiencia pública ante la Corte Interamericana de Derecho Humanos (Corte IDH), a la que asistió el senador Gustavo Petro en calidad de demandante del Estado colombiano, y Camilo Gómez como director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE), ocurrió un episodio bien particular. Cuando Gómez tomó la palabra para intervenir, lo primero que hizo fue saludar a Petro y preguntarle cómo le había ido en el viaje hasta Costa Rica, sede de la Corte IDH.
La respuesta de Petro fue una pulla al director de la ANDJE. “Bien, ahí fuimos los dos juntos. Usted en primera clase, pero no hay problema”, dijo Petro. A eso le siguió un breve momento de risas en el auditorio y, por supuesto, la respuesta de Gómez: “Con las millas personales, afortunadamente”.
La diligencia que se lleva a cabo en la Corte IDH tiene origen en la demanda que Petro instauró en contra del Estado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por las sanciones que les fueron impuestas por la Procuraduría y la Contraloría cuando era alcalde de Bogotá. Para Petro, las decisiones de estas autoridades administrativas “cercenaron” sus derechos políticos.
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