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Al volante de: Seat Ateca

Reseña, características y sensaciones de la línea con la que la marca española, del grupo Volkswagen, incursionó en el segmento SUV.

Nicolás Fernández
10 de octubre de 2020 - 03:00 p. m.
Al volante de: Seat Ateca
Foto: Vistadiferent

“Líneas curvas”, “carrocerías robustas”, “imagen deportiva”, “imagen más deportiva” (sí, casi enmarcando un inicio y un fin en lo deportivo), “cortes”, “ángulos”... Estos son algunos de los enunciados más utilizados por quienes reseñan y presentan los nuevos productos de la industria automotriz. ¿Por qué mencionarlos? Vale la pena, o por lo menos en este caso, por que si hay un producto que en serio es llamativo por su estructura es la línea Ateca, del fabricante catalán Seat.

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Ateca fue presentado en 2016, durante el autoshow de Ginebra (Suiza), como el primer SUV que Seat, una marca comúnmente relacionada con productos hatchback y carros de reservadas dimensiones, llevaba a los mercados mundiales. En su momento compitió en una categoría compacta, que hoy parece inclinarse más hacia lo mediano, tras la incursión de referencias como la CX-30 de Mazda.

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Los catalanes, motivados, quizá, por los diseños y la experiencia alemanes que caracterizan al grupo Volkswagen, hicieron de su primer SUV una pieza con más virtudes que falencias o, por lo menos, esa fue la experiencia del equipo de Al Volante de… de El Espectador.

El arte de lo simple

Seat se arriesgó por lo simple. La firma creó un producto para aquellos que consideran que el segmento es cada día más exuberante. Diseñó algo austero, nada pretencioso, que difiere de los diseños franceses, norteamericanos y japoneses.

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Arriesgaron con el corte, creando un auto libre de las ya mencionadas “líneas curvas” e “imágenes deportivas”. Uno simple (bastante) que parece plasmar en los 4,3 metros de largo, 1,8 de ancho y 1,6 de alto, la imagen que tendría casi cualquier persona cuando imagina una camioneta (crossover, en este caso puntual).

Ateca es llamativa por su sencillez. En un segmento compuesto por coches con carrocerías llamativas, varias tonalidades en un mismo diseño y luces con formas y direcciones poco tradicionales, la alternativa catalana que se fabrica en República Checa contrasta.

El habitáculo es testigo y vocero de la sencillez, al incluir detalles como una tapicería en alcántara sin costuras en una tonalidad diferente al negro; asientos con calefacción (para conductor y copiloto) y un prominente techo panorámico de cristal. En tres adjetivos: es sutil, sobrio y elegante.

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Su sistema de infoentretenimiento, con pantalla de ocho pulgadas, no es llamativo ni contrasta con los demás materiales (plásticos suaves y detalles que indican calidad) del interior. Es vanguardista e incluye Android Auto y Apple Car Play, pero exige que sus ocupantes interactúen y se familiaricen con su funcionamiento, pues, bien podría decirse, no es el más intuitivo del segmento y no incluye, por ejemplo, un punto de carga inalámbrico.

Placer al volante y para el bolsillo

Una vez accionado el botón de encendido de Ateca, un motor turbocargador diésel de 2.0 litros entra en contacto con una transmisión de doble embrague DSG, con seis velocidades.

El confort prima al volante del Seat Ateca. No hay sensaciones exageradas de jaloneos ni inestabilidades excesivas para sus ocupantes, aunque aparecerán, como es común en este tipo de vehículos, en una curva, debido, en mayor medida, a la altura al piso (184 milímetros).

A pesar de ser un SUV compacto, ocupar cualquiera de las plazas de la Ateca da la impresión de estar dentro de un auto alto. Esta versión (Style Sport 2.0 TDI CR DSG) está diseñada para el asfalto y los terrenos regulares. Su tracción es delantera y, debido al tipo de combustible que usa, es común escuchar cómo el motor trabaja cuando alcanza o supera las 2.000 rpm.

Ateca en ningún momento se siente como un coche lento. Está claro, no está diseñado para ser un auto veloz, sus cualidades están en la comodidad y el espacio para sus usuarios y sus 510 litros de capacidad en el baúl son evidencia de ello; sin embargo, los 143 caballos de poder del motor y los 320 Nm de torque entregan más de una emoción… si no, el coche cuenta con una opción para conducirlo de forma manual, con paletas tras el volante.

La cifra de consumo hace parte de los datos llamativos de este modelo. Hay que tener en cuenta que en Colombia el precio del diésel es inferior al de la gasolina tradicional, por lo que, a la fecha, una carga completa de su tanque puede oscilar ente los $100.000 y $110.000, y permite recorrer más de 550 km (claro, esto varía según los hábitos de conducción). En promedio, Ateca entrega entre 46 y 50 kilómetros por galón. Paz en el bolsillo del conductor.

El primer SUV que Seat llevó a los mercados sobresale en seguridad. Incluye siete airbags y una estructura diseñada para evitar lesiones graves en sus ocupantes, algo comprobado por la organización LatinNcap, quienes le otorgaron una calificación de cinco estrellas y aprobaron el funcionamiento del control electrónico de estabilidad.

Seat acertó con Ateca. La opción a la que tuvo acceso este medio tiene un precio de $ 112’990.000 y seguramente es la indicada para quienes priman el espacio, la economía y el diseño, elegante y sobrio (más adjetivos para este SUV).

Nicolás Fernández

Por Nicolás Fernández

Periodista de autos y creador de secciones como Líderes del Mercado y El Mecánico Recomienda.nefernandez@elespectador.com

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