#21E: medidor para autoridades y manifestantes

La Plaza de Bolívar acogerá la primera manifestación oficial del año. Será la oportunidad de tantear con cuánto apoyo cuentan los promotores de la movilización y hasta dónde llegará el discurso conciliador de la nueva administración distrital.

Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com
21 de enero de 2020 - 03:33 a. m.
Durante la semana pasada, manifestaciones y disturbios en la U. Nacional ambientaron el retorno del paro. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Durante la semana pasada, manifestaciones y disturbios en la U. Nacional ambientaron el retorno del paro. / Mauricio Alvarado - El Espectador

El paro nacional también se tomó vacaciones. El combustible de las manifestaciones, que comenzaron el pasado 21 de noviembre, se acabó en la víspera de la Navidad sin que los promotores del paro obtuvieran respuesta a las peticiones que elevaron al presidente Iván Duque. Por eso esta semana se prevé difícil para la movilidad, ya que no solo los entornos estudiantil y laboral regresan a la normalidad, sino también los manifestantes que colmaron las calles durante casi cuatro semanas. La marcha de hoy será un medidor tanto para los manifestantes como para el nuevo gobierno distrital y podría definir cómo se desarrollará la movilización social durante la alcaldía de Claudia López.

En principio, la primera marcha oficial del año pondrá a prueba qué tanto apoyo ciudadano conservan los reclamos que hizo el Comité del Paro. Si bien en la primera etapa de movilizaciones hubo jornadas históricas, con ríos de gente en las calles, protestas novedosas y cacerolazos nada habituales en el país, no se puede obviar que las últimas manifestaciones del año pasado menguaron su volumen de forma significativa. Esta vez las motivaciones de la jornada son rechazar el asesinato de líderes sociales y exigir claridad sobre el escándalo de interceptaciones ilegales. Los dos temas han despertado la indignación de un sector de la ciudadanía, pero solo las calles dirán cuánto sumaron estas nuevas banderas.

Esta movilización también calibrará el cumplimiento de compromisos planteados por ambas partes. El movimiento social pretende conquistar cada vez más adeptos, por lo que su compromiso inicial es afectar lo menos posible la movilidad. De hecho, la convocatoria que se está haciendo hoy es a un cacerolazo a las 5:00 p.m. en la Plaza de Bolívar, pero la idea no es marchar desde puntos de concentración, como fue constante el año pasado.

Ante esto, el Distrito no tomó mayores medidas para evitar la congestión en las vías, pero sí anunció una especial supervisión de Transmilenio y otras infraestructuras públicas. Solo en estos lugares habrá uniformados de forma permanente, y para la movilización el compromiso es otro: desescalar la tensión entre manifestantes y autoridades, sobre todo con el Esmad. Para intentarlo, la alcaldesa López diseñó un plan con el que busca que el escuadrón antidisturbios sea la última opción de intervención. El nuevo protocolo, centrado en el diálogo, sorteará su primera gran prueba teniendo en cuenta que ya se usó la semana pasada en las afuerras de la Universidad Nacional, pocas horas después de que se anunció.

Las calles se alistan para recibir una segunda etapa de paro. Más allá de lo que sigan discutiendo el comité  promotor y el Gobierno, las partes deben tener presente que la garantía de una protesta pacífica recae en el cumplimiento de los pactos en pro de bajar la temperatura del revolcón social.

Dudas por rol de “madres gestoras de paz”

El nuevo protocolo del Distrito para acompañar las manifestaciones prevé tres momentos antes de la intervención del Esmad. Un grupo de “madres gestoras de paz” liderará el primero de esos momentos mediante una acción de sanción social contra quienes usen la violencia durante las marchas. Sin embargo, la intención tiene algunos objeciones de manifestantes y expertos.

Según Noel Ruiz, líder estudiantil de la Universidad Nacional, el protocolo es interesante e innovador, pero “se siente que han instrumentalizado la figura materna y hay riesgos en seguridad de las madres, porque no se sabe qué tan preparadas estén en términos de convivencia y seguridad”. Jenny Romero, también portavoz estudiantil de la Nacional, dice que “la mayor crítica es la infantilización por medio de las madres y que en realidad no sabemos cuál será su rol en medio de una convulsión social”.

Para Andrés Nieto, experto en seguridad, “es positivo que se generen nuevas estrategias, pero el temor es que es una movilización donde hay muchas expresiones y el Distrito no garantiza que a estas madres las reconozcan como legítimos actores. Si logran que esta estrategia se aterrice y funcione, sería una innovación para todo el país”.

A los reparos, el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, responde que las madres conocen bien los protocolos de protestas, ya que hacen parte de una organización de derechos humanos. “Ellas tuvieron una capacitación en la Universidad Javeriana, pero por su condición de voluntarias no pueden asumir el rol de gestoras de convivencia. Serán un apoyo y acompañamiento muy simbólico en las  marchas, y  la idea es que muchas de ellas luego sean gestoras de convivencia”.

Por Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com

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