Ampliar la vida útil de Doña Juana: el próximo paso, tras aumento de la tarifa de aseo

Con el visto bueno de la CRA para incrementar la tarifa que se le paga al operador por la disposición de cada tonelada de basura, el consorcio CGR debe construir la planta de lixiviados y resolver el sinnúmero de líos del relleno.

Mónica Rivera Rueda
29 de julio de 2018 - 03:40 p. m.
Archivo El Espectador
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La Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA) dio el aval para aumentar la tarifa que cobra el Consorcio Centro de Gerenciamiento de Residuos (CGR) por la disposición final de las 6.200 toneladas que llegan a diario al relleno sanitario de Doña Juana. Las consideraciones son varias. A pesar de que el incremento no fue el esperado por el privado, se busca que, con estos recursos, la empresa solucione los múltiples problemas de la operación y, en esencia, cumpla con lo que se estipuló en el contrato firmado con el Distrito.

Entre ellos, construir la planta de lixiviados (líquidos que producen las basuras), las chimeneas para evitar la acumulación de gases y mejorar las vías para el ingreso de los compactadores. Aunque no está estipulado de manera expresa, es claro que esto apunta a un objetivo claro: conseguir que la ANLA dé el aval para aumentar la vida útil del relleno (tiene licencia hasta 2022), al que llegan las basuras de Bogotá y los municipios de Cáqueza, Choachí, Fosca, Une, Ubaque y Gutiérrez.

Pero, ¿de dónde saldrá el dinero? Al ser un servicio público, del bolsillo de los usuarios, a través del recibo del agua. Por ello, la decisión estaba en manos de la CRA, que avaló un aumento de la tarifa de aseo, que oscilará entre $275 (para el estrato uno) y $3.225 (para el estrato seis). Este sobrecargo “se empezaría a reflejar en noviembre. Sin embargo, como el incremento será máximo del 10 %, el cambio será imperceptible”, dijo Yanlícer Pérez, subdirector de Recolección, Barrido y Limpieza de la Uaesp.

Por su parte, para el operador, que ha sido investigado por la Fiscalía, la Procuraduría, la Personería y la Contraloría por sus deficiencias en el servicio, la decisión de la CRA no sólo se convierte en un alivio fiscal, sino en respaldo a la única excusa que ha esgrimido cuando se le cuestiona por los incumplimientos del contrato: la falta de recursos para operar.

El anuncio también destraba las negociaciones entre el socio mayoritario de CGR (la brasileña Estre Ambiental), con el grupo francés Suez, dueño de Aguas de Barcelona, que espera entrar al negocio del aseo en el país. Con el aumento, el consorcio se hace comercialmente atractivo, pues ahora recibirá $40.500 por cada tonelada que llegue al relleno, en vez de los $21.559 que venía recibiendo, con lo que tendrá flujo de caja para normalizar y mejorar su operación, con ingresos que pasarán de $36.000 millones a $72.000 millones al año.

La tarifa de aseo

La decisión, que hoy celebra el operador de Doña Juana, contrasta con el anuncio hecho por el alcalde Enrique Peñalosa el pasado 12 de febrero, cuando puso en marcha el nuevo esquema de aseo, de rebajar la tarifa un 10 %. La promesa estaba soportada en que el nuevo modelo no sólo obligaba a los cinco operadores a realizar otras labores como el corte de césped, instalar cestas, barrer y limpiar calles, sino que debían ofrecer unos beneficios, llamados “tarifas de hacer”, que permitirían a los habitantes evidenciar un ahorro en la factura de agua a partir de mayo. Pero con la reciente autorización de la CRA, ese ahorro no se sentirá, pues los ciudadanos finalmente seguirán pagando lo mismo, sólo que los montos ahora se redistribuirán.

¿Cómo? La tarifa de aseo es el costo que pagan los ciudadanos por mantener limpia la ciudad. Entre ellas está el barrido y la limpieza del espacio público, la poda de árboles, el corte de césped y la recolección de basura, que actualmente realizan cinco operadores. Por otro lado, está el proceso de disposición final de todo lo que recogen estos operadores, es decir, la disposición final de los residuos y el tratamiento de lixiviados, que está a cargo del consorcio CGR, administrador del relleno de Doña Juana.

Para obtener la tarifa que se le cobra a cada usuario, el Distrito obtiene una cifra global de todos los gastos generados en la ciudad por estos servicios y luego se dividirá por la cantidad de suscriptores. Pero allí no acaba todo, pues para cada estrato existe una serie de subsidios o sobrecostos, que garantizan que la tarifa se ajuste a los ingresos de quienes pagan (ver recuadro). Teniendo en cuenta esto, el descuento que se hizo en el primer semestre del año se aplicó a la recolección de basura. Ahora el incremento que regirá a partir de noviembre será sobre la tarifa de disposición final.

Aunque el aumento era esperado por el consorcio y el Distrito, la decisión no ha sido ajena a las críticas, en especial desde el Concejo de la ciudad. Por ejemplo, el concejal Roberto Hinestrosa (Cambio Radical) recordó que cuando CGR firmó el contrato de operación de Doña Juana en 2010 prometió una rebaja en la tarifa de aseo que nunca cumplió. Por su parte, Emel Rojas (Libres) aseveró que en los últimos seis años la tarifa de aseo ha aumentado 40 %. “El agravante es que el consorcio, que no ha podido cumplir con las responsabilidades del contrato, vaya a ganar mucho más y, en paralelo, la clase media siga siendo la más golpeada con los aumentos en la tarifa”.

¿A dónde van los recursos?

De acuerdo con Yanlícer Pérez, subdirector de Recolección, Barrido y Limpieza de la Uaesp, luego de que se notifique el aumento de la tarifa, CGR tendrá que entregar un informe de cómo invertirá los recursos que comenzarán a recibir desde noviembre. “Aunque no se va a dar un cambio inmediato, sí tendrán mayor flujo de caja para atender los problemas urgentes”. Entre estos está el mejoramiento de las vías, tema por el que en abril se presentó un represamiento de basuras en la capital; la actualización de la maquinaria de recepción de residuos; la puesta en marcha de los planes para disminuir la presencia de ratas y moscas en los barrios aledaños, y la tecnificación de los procesos y planes de mejoramiento del relleno.

Sin embargo, uno de los temas de mayor prioridad es la construcción de la nueva planta de lixiviados, importante para mejorar las condiciones en que llegan estos deshechos al río Tunjuelo. Aunque, para Pérez, en este punto no habrá avances este año, se espera que para los primeros meses del próximo comience la construcción, que costará alrededor de $83.000 millones. Todas estas actividades son claves, pues en gran parte, de esto depende que la ANLA aumente la vida útil del relleno, a la que por ahora sólo le quedan cuatro años y es una de las principales preocupaciones en la ciudad, ante la falta de alternativas para reemplazar al Doña Juana.

El cambio de tarifa fue celebrado tanto por la Uaesp, que espera se vean las mejoras en Doña Juana, como por el Gobierno Nacional. De acuerdo con el viceministro de Aguas, Jorge Carrillo, la principal necesidad en este momento es mejorar las condiciones de vida de las personas que residen cerca del relleno y la forma en que se están disponiendo los residuos, pues se sigue incurriendo en prácticas por las que ya ha sido sancionado CGR.

Por ahora, mientras se dan los cambios en la capital, desde el mismo Gobierno se prevé que la decisión podría tener un impacto nacional, porque rellenos sanitarios como el de La Pradera, en Medellín, y El Carrasco, en Bucaramanga, con similares problemas que los de Doña Juana, seguramente buscarán de igual forma un reajuste de tarifas para mejorar su operación.

¿Habrá otro aumento a la tarifa de aseo este año?

a Uaesp deberá incluir en los próximos días un otrosí al contrato de aseo en Bogotá, pues los cinco operadores que se encargan de recoger la basura también tendrán que encargarse de los residuos mixtos, entre los que se encuentran los escombros y por los que hubo un vacío legal al comenzar a operar el nuevo esquema.

Esta nueva actividad genera gastos que por ahora está cubriendo la entidad distrital, por lo que la pregunta es qué ocurrirá el próximo año. Por un lado, el Distrito podrá dar los recursos, pero deberá pedir para el presupuesto de 2019 nuevos fondos para este fin o incluirlos en la tarifa del aseo, lo que representaría un nuevo aumento.

Por Mónica Rivera Rueda

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