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Arranca la segunda fase de los Centros de Atención a Drogodependientes

Ahora, con el respaldo de comunidades y consumidores, llegan cinco centros nuevos y uno de consumo controlado.

Camilo Segura Álvarez
31 de enero de 2013 - 08:03 p. m.
La unidad móvil de El Bronx ha sido objeto de amenazas y es la que más drogodependientes atiende.  / Archivo
La unidad móvil de El Bronx ha sido objeto de amenazas y es la que más drogodependientes atiende. / Archivo

Cuando en septiembre pasado entraron a funcionar los Camad, sobraron pronósticos desde todas las tribunas. Que el alcalde “se la había fumado verde”, que iban a ser expendios legales de estupefacientes, que iban a generar más delincuencia e, incluso, que estaban montados en contubernio con bandas de microtráfico. Hoy, los resultados obtenidos por esas unidades móviles parecen controvertir esos augurios, pero también generan interrogantes sobre el efecto en las cifras del consumo y el impacto que puede tener la segunda fase de esta política en la ciudad.

En cuatro meses de funcionamiento, las dos unidades móviles de atención a drogodependientes (en El Bronx y en el barrio El Amparo) han atendido a 2.510 personas, han realizado 8.496 procedimientos y, de ellos, 1.764 han estado condicionados directamente por circunstancias del consumo, según cifras reveladas por el secretario de Salud, Guillermo Jaramillo.

Además, de acuerdo con el mismo balance, 736 personas han sido “canalizadas” (remitidas) a hogares de paso u hospitales y 68 drogodependientes se han sometido al tratamiento para el control de adicciones.

De acuerdo con el balance presentado en el día de ayer por el Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana (Ceacsc), encargado del diseño de los Camad, el impacto de estas unidades móviles no sólo se ha visto reflejado en la disminución de muertes o violencias relacionadas con el consumo, también en la atención integral de las personas que, voluntariamente, se han sometido a una valoración y al tratamiento profesional que la Alcaldía ha pretendido llevar a estas zonas.

Según el Ceacsc, el método de trabajo ha sido beneficioso para medir los impactos de un nuevo modelo de tratamiento para el flagelo de las drogas. El diagnóstico de las zonas con mayor cantidad de población vulnerable, los grupos conversacionales en los que se ha diagnosticado la cantidad y el perfil médico de drogodependientes, así como el enrutamiento y el tratamiento psicoterapéutico de cada individuo, han permitido que hoy haya 1.037 personas víctimas de este problema de salud pública identificadas y que, sin pertenecer a ninguno de los niveles de aseguramiento en salud, han sido sujetos de derecho durante los pasados cuatro meses.

Las expectativas de la administración distrital son pretenciosas. La idea es contar con el apoyo financiero y logístico del Fondo de Vigilancia y Seguridad, del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron) y el aval técnico del Ministerio de Salud y Protección Social. Más aún cuando durante los últimos días llegó al Ministerio un cuestionario sobre la pertinencia de los Camad y su función social, formulado por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, el cual deberá ser respondido conjuntamente por Jaramillo y Aldemar Parra, quien hoy es el coordinador del grupo de salud mental del Minsalud, y que, según conoció este diario, tendrá un concepto muy favorable en representación del gobierno central.

Y es que la expansión del modelo de drogas de Petro necesita de esa colaboración. Con el fin de cumplir la meta de tener un centro de consumo controlado para heroinómanos, la Secretaría de Salud necesita el aval del Minsalud para proveer metadona, un medicamento necesario en los tratamientos de este tipo de drogodependencia. Según reveló Jaramillo, la idea no es dar heroína, ni sustancias ilegales, sino diseñar una estrategia integral que vaya desde los medicamentos hasta la atención psicosocial.

Para eso será necesario que la Secretaría financie un estudio sobre consumo de heroína en la ciudad y su relación con la expansión de enfermedades como el VIH/sida y la hepatitis; un estudio que no se realiza desde hace diez años y sin el cual sería inviable la creación del centro.

El otro propósito de la administración para 2013 es que haya cinco nuevos Camad en las localidades de San Cristóbal, Suba, Kennedy y Bosa, así como en la Cárcel Distrital.

Los interrogantes que deja el éxito del programa piloto de los Camad giran en torno a si el modelo está llevando a la superación de la drogodependencia para quienes son atendidos o a la mitigación de la misma. “Cuando a uno lo atienden y llega al hogar de paso, todo está bien, pero si no podemos ingresar a un programa completo es muy fácil que recaigamos”, confiesan María Etelvina y Pablo, dos hermanos que han sido pacientes, han recaído y hoy siguen asistiendo al Camad, a cuyos médicos “les agradecemos el conservar la vida”.

Por Camilo Segura Álvarez

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