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“Asesino de Monserrate”, un psicópata sin cura

El Espectador habló con un perfilador de asesinos en serie, quien dijo que fue un error haber detenido la búsqueda, ya que, según su experiencia, podrían ser mínimo 40 víctimas.

Jaime Flórez Suárez
23 de febrero de 2016 - 03:50 a. m.

Freddy Valencia, conocido como el “Asesino de Monserrate”, compareció ayer ante un juez de garantías. En diciembre ya le habían imputado cargos por el primer cuerpo que encontraron. Esta vez la Fiscalía le imputó cargos por homicidio agravado y acceso carnal violento, por 8 de los 11 cuerpos que hallaron en inmediaciones de su cambuche. Aunque el caso en sí es escalofriante, lo complejo es que podría ser de una magnitud aún mayor. El Espectador habló con Belisario Valbuena, perfilador de asesinos en serie para entender la mente de este criminal. El profesional sugiere que 11 víctimas apenas es el comienzo, ya que, según sus cálculos, podrían ser más.

¿Cuál es su análisis de todo este caso?

Creo que Freddy Valencia mató al menos a 40 mujeres. Dice que a los 26 años empezó a consumir drogas, porque lo abandonó una mujer. Esa es una manipulación para justificar cómo se volvió asesino serial. Además, que llevó a su cambuche a un centenar de mujeres y que no a todas las mató. Sin embargo, al psicópata serial no le genera placer el sexo, sino someter a la víctima, humillarla y tener el poder sobre su vida. Por eso su modus operandi fue estrangularlas, porque es algo íntimo y cercano, puede ver cómo se le va la vida a la víctima.

¿Por qué calcula que pueden ser 40 víctimas?

En la perfilación del asesino serial hay algo llamado escalada criminal, que empieza con delitos simples, pasa al acceso carnal violento y, como no es suficiente, llega al homicidio, que es lo que realmente le produce placer. Estos sujetos no buscan una víctima al año, son predadores. Además, si analizamos el nicho donde delinquía (el sector de la L o el Bronx), fácilmente podía conseguir mujeres adictas y ofrecerles estadía en su cambuche a cambio de favores sexuales. Sin embargo, no me creo el cuento del favor sexual. Considero que el sujeto utilizaba el engaño de darle comida y droga para asaltarlas sexualmente. Estos sujetos necesitan la violencia para sentir placer.

¿Realmente pueden ser tantas?

No son sujetos que se conformen con asesinar una vez al año. Esto empieza a volverse compulsivo, lo necesita tanto como la droga. No diariamente, porque sienten cierta conciencia moral al saber que es delito. Sin embargo, por las características del caso, me hace pensar que por lo menos tendría entre dos o tres víctimas al mes.

Si en la zona vivían otras personas, ¿por qué nadie denunció?

Tengo información de que Valencia alquilaba esos cambuches por $10 mil o $15 mil y era quien dominaba la zona. Y es en ese contexto donde se le facilitaba atacar a las víctimas. Hubo testimonios de vecinos de cambuches que decían que escuchaban los gritos de las víctimas y sentían el olor nauseabundo, porque él guardaba los cadáveres.

¿Por qué conservarlos?

Hay asesinos seriales que llegan a ser necrófilos, es decir, que tienen actos sexuales con el cadáver. Valencia lo niega, pero si sentía ese afecto por la muerte, es posible que hubiera tenido conductas necrófilas. Si no las tuviera, después del crimen se hubiera liberado del cadáver. Pero él no lo hacía. Lo tenía un tiempo, hasta que no aguantaba la descomposición. Luego las enterraba en las fosas que tenía establecidas.

Sólo lo han procesado por algunos cuerpos…

Él fue hábil al aceptar un homicidio. El reto de la Fiscalía es adjudicarle científicamente las otras víctimas y seguir buscando más. Preocupa que las autoridades hubieran suspendido la búsqueda, porque seguro hay más víctimas y no hay que esperar a que él confiese. En su astucia, que es otro rasgo del psicópata, él guardará silencio.

¿Su abogado puede alegar enfermedad mental para que lo declaren inimputable?

No veo que progrese esa teoría, ya que el dictamen de Medicina Legal certifica que Valencia tiene un trastorno antisocial de personalidad, es decir, que tiene la capacidad de autodeterminarse, que es un sujeto que de manera fría, sin empatía y calculada captaba a la víctima, la llevaba al cambuche, la atacaba sexualmente y la mataba. Hay que resaltar que el dictamen en el caso de Freddy Valencia parece una lección aprendida del caso de Javier Velasco, quien asesinó a Rosa Elvira Cely.

¿Cómo aportó ese caso en esta historia?

Velasco ya había asesinado a otra mujer, con un modus operandi similar: la invitó a tomar cerveza, la llevó a su taller, la agredió sexualmente, la mató con un machete, durmió con el cadáver y después tiró su cuerpo en un sitio donde dejan la basura. Luego, cuando fue a juicio, se encontró que tenía problemas con el alcohol y que convenientemente no recordaba lo que había pasado. Medicina Legal le diagnosticó trastorno limítrofe de personalidad, lo declaró inimputable y sugirió que era mejor un tratamiento que la cárcel. El sujeto, al ser manipulador, asistió a dos sesiones y después se escapó. Volvimos a saber de él cuando mató a Rosa Elvira, en el Parque Nacional. De este caso aprendió Medicina Legal.

¿Cuál es la diferencia con el dictamen de Valencia?

Que esta vez se supo hacer un dictamen, donde se consideró algo que en psicología llamamos las estrategias de manipulación del psicópata, donde quiere mostrar otra cara, dar otra historia y justificar sus crímenes. En el caso de Valencia, recuerden que habló del abandono de su madre y el de una pareja, que le fue infiel, lo que lo llevó a sentir odio hacia las mujeres y por eso se convirtió en asesino. Eso es falso. Científicamente es imposible, porque si fuera así todos los que hemos tenido una decepción amorosa, maltrato o abandono en la infancia nos volveríamos asesinos seriales.

¿Los crímenes de Valencia se podrían catalogar como feminicidio?

Por supuesto. Estamos hablando de feminicidio serial. Incluso, este sujeto ha señalado que sentía odio y rencor hacia la mujer por el hecho de ser mujer. Eso es lo que diferencia el feminicidio de otras clases de homicidio. Se le podría aplicar la ley de feminicidio con todo el rigor. El problema sería que tuviese una víctima a partir de la entrada en vigencia de la ley.

Si logran identificar al menos una víctima luego de la entrada en vigencia de la Ley del Feminicidio, ¿cómo sería el proceso?

Tendría que haber una correlación entre los hallazgos de los cadáveres y el momento en que desaparece la víctima. Aquí hay que hacer una labor en el área geográfica donde delinquía Freddy Valencia, que hasta el momento desconozco si se ha hecho. Buscar los testigos y correlacionar la autoría que posiblemente tuvo Freddy Valencia con ese crimen. Incluso, aprovechar que con antropología forense puede determinarse el tiempo de muerte.

Pero, por ahora, parece que no se le podrá aplicar la Ley de Feminicidio o Rosa Elvira Cely. ¿Cómo debería enfrentar este caso la Fiscalía?

Debe buscar la máxima pena, porque no sólo es homicidio agravado, sino que hay más delitos. La Fiscalía debe buscar que su pena llegue por lo menos a 50 años. Además, que no le permitan beneficio por confesión o cooperación con la justicia, porque él lo hace para manipular. Los psicópatas no se arrepienten de sus crímenes. Haga cuentas. Valencia aún es joven y si lo condenan a 40 años, por aceptar los crímenes le rebajan a 20 años. Y si a eso le resta rebajas por estudio o trabajo, saldría en máximo 16 años para seguir matando. Los psicópatas no tienen cura. Debemos hacer esa prospectiva para evitar que eso vuelva a ocurrir con este asesino serial.

¿Podría llegar a ofrecer perdón?

Sería una estrategia de manipulación más. El psicópata no tiene esa capacidad, emocionalmente es autista. Para él, el sufrimiento de las víctimas le genera placer. Y si no entendió el sufrimiento de las víctimas, menos entenderá el dolor de los familiares. Si pide perdón va a ser falso. Sólo será para buscar beneficios con la justicia.

¿Hay algún antecedente de un caso similar?

Sí, el de Daniel Camargo Barbosa, un asesino serial que nació en Cundinamarca. Se le conoció como el “Sádico del charquito”. Violaba, torturaba y asesinaba a mujeres. Al igual que Freddy Valencia, era un sujeto manipulador e inteligente. Se presume que mató en promedio a 150 mujeres en Colombia, Ecuador y Brasil. Es el antecedente que tenemos con otro asesino serial, feminicida, similar al “Asesino de Monserrate”.

Este tipo de casos parecen más comunes en Estados Unidos que en Colombia.

Hay que romper el mito de que el asesino serial en Colombia no es común. Lo que pasa es que en Estados Unidos hay más, porque hay más población. Segundo, el territorio estadounidense se presta para el favorecimiento del homicidio serial. Allí es muy fácil abandonar los cadáveres. Además, acá lamentablemente se descubre tarde, después de que, como en este caso, el sujeto admite por lo menos 11 víctimas, pero estoy seguro de que hay más.

Habla de la relación del entorno geográfico. ¿Cómo se relaciona el de Freddy Valencia con su actuar?

Su zona de confort , donde comete los crímenes, es importante. Según el modelo inglés, no hay sólo un perfil criminal del asesino serial, sino también un perfil geográfico. Una zona donde el criminal se siente cómodo asesinando. Ahí puede captar, atacar y esconder los cadáveres. La zona le permite hacer esos tres procesos. Los cerros orientales son un lugar favorable, mucho más si el sujeto no sólo tenía ahí su residencia, sino que tenía un negocio de alquilar cambuches. Era un área que a él le pertenecía. Él conocía bien. Lo mismo que la zona de la L, el Bronx o el Cartucho, donde iba a captar a las víctimas.

¿Cómo las escogía?

Eran mujeres que nadie extrañaba, que estuvieran sumidas en la indigencia, en el consumo de drogas y que precisamente habían sido desligadas de sus familias. Es la victimología perfecta. Por ejemplo, el “Monstruo de los Cañaduzales” usaba la fachada de vender helados para buscar niños de extracción humilde. Ellos saben que las autoridades no van a prestar mucha atención en ese tipo de víctimas y que los esfuerzos de búsqueda no serán suficientes ni habrá una investigación rigurosa. Si ocurre, es después de encontrar muchos cadáveres o de conocer muchas denuncias en una zona. Entonces la Policía se alerta. Pero antes, lastimosamente, no hay preocupación por el tema. Eso favorece a que el asesino serial siga en su escalada criminal.

¿Cómo define a Freddy Valencia?

Es un psicópata serial sexual. Es un sujeto manipulador con falta de empatía. No siente remordimiento por sus crímenes ni consideración por el sufrimiento de la víctima. Es un predador y vivía para eso. De hecho, el dinero que conseguía lo usaba para captar las víctimas, en llevarlas a su zona de confort, en atacarlas y ultimarlas. El hecho de ser adicto no tiene correlación con el hecho de ser asesino. Esto es parte de su escalada criminal, de su modus operandi. Un sujeto astuto, que a través de una aparente historia familiar de abandono quiere justificar sus delitos y obtener beneficios de la justicia. Es un sujeto que no tiene redención. Si él saliera mañana de la cárcel, haría lo mismo. Peor aún, lo perfeccionaría. Esos sujetos tienen memoria forense. Analizan la equivocación que los llevó a ser atrapados y la corrigen. Eso aumenta su peligrosidad. Ese es uno de los argumentos que deben usar no sólo el fiscal sino Medicina Legal, para pedir la máxima pena.

En cuanto a asesinos sexuales y seriales, ¿cuáles son las lecciones aprendidas para el caso colombiano?

El asesino busca fachadas donde la Policía no se involucra. A ésta no le interesa, por ejemplo, investigar a un indigente. En algunos casos por desprecio, por asco, por algún sentimiento adverso que tenemos los seres humanos. Entonces, fíjese cómo en el caso de Valencia la lección es que en un contexto en el que la Policía no coloca sus ojos había un asesino serial. Fue un caso fortuito el que permitió descubrirlo. Incluso, no habríamos sabido qué tan prolijo era en sus víctimas si él mismo no lo hubiera contado. De lo contario, estoy seguro de que sólo se la hubiera jugado por una víctima, que fue encontrada. Como dije, estoy seguro de que hay más víctimas de lo que él admite y de lo que los investigadores del caso han encontrado hasta la fecha.

Por Jaime Flórez Suárez

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