Bogotá, la más riesgosa para los habitantes de calle

Un documento recogió las cifras oficiales sobre los últimos 10 años de agresiones y homicidios contra habitantes de calle. Aunque hay un evidente subregistro, preocupan las maneras en que son asesinados.

Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar
21 de diciembre de 2018 - 03:00 a. m.
Archivo El Espectador.
Archivo El Espectador.

Colombia lleva casi sesenta años tratando de descifrar la fórmula para atender a los habitantes de calle. Aunque varias ciudades avanzan en sus planes para acogerlos y atenderlos, hay un eterno debate sobre cómo se deben integrar al circuito social. Mientras en Bogotá, la administración y diferentes organizaciones sociales preparan eventos en su nombre, un preocupante informe evidencia que el núcleo del asunto es primero pensar en cómo no segregarlos antes de buscar fórmulas para atenderlos.

Quien crea que lo más difícil para esta población es pensar cada día dónde dormir o qué comer está equivocado. Sin duda, lo que más sufren es la violencia sigilosa, resultado de su extrema vulnerabilidad. Esa es la principal conclusión que arrojan el trabajo realizado por la ONG Temblores, en el que documentan los atropellos sufridos por los habitantes de la calle en los últimos diez años.

Del informe se derivan otras hipótesis desalentadoras. Por ejemplo, que el Estado no lleva un registro exacto de los homicidios y agresiones contra esta población; que Bogotá, con el 70 % de casos de violencia física, es la ciudad más riesgosa para los habitantes de calle, o que al menos uno de ellos muere asesinado cada día.

“Los Nunca Nadie (Los N.N.)” es el nombre del documento en el que se recogen estadísticas nacionales, entre 2007 y 2017, de violencia contra la población callejera. La diferencia entre las cifras oficiales evidencia un subregistro y la falta de protocolos formales a la hora de reunir los datos. Por ejemplo, mientras Medicina Legal reporta en la última década 1.238 homicidios y 7.868 lesiones contra habitantes de calle en Bogotá, la Fiscalía y la Policía dicen que fueron 1.175 asesinados y 988 agredidos.

Sebastián Lanz, coordinador general del informe, explica que este fue elaborado como ejercicio de denuncia y de memoria, en el que lo más representativo es que esta población ni siquiera es una estadística mal hecha. También cuenta cómo obtuvieron los datos y por qué son confiables. “El documento registra datos a nivel nacional, que obtuvimos por medio de derechos de petición a Fiscalía, Policía y Medicina Legal. Mientras indagamos, realizamos sesiones de trabajo de campo en lo que fue el Bronx, para tener testimonios. El título del informe es por el sentimiento de impotencia que nos generó ver las desgarradoras cifras y ver que estas personas no llegan ni a ser una estadística”.

Los miedos de los habitantes de calle

De acuerdo con el informe, Bogotá es epicentro de hechos violentos contra los habitantes de calle, junto a Valle del Cauca y Antioquia. En la capital, según datos de Medicina Legal, en los últimos años han sido asesinados 1.238 ciudadanos sin techo. En el mismo lapso, en el Valle, departamento que registra los incrementos más preocupantes, hubo 1.237 homicidios; mientras que en Antioquia hubo 584 (ver gráfico). Al explorar los detalles de las cifras nacionales se evidencia que las noches de los domingos y las armas de fuego son la combinación más letal

De acuerdo con Fiscalía y Policía, durante las noches fueron asesinados 2.098, aunque según Medicina Legal fueron 1.188. Con un 19 % en ambos registros, el domingo es el día en que más habitantes de calle asesinan. En lo que sí se evidencia una gran diferencia es en el tipo de arma empleada para matarlos. Mientras Policía y Fiscalía dicen que en el 27 % de los casos se usa armas de fuego, para Medicina Legal ocurre en el 54 %. Las armas blancas, con un 34 % y un 23 %, respectivamente, son la otra que más emplean.

Estos resultados llaman la atención de quienes, sin habitar la calle, saben todos los movimientos de esta población. El sacerdote fray Gabriel Gutiérrez, a quien sus amigos de la calle le dicen "Fray Ñero", asegura que esto es indicio de que hay fuerzas oscuras, armadas y coordinadas que buscan acabar con esta población. Advierte que la cifra de asesinados con armas de fuego es clave para probar este fenómeno.

“La situación no ha cambiado para nada. Los habitantes de calle hoy viven lo mismo que en el Bronx y siguen siendo instrumentalizados y violentados. Ahora está la preocupación de los datos que tienen las autoridades: no coinciden entre sí o se toman mal, y eso quiere decir que no hay un trabajo serio en torno a ese tema. También llama la atención que ellos no usan armas de fuego, y creo que eso indica que hay grupos oscuros contra esta población”.

En esto coincide Lanz, quien asegura que también lograron documentar que las formas de muerte tienen ciertos aspectos en común. “Hay formas particulares para operar e inmovilizar a los habitantes de calle. Hay muchos ahorcamientos o golpes en el estómago, canillas y rodillas, que son las partes del cuerpo en los que hay desde patadas hasta golpes con objetos contundentes”.

¿Cómo cesar la violencia?

El trabajo que realiza el Distrito está enfocado en la recuperación de estas personas. Sin embargo, respecto a los protocolos y formas de operar en requisas e intervenciones hay poca claridad y se evidencia un círculo vicioso y confuso. Para la Secretaría de Seguridad, la Policía es la encargada de definir las acciones para requisar y capturar habitantes de calle, en caso de que sean sorprendidos cometiendo un delito. Sin embargo, para esta institución, esos protocolos son definidos por Integración Social, que a su vez dice que solo gestiona las estrategias de atención a esta población. Eso, sin contar que las cifras oficiales del Distrito tampoco concuerdan.

Lo que sí rescata y defiende Integración Social es el trabajo que realizan en cuanto a la atención de esta población. La entidad asegura que hay 700 funcionarios que han hecho más de 20.300 recorridos buscando y rescatando habitantes de calle para refugiarlos en sus centros de atención. También defiende la ampliación de los cupos en esos lugares, gracias a la apertura de nuevos centros con enfoque de género y espacio para sus carretas. Y aunque este trabajo es muy importante y suma para su cuidado y atención, lo cierto es que las cifras de violencia contra esta población vulnerable sigue encendiendo las alarmas de las organizaciones sociales, que velan por una vida digna, así sea en las calles.

Por Felipe García Altamar / fgarcia@elespectador.com / @FelipeAltamar

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