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Sigue el debate: ¿clases en casa o volver al salón?

El Distrito evalúa las condiciones para volver a los colegios, pero varias agremiaciones están en contra del regreso a clases presenciales este año.

Kelly Johana Rodríguez
19 de junio de 2020 - 03:00 a. m.
AFP / Raul ARBOLEDA
AFP / Raul ARBOLEDA
Foto: AFP - RAUL ARBOLEDA

Desde que la ministra de Educación, María Victoria Angulo, anunció que estaban listas las directrices para que los colegios que pudieran cumplir los protocolos retornaran a clases presenciales desde el 1° de agosto, se desató una amplia controversia sobre qué tan prudente es que los estudiantes vuelvan a las aulas. La razón: pese al anuncio del Gobierno nacional, las autoridades territoriales deben evaluar si se dan las condiciones para que los niños retomen sus actividades académicas ordinarias.

Como corresponde, la secretaria de Educación de Bogotá, Edna Bonilla, le salió al paso a la discusión y aseguró que no ha tomado una decisión y que, por lo tanto, es incierto que los estudiantes retornen a sus colegios el 1° de agosto. Lo que sí garantizó es que el calendario académico continuará su curso y será el comportamiento de la pandemia el que defina en qué condiciones.

“Cualquier decisión estará fundamentada en tres criterios: la opinión de los científicos, la visión de los miembros de la comunidad educativa y el bienestar de los niños, niñas, jóvenes y maestros, sobre todo, protegiendo la vida. Nos estamos preparando, observando casos internacionales, revisando directrices del Gobierno y atendiendo características propias de la educación en Bogotá. Hemos conformado un equipo que nos está dando unos criterios para decidir cuándo puede ser esa eventual reapertura: el descenso de la curva epidémica, disminución de la positividad en muestras procesadas y control o ausencia de brotes en las localidades”, explicó la secretaria.

Así las cosas, todavía no hay certeza de cuáles serán las condiciones en las que se desarrollará el segundo semestre del calendario académico que, por cierto, inicia el próximo 13 de julio, cuando los estudiantes de los colegios distritales regresen de vacaciones. Mientras se define el asunto, varios gremios del sector educativo se han manifestado, la mayoría en contra de que los niños y jóvenes vuelvan a las aulas.

“La secretaria dijo que en agosto no vamos a regresar, pero deja en veremos los otros meses y creemos que este año no podemos retomar clases presenciales. Si no pueden controlar una plaga de piojos, cómo van a parar una pandemia. Cada día aumentan los casos de COVID-19, hay colegios que ni tienen agua y los padres no tienen recursos para asumir costos de tapabocas y elementos de bioseguridad para sus hijos. Planteamos que se siga desarrollando la virtualidad, que se haga el esfuerzo para dotar a los estudiantes con tablets y computadores”, dijo William Agudelo, presidente de la Asociación Distrital de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación (ADE).

Con esto coincide el presidente de la Confederación Nacional de Padres de Familia, Carlos Ballesteros, quien aseguró que hay colegios oficiales que ni siquiera pueden garantizar medidas básicas de autocuidado, porque no cuentan con suficientes baterías sanitarias, lavamanos y servicio de agua. “Cómo van a hacer para que un niño no se quite el tapabocas, no lo confunda, lo bote o lo pierda; cómo van a hacer aislamiento en las cafeterías; cuántos colegios disponen de camillas, termómetros, balas de oxígeno y personal de salud; quién va a desinfectar los zapatos de niños y profesores a la entrada y salida de los colegios. Todos eso hay que resolverlo. Si nos garantizan que no habrá contagios ni muertos, volvemos”. Asimismo, enfatizó en que es preferible que baje la calidad académica a que un niño pierda la vida por COVID-19.

“Sabemos que hay agobio en las familias y en los niños, pero proponemos crear una política con orientación a la familia, cursos, dinámicas y asesorías para que los padres avancen en la formación, más que en la educación. Adquirir conocimientos se puede hacer en cualquier momento, la nivelación académica se va a hacer cuando sea posible, pero fomentar en los niños valores, afecto, comunicación y buenos hábitos es lo primordial”, agregó.

Asimismo, y en representación de los colegios privados que están en la misma situación, Martha Castillo, presidenta de la Confederación Nacional de Rectores y Colegios Privados (ANDERCOP), explicó que el 89,3 % de los padres de familia de las cerca de 900 instituciones afiliadas manifestaron su intención de no enviar a sus hijos a clases presenciales, por no tener garantías de que los niños no se van a contagiar y tomaron la decisión de culminar el año en casa, usando las ayudas tecnológicas, guías y talleres.

“Somos conscientes de lo fundamental de la presencialidad para el desarrollo y la formación de nuestros estudiantes, pero, por ahora, no podemos ir en contravía de la opinión de los padres que deciden si enviar o no a sus hijos. Los colegios que ya están preparando sus protocolos de bioseguridad se están adaptando para estar listos a retomar clases presenciales en el momento en que la pandemia haya cedido, la curva se haya aplanado y se tenga la confianza de un regreso en condiciones seguras”, expresó la vocera.

Así las cosas, la mayoría de los sectores no ven con optimismo el regreso a la presencialidad, por lo menos, en los próximos meses. La apuesta, entonces, va en favor de continuar con la educación a distancia que, a propósito, ha representado un importante desafío para el sector oficial, que sigue sin subsanar la situación de aquellos que no cuentan con conectividad o dispositivos tecnológicos para acceder a la información en línea. De ahí que la alternancia (combinar presencialidad y virtualidad) tampoco sea una opción que garantice educación de calidad en tiempos de COVID-19.

“Es verdad que Bogotá está mejor que el país en conectividad. En Colombia el 66 % no tiene acceso, mientras que en Bogotá es el 40 %. El grave problema es que el avance en conectividad ha sido ínfimo en los últimos dos meses. A ese ritmo, no se resolverá el problema crucial del momento. Hay que garantizar internet gratuito ya. Para que podamos llegar a la alternancia, necesitamos un esfuerzo previo del Gobierno, el Congreso, los territorios y el sector privado, para garantizar tablet e internet a la gran mayoría de los jóvenes. Hoy la conectividad es parte esencial del derecho a la educación”, explicó el economista y educador Julián de Zubiría, quien hace parte del equipo asesor de la Secretaría Distrital de Educación.

Para el experto, el problema de los protocolos no es si fueron bien diseñados, el verdadero problema es si se pueden cumplir en los colegios del país y si se puede garantizar la distancia social entre los alumnos en el transporte, las clases y los descansos. Pero, afirma, el 90 % de los colegios del país no los puede cumplir, porque tienen demasiados niños en espacios muy pequeños.

“La verdad es que al país le sale más barato garantizar internet gratuito a los estratos 1, 2 y 3, que adecuar toda la infraestructura y el número de docentes que se requiere para implementar las condiciones de bioseguridad. La decisión de abrir los colegios es más difícil que la de reabrir toda la industria. La explicación es sencilla: hay más niños que trabajadores y son menores de edad acostumbrados a abrazar a sus amigos y profesores”, agregó De Zubiría.

Y agregó: “¡Claro que hay que abrir los colegios! Pero debe ser cuando avancemos significativamente en conectividad, cuando aplanemos la curva de contagios y cuando adecuemos los colegios para garantizar las normas de bioseguridad. Esto solo será posible si los estudiantes de bachillerato se trasladan a la virtualidad. Si abrimos los colegios antes de tiempo, el costo en vidas humanas será incalculable. Por ahora, lo recomendable es que en julio retornen a clases presenciales sólo en regiones sin covid”.

Con paciencia, pero sin perder el sentido de urgencia. “Se ha usado el tema muy bonito de proteger la vida de los niños, pero es para justificar el miedo de los adultos”, afirmó Francisco Cajiao, experto y consultor en educación, quien evalúa la situación a partir de lo que él considera es el problema fundamental: el miedo.

Si bien Cajiao cree que hay que tener prudencia y esperar un poco más para volver a la presencialidad en buenas condiciones, enfatiza en que no puede pasar mucho tiempo más sin que los niños retornen al ambiente escolar, porque el encierro, el aislamiento y la falta de socialización son negativos para sus procesos generales de desarrollo. “Estamos llenos de miedo y la información que se da lo alimenta. Hay estudios que muestran que la tasa de contagios en niños es pequeña y la mortalidad baja, pero necesitamos que los epidemiólogos den información específica sobre población infantil, porque se está trabajando con modelos generales para definir el regreso a clases”.

Agregó que dicho miedo ha llevado a crear protocolos imposibles de cumplir y que son contrarios a una vida escolar digna. “Ni siquiera yo me comprometería a tener niños con tapabocas durante cinco horas y que se laven las manos constantemente. Pero los niños en los colegios tienen riesgos más allá del coronavirus. Los niños se contagian de dengue en los colegios y nunca hemos cerrado una institución por eso. Si seguimos pensando que proteger a los niños es evitarles cualquier riesgo, lo mejor es meterlos en un refrigerador. Me parece que hay que bajarle al miedo, que no es perder la precaución, sino moderar la situación”.

En suma, afirmó que los niños no dejan de estar en peligro por quedarse en sus casas donde, en muchas ocasiones, se ven afectados por la violencia, la depresión, el aislamiento y la falta de comunicación. “Eso sí es angustioso”. Pues bien, el debate está en desarrollo y como bien dijo la secretaria de Educación: “La única certeza que tenemos, en este momento, es la incertidumbre”.

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