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Cundinamarca: ¿agua por votos?

En medio de la sequía que tiene al municipio de Facatativá en alerta naranja, candidatos a la Alcaldía han empezado a distribuir el preciado líquido durante sus campañas políticas.

Susana Noguera Montoya
02 de octubre de 2015 - 03:50 a. m.
Personas con prendas de la campaña de Carlos Casasbuenas reparten agua en Facatativá, afirman que el líquido es potable.
Personas con prendas de la campaña de Carlos Casasbuenas reparten agua en Facatativá, afirman que el líquido es potable.

Parece que la sequía se está convirtiendo en estrategia de campaña para algunos candidatos. Al menos eso es lo que muestran las más recientes denuncias de la comunidad sobre aspirantes que llegan a los barrios a repartir agua. Y aunque ellos lo quieren mostrar como un acto desinteresado, las imágenes muestran personajes envueltos en publicidad política.

El primer caso del que se supo, que ya está en conocimiento de la Fiscalía, se registró en el municipio de La Mesa, con el candidato Humberto Barragán y sus carrotanques de Aguas Tequendama. Ahora llegan nuevas denuncias de Facatativá, municipio de la Sabana que en los últimos meses ha soportado una grave crisis con el suministro del líquido, no sólo por la sequía sino por los problemas con el acueducto, que no da abasto por el crecimiento de la población.

En efecto, parece el momento propicio para hacer campaña. En Facatativá, por ejemplo, llevan dos semanas sin agua y el descontento es tal que los pobladores realizaron esta semana un plantón en el parque principal, el cual terminó en una protesta violenta, y luego intentaron bloquear la salida a Bogotá, por la calle 13, afectando a Funza, Mosquera y Madrid.

Durante las manifestaciones los pobladores denunciaron que los carrotanques no llevaban suficiente líquido o lo llevaban con partículas de tierra y un color amarillento. Cuando las autoridades empezaron a indagar de dónde provenía el agua, encontraron que algunos candidatos la repartían como parte de su campaña política.

Por ejemplo, El Espectador conoció fotos en las que aparecen personas que portan chalecos con publicidad del candidato Carlos Casasbuenas, aspirante a la Alcaldía por el Partido Conservador, repartiendo agua de un carrotanque que curiosamente está adornado con banderas azules.

Al consultar a Casasbuenas sobre esta denuncia, su respuesta fue sencilla: está repartiendo agua sin ningún otro interés que el de mitigar la sequía que viven los sectores más vulnerables del municipio. “Este no es un tema político. Cuando llegamos con los carrotanques no me presento como candidato, sino que, como médico que soy, pienso que es un deber humanitario mitigar el problema, especialmente cuando los que tienen esa obligación, como la Alcaldía y la Gobernación, no lo han hecho”, explica.

Y aunque, al igual que él, otros podrían ver la actividad como una ayuda a la población, la interpretación que hace el gobernador (e) de Cundinamarca, Guillermo Rivera, es otra. Para él, en caso de comprobarse, podría configurarse como un acto de corrupción al sufragante, ya que, al estar repartiendo un líquido vital en un momento como este, podría terminar influyendo sobre el electorado. Es por eso que el propio mandatario ha trasladado las denuncias de la comunidad a la Fiscalía. “Dar regalos para influir en el voto de los pobladores es inaceptable, más si se trata de un recurso vital”, dijo Rivera.

Pero el rechazo va más allá del tema político. También es un tema de salud. “Nadie puede garantizar el origen del líquido. Las consecuencias de repartir agua que no está adecuadamente tratada podrían ser terribles”, agregó el mandatario, quien explica que la preocupación obedece a que el agua repartida por particulares no tiene las garantías sanitarias para el consumo humano.

A pesar del debate, lo cierto es que, para los habitantes de Cartagenita, San Benito, Manablanca y otros 60 barrios de Facatativá que llevan dos semanas sin el suministro del líquido, el tema político o la calidad del agua es lo que menos importa. Ellos quieren agua, sin importar de dónde provenga. Es por esto que cuando llega un carrotanque nadie pregunta de dónde viene ni quién lo manda, sólo salen corriendo con sus baldes para no quedarse sin su porción.

Por Susana Noguera Montoya

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