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Advierten demora en la atención a emergencia, tras derrumbe en Doña Juana

Los habitantes de la zona aseguran que en los últimos días han aumentado los malos olores y las moscas, por el mal manejo de las basuras. Operador prometió fumigar viviendas y dice que ha cumplido con los tiempos.

Mónica Rivera Rueda
12 de junio de 2020 - 03:00 a. m.
Al relleno están ingresando alrededor de 5.000 toneladas de basura al día. / El Espectador
Al relleno están ingresando alrededor de 5.000 toneladas de basura al día. / El Espectador
Foto: GUSTAVO TORRIJOS

La presencia de moscas, ratas y malos olores ha sido la constante en los barrios aledaños al relleno Doña Juana, por lo que su aumento siempre será motivo de alerta para los vecinos. Esta vez las condiciones se hicieron insostenibles, pues, según señalan los habitantes de El Mochuelo, los niños y los adultos se han visto afectados por el hedor, mientras que la cantidad de insectos hace casi imposible cocinar.

Esto llevó a que el pasado miércoles, los vecinos de El Mochuelo Alto y Bajo se tomaran la entrada principal de Doña Juana, en busca de soluciones al eterno problema con el que han tenido que lidiar desde que se construyó el relleno en la zona, ya que, según indican sus líderes, en esta oportunidad el problema obedece al mal tratamiento que le ha dado el operador Centro de Gerenciamiento de Residuos (CGR) al deslizamiento, de cerca de 80.000 toneladas, que se registró el pasado 28 de abril.

“Cuando ocurrió el derrumbe, el operador se comprometió a que en un mes iba a tener tapada toda esa basura que quedó a cielo abierto y eso no se pudo hacer, según CGR, por cuestiones internas y el mal clima. Eso es lo que generó el mosquero en toda la comunidad. Entonces, lo que estamos pidiendo es que se tomen acciones”, indicó uno de los líderes de la zona.

Al respecto, la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp) aseguró que está adelantando los procesos, no solo por eso, sino por las irregularidades en las que posiblemente ha incurrido el operador de Doña Juana. Por su parte, el interventor del contrato le dio la razón a la comunidad y lanzó una alerta con respecto a situaciones que se están presentando en el lugar.

Primero, señalan que hay demoras en el traslado de las basuras, por lo que se ha extendido el manejo de la emergencia por el deslizamiento, lo que derivó en un aumento de las moscas desde ese momento. Agregan que el incremento de los malos olores se debe a la descomposición de los residuos orgánicos que no han sido recogidos y la carencia de una cobertura sobre los mismos.

Además, aseguran que hay retrasos en la construcción de celdas de disposición, así como en la entrega de la terraza 3, adonde serían llevados parte de los residuos que quedaron al aire libre tras el deslizamiento. En un primer momento, se acordó la entrega el 28 de febrero, pero no se hizo, por lo que CGR se comprometió a hacerlo el 13 de mayo, pero tampoco cumplió el plazo.

Pese a ello se evidencia que una parte de la terraza 3 ya fue habilitada por el operador y está haciendo disposición en el lugar, pero algunas cuestiones técnicas estarían impidiendo el aprovechamiento del gas captado por la empresa Biogás, afectando su operación. Por último se indica que no se tiene un espacio adecuado para la disposición final de estas basuras, lo que pone en evidencia que en lo que va corrido de junio tampoco se ha cumplido con el compromiso de cubrir de manera adecuada las basuras.

Los testimonios de algunos habitantes de la zona coinciden con el informe de interventoría, pues aseguran que, a pesar de que sí se ha recogido parte de los desechos expuestos en la zona del deslizamiento, muchos siguen al aire libre, pues el operador solo ha estado aplicando arcilla sobre lo que queda, por lo que los vientos fácilmente llevan los malos olores hasta sus casas.

Ante esto, Mauricio Bernal, representante legal de CGR, indicó que «la terraza 3 es donde estamos disponiendo desde hace dos semanas. El deslizamiento ha sido atendido en debida forma, como lo pudo pudo verificar ayer la propia Superintendente de Servicios Públicos y la cobertura está dentro de los parámetros de la licencia ambiental»

Además sostiene que “por las intensas lluvias se estaba lavando la cal con la que se estaba haciendo la cobertura provisional de los residuos. Sin embargo, a través de un diálogo que se mantuvo con la comunidad se logró una solución, que fue documentada en un acta y contará con el acompañamiento de representantes de la comunidad, quienes harán la verificación”.

Entre los compromisos está el de entregar algunas de las celdas de disposición el martes y hacer en los próximos quince días el cubrimiento de las basuras. En cuanto a la fumigación, el operador propuso hacerlo dentro de las casas, pero la comunidad se opuso al considerar que sería algo arriesgado, por las afectaciones que podría traer para la salud de los menores de catorce años. Ante esto se aceptó continuar con las fumigaciones en las zonas donde los habitantes consideren necesario.

Finalmente, el operador se comprometió a realizar recorridos por las veredas para verificar los daños, ya que algunas personas manifiestan haberse visto afectadas por otros vectores (como las ratas), para adelantar las compensaciones. Aunque ayer hubo una nueva mesa de diálogo con la comunidad, esta insiste en que es necesario tomar medidas de fondo, pues mientras exista el relleno sanitario no pararán los malos olores, las plagas ni las incomodidades en los barrios aledaños.

Si bien, en la anterior administración se había llegado al compromiso de que no se ampliaría el relleno, sino que se aprovecharían algunas de las zonas que ya están cerradas, la esperanza de muchos es que la actual administración busque alternativas para reemplazar gradualmente el actual proceso de disposición, que finaliza cuando se entierra la basura.

Por ahora, hasta que no se avance en nuevas alternativas para el manejo de las basuras y los problemas en Doña Juana, CGR tendrá que seguir operando el relleno, al que, de acuerdo con cifras dadas por la Uaesp, le quedan unos dos años de vida útil. Mientras tanto, los habitantes de El Mochuelo Alto y Bajo seguirán exigiendo que sean reconocidos sus derechos y se garantice por lo menos el de cocinar tranquilamente sin el temor de tener cientos de moscas revoloteando por sus casas.

Mónica Rivera Rueda

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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