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Deserción estudiantil: un riesgo de la pandemia

El reto por evitar que niños y jóvenes deserten de sus estudios académicos se ha vuelto una necesidad en tiempos de COVID -19. Pese a los alivios económicos, expertos prevén que la problemática podría ser a largo plazo.

Valentina Cárdenas
10 de agosto de 2020 - 02:00 a. m.
Hay 300.000 niños de colegios oficiales sin recursos tecnológicos para estudiar.
Hay 300.000 niños de colegios oficiales sin recursos tecnológicos para estudiar.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada

Tras la llegada del COVID-19 al país, el aumento de la deserción estudiantil se ha vuelto un riesgo latente, pues la falta de recursos económicos y tecnológicos tiene en vilo el futuro educativo de niños y jóvenes, que hoy no saben si podrán continuar con sus estudios. En la capital, el Distrito ha implementado algunas medidas para evitarlo. Sin embargo, los jóvenes vinculados a instituciones privadas no tienen muchas alternativas para sortear la situación.

Gracias a esas estrategias, en los colegios oficiales de la capital, según la Secretaría de Educación, a la fecha no se ha presentado deserción. Todo lo contrario: el 20 de marzo, cuando apenas iniciaba la pandemia en el país, había 789.157 niños matriculados en los colegios oficiales. Para el 30 de junio ya había 793.133, es decir, 3.976 niños comenzaron a recibir clases durante la emergencia sanitaria. Y esto, de acuerdo con la entidad distrital, es la cifra más alta de matrículas en los últimos cuatro años.

Pese a ello, la conectividad y la falta de recursos tecnológicos son dos de las grandes piedras en el camino, pues al menos 300 mil niños en la capital no cuentan con las herramientas necesarias para asistir a clases virtuales. Aunque el Distrito aseguró que garantizaría la conectividad de 100 mil infantes, todavía quedarían por lo menos 200 mil sin recursos. “El problema es de fondo y supera la coyuntura, pues sin tabletas, computadores ni internet los estudiantes no podrán desarrollar competencias, relacionadas con el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo, la creatividad, la comunicación, entre otras”, dijo el subsecretario de Educación, Carlos Reverón.

Según datos de la administración, la cifra de estudiantes sin conectividad se traduce en que cuatro de cada 10 niños no tienen computador o internet. Por ello, avanza la “Donatón por los niños”, que irá hasta finales de septiembre, a través de la cual buscan recaudar recursos económicos y tecnológicos para reducir la brecha digital. Hasta el momento se han recibido 438 equipos nuevos, 127 usados y $527 millones en efectivo, con lo que la meta de los primeros 100 mil equipos está lejos de cumplirse.

Pero el panorama es distinto en los colegios privados, pues hasta el momento los niños de estas instituciones no son parte de las estrategias del Distrito y, aunque todavía no hay cifras sobre las matrículas este año, sí se han presentado críticas de los padres de los alumnos, que aseguran que no deberían estar pagando lo mismo si las clases seguirán siendo virtuales. Pero el panorama real se podrá evidenciar solo hasta finales del año.

¿Y las universidades?

La situación de los jóvenes que cursan educación superior está peor. Los elevados costos en algunas universidades tienen en vilo la continuidad de estudios de miles de jóvenes de la capital. Por un lado se encuentra el debate de quienes aseguran que no pagarán un nuevo semestre para seguir recibiendo clases virtuales y, por el otro, están los que, a pesar de estar dispuestos a seguir recibiendo sus asignaturas de manera remota, no tienen cómo cubrir la matrícula de los siguientes semestres.

Y así lo asegura Óscar Domínguez González, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún): “Basados en consultas que se hicieron a rectores, estudiantes y docentes, se prevé que el comportamiento de la matrícula para este segundo semestre puede verse afectado entre un 23 y 25 %, por causas relacionadas con la disminución de ingresos de las familias, por la pandemia”, dijo. Y la peor parte es que el problema tendrá efectos a largo plazo, pues se mantendría en 2021 en 20 % y en 2022 en 18 %.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación, el nivel de deserción en el sistema educativo oficial del país en 2019 fue de un 3,13 %, equivalente a 237.352 niños y jóvenes que dejaron sus estudios. Sin embargo, la meta del Ministerio apunta a que para 2022 esta cifra baje hasta un 2,87 %.

Pero la preocupación no solo es de las instituciones y educadores, sino también viene de los mismos estudiantes, que han realizado marchas y plantones en la capital durante este mes para exigirles al Distrito y al Gobierno Nacional que les garanticen gratuidad para este semestre. Y si bien la Universidad de Cundinamarca lo hizo y el pasado 16 de julio el Consejo Superior de la Universidad Distrital aprobó destinar parte de su presupuesto para garantizar la matrícula cero a los estudiantes de pregrado, aún hay otras que no han tomado esta decisión.

Para superar las dificultades, en localidades como Santa Fe y La Candelaria se adelanta el “Pacto por los estudiantes”, que busca destinar recursos para los jóvenes que estén cursando sus estudios académicos, tanto en colegios como en universidades. “Suscribimos el pacto con varias instituciones de educación superior. Vamos a destinar el 10 % de nuestro presupuesto anual para esto”, explicó Ángela Quiroga, alcaldesa de La Candelaria.

Para lograrlo se han adelantado mesas de trabajo, pero este apoyo llegaría hasta el otro año y solo beneficiaría a los estudiantes que residen en esas localidades. “El gran reto en este momento es garantizarles la educación a los jóvenes y la conectividad. No es suficiente con los descuentos, la idea es lograr que las universidades también proporcionen becas”, aseguró la mandataria local, quien agregó que el hecho de no tomar las clases presencialmente causa que muchos jóvenes se desmotiven, por lo que aseveró que la situación es compleja.

Aunque solo se podrá conocer el verdadero impacto de la pandemia en las instituciones hasta finales del año, la situación no demorará en verse reflejada, justo ahora que las universidades inician un nuevo semestre. “El reto de las instituciones está en dar a conocer a la comunidad las ventajas de los sistemas mixtos de formación, así como las fortalezas que han desarrollado al vincular a docentes con alto nivel de preparación”, aseguró Domínguez.

Por ahora la preocupación es latente, y lo seguirá siendo hasta noviembre, cuando los colegios y las universidades estén culminando el año académico, para conocer la verdadera magnitud de los efectos que dejará la crisis.

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