La estampilla de la Universidad Distrital es por 30 años y el valor recaudado está destinado para el mejoramiento de la infraestructura física. / Archivo El Espectador
En la medida en que el Distrito celebre más contratos (en monto o número), uno de los sectores más beneficiados es la educación superior pública de Bogotá, gracias a la estampilla pro-universidad, tributo local que obliga a los contratistas a pagar el 1,1 % de su remuneración, para destinarlo en uno de los sectores que cada vez requiere más recursos. Y, por lo visto, en los dos años que cumple la modificación de este impuesto ha sido un alivio. Pero, ¿qué se ha hecho con la plata?
Por Mónica Rivera - @Yomonriver (mrivera@elespectador.com)
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