“El feminicida de mi mamá sigue libre”

El crimen de Aura González Malagón cumple 43 días y, a pesar de que el autor fue reconocido por la hija de la víctima, aún no ha sido capturado. Ella también estuvo a punto de morir a manos del agresor.

Juan David Moreno Barreto
10 de septiembre de 2017 - 09:00 p. m.
 Leidy Johana Gómez, de 20 años, pide que el feminicidio de su mamá no quede impune. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Leidy Johana Gómez, de 20 años, pide que el feminicidio de su mamá no quede impune. / Mauricio Alvarado - El Espectador
Foto: MAURICIO ALVARADO

El 31 de julio ocurrió el feminicidio de Aura Virginia González Malagón, de 38 años, en Patio Bonito (Kennedy). La hija de la víctima, Leidy Johana Gómez, de 20 años, no solo presenció el crimen, sino que se trenzó en una pelea con el agresor para tratar de salvarle la vida a su madre. La joven logró sobrevivir para asegurarles a las autoridades que el exnovio de Aura Virginia había sido el autor del crimen, un hombre de baja estatura, de pelo y ojos negros, quien también reside en el sector. Sin embargo, no entiende cómo, transcurridos 43 días, el sospechoso sigue en libertad.

Leidy teme por su vida y tiene pesadillas. Recuerda el momento en que su madre se levantó para alistar y llevar al colegio a su hermana menor. Según le contaron los vecinos, el sujeto empezó a seguir a su mamá desde unas cuadras antes. “Mi madre le había terminado el día anterior, porque estaba cansada de él. Era muy posesivo. Donde fuera la buscaba, así estuviera en la casa o en el colegio de la niña. Si estaba en la casa de mi tía, la empezaba a llamar cada cinco minutos, le preguntaba dónde estaba, qué estaba haciendo; le decía que le mandara fotos, que le mandara videos. Ella se sintió muy agobiada y le terminó”, cuenta Leidy.

Ese día, el hombre le pidió que hablaran. Aura Virginia accedió y se fueron caminando hasta la casa de ella. Tras ingresar, le ofreció un tinto. Momentos después, Leidy escuchó gritos, golpes y llamados de auxilio. “Me levanté de la cama y vi que él la estaba golpeando. Me paré justo en medio de los dos y mi mamá cayó al suelo. Ahí, él empezó a golpearme, me cogió del cuello, me empujó contra la pared. Yo sólo pude morderlo y arañarle la cara”.

Fue en ese instante cuando el agresor la tomó por el cuello e intentó asfixiarla. “Me pregunté por qué mi mamá no se movía o no me ayudaba. Ella seguía en el suelo”. El hombre sacó una navaja de un maletín, que mantenía terciado, y la hirió en dos oportunidades. De hecho, estuvo a punto de herirla una vez más, si no fuera porque el arma se trabó en ese momento. “Yo caí al suelo, empecé a botar mucha sangre. Ese señor se quedó mirándome. Estuvo así como cinco segundos, pero me hice la muerta”.

El agresor fue a la habitación de Aura y empezó a botar las cosas. Leidy Johana aprovechó ese momento para ponerse de pie, abrir la puerta y pedir auxilio en la calle. A pesar de eso, el agresor salió tras ella y la golpeó nuevamente en el rostro. Fue cuando un vecino se interpuso y le exigió que la dejara quieta. El atacante, en ese momento, salió corriendo y se refugió en una vivienda. Leidy intentaba abordar un taxi o un vehículo que la llevara a la clínica, porque estaba perdiendo mucha sangre. Finalmente, fue trasladada a un centro asistencial en una patrulla de la Policía. Aura Virginia había perdido la vida, tras ser atacada con arma blanca en el cuello.

“No fue la primera agresión”

Lucero González, hermana de la víctima, asegura que el sospechoso le causó desconfianza desde el principio. “Cada vez que llegaba a la casa, no levantaba la mirada y tenía una expresión extraña. Ella se quedaba muy poco tiempo a visitarme y todo eso empezó a suceder desde que empezó a salir con él. Ella cambió mucho desde entonces”.

Un hecho que puso en alerta a la familia sucedió el pasado 24 de diciembre: “Estábamos reunidos en la casa y mi mamá me contó que él le había pegado. Al otro día, me di cuenta de que tenía la boca reventada. Un amigo me dijo cómo la había golpeado: la tomó por el pelo y le dio una cachetada. Pero por alguna razón, ella después negó que él le hubiera pegado. Creo que la tenía amenazada y por eso ella no terminaba la relación”. Sus familiares ratifican que el hombre la llamaba a las 2:00 o 3:00 a.m. y le preguntaba en dónde estaba y con quién. “Cuando ella le respondía que sola y en su cama, él le pedía fotos y videos”, agrega Lucero.

Acceso a las instituciones

Leidy Johana, de 20 años, logró recuperarse físicamente. Le pusieron puntos en las heridas del cuello y recibió una incapacidad médico-forense que alcanzó los 17 días. No obstante, asegura que se ha enfrentado a distintas barreras para recibir atención y evitar que el caso quede en la impunidad.

“He ido a distintas entidades para pedir ayuda, pero no responden. Me dicen que tenga paciencia, que estos procedimientos toman tiempo. Me practiqué los exámenes médico-legales, pero no he podido acceder a esos documentos. Fui a interponer el denuncio por la muerte de mi mamá y me dijeron que la investigación ya la habían abierto, pero aun así no han capturado al agresor, a pesar de que los vecinos lo vieron y que yo sé de quién se trata (soy la testigo principal). Y ha pasado lo mismo con los servicios médicos: los puntos (que ya se estaban infectando) me los tuvieron que quitar por urgencias, porque la cita estaba programada para mucho tiempo después”, cuenta Leidy.

La situación indigna. Así lo señala la concejal Gloria Stella Díaz (MIRA), quien expresa su rechazo por lo que ha ocurrido en este caso. “No podemos seguir mandando mensajes de impunidad respecto a la violencia contra las mujeres. Este tipo de situaciones lo que hacen es incentivar que sigan ocurriendo, porque no pasa nada y la justicia no actúa. Prueba de ello es que al agresor lo siguen viendo en el barrio. Además, amenazó con hacerle daño a esta joven. No permitamos que las muertes de mujeres sigan siendo cifras”.

Por su parte, la secretaria de la Mujer, Cristina Vélez, reconoce que el problema más grave es que a la fecha el agresor no ha sido capturado. “Ellas han tenido acompañamiento por parte de la Línea Púrpura, de la psicóloga y abogada de la Casa de Igualdad de Kennedy. Pero ha habido problemas con el proceso judicial, que tienen que ver con la efectividad de las autoridades. Pero hemos empujado el caso para que haya celeridad en la captura. Tenemos que esperar a que se produzca”.

Las autoridades, no obstante, no han dado una respuesta concreta sobre por qué a la fecha no se ha capturado al presunto responsable del feminicidio de Aura Virginia González Malagón. Entre tanto, Leidy Johana permanece encerrada en una vivienda de Patio Bonito (dejó de trabajar por miedo de salir a la calle) y está a la espera de que el agresor sea finalmente privado de la libertad. “Lo único que nos queda es pedir justicia, pero tememos que con el paso del tiempo reine la impunidad”.

Por Juan David Moreno Barreto

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