El limbo de los niños sin patria en Bogotá

Aunque la Registraduría está obligada a expedir el registro civil a los hijos de venezolanos, solo se da la nacionalidad si los padres tienen visa de residente o alguno es colombiano. ¿Con qué condiciones cuentan?

Mónica Rivera / @Yomonriver
18 de marzo de 2019 - 02:30 a. m.
En 2018 fueron atendidas 13.396 embarazadas venezolanas en los hospitales públicos de Bogotá. / Gustavo Torrijos
En 2018 fueron atendidas 13.396 embarazadas venezolanas en los hospitales públicos de Bogotá. / Gustavo Torrijos

Sofía nació en el hospital de Engativá, en Bogotá, en medio de las dificultades que tuvieron que sortear sus dos padres venezolanos, quienes llegaron desde septiembre del año pasado a la capital sin recursos ni el Permiso Especial de Permanencia (PEP). Aunque el alumbramiento fue en Colombia, la pequeña por ahora no es venezolana, aunque sea la tierra de sus progenitores, ni colombiana, ya que no cumple con las condiciones para recibir la nacionalidad. Como decenas de bebés que nacen en el país por cuenta de la migración, es una niña sin tierra.

Sus padres decidieron salir de San Cristóbal cuando los gastos se hicieron insostenibles. Con el salario mínimo (18.000 bolívares, es decir, alrededor de US$5,4) solo podían comprar un kilo de carne, uno de cebolla, uno de arroz y un detergente, lo que, por supuesto, no alcanzaba para alimentar a su hija de siete años ni a la bebé que estaba por nacer. Con seis meses de embarazo decidieron migrar a Colombia.

“Vinimos a Bogotá, porque una mujer que conocí por Facebook dijo que me iba a ayudar, pero al llegar nunca volvió a contestar. Esa vez nos quedamos esperando en la terminal y fue cuando otra señora nos dijo que fuéramos al predio de El Bosque, donde unos venezolanos tenían carpas. Fue muy duro, porque en Venezuela teníamos casa y aquí tocó aguantar frío. Al final no tuvimos otra opción que pedir ayudas en los semáforos”, asegura Yulissa, la madre de Sofía.

Pasados dos meses, y a pocas semanas del parto, quienes acampaban cerca de la Terminal de Transportes fueron trasladados al sitio que habilitó el Distrito en Engativá. Allí, Yulissa tuvo acceso por primera vez a una asistencia básica de salud, en la que personal médico verificó la condición de su embarazo. Ella no tenía permiso de permanencia y, por consiguiente, tampoco un seguro médico. Nunca tuvo un control prenatal.

Si bien el Distrito les brinda atención de urgencias a los migrantes, no puede hacer más. Sin un documento que legalice su estadía, no se pueden afiliar al sistema de salud ni acceder a una atención integral. Por eso, de la misma forma como Yulissa vivió sus últimos meses de embarazo, lo hicieron otras 3.883 mujeres venezolanas que parieron el año pasado en los hospitales públicos de Bogotá.

Sin papeles

Sofía nació tres días antes de lo esperado. La fecha tentativa de parto era el 18 de diciembre. Aunque sus padres sentían alivio de estar en Bogotá, porque creían que sería colombiana, un funcionario del hospital les hizo saber que no era así. A pesar de que la circular 168 de 2017 de la Registraduría Nacional estipula que no puede negarse la inscripción del registro civil a los hijos de migrantes, no ocurre lo mismo con la nacionalidad. Esta solo se puede otorgar en tres casos.

El primero, de acuerdo con la Cancillería, es cuando uno de los dos padres tiene la nacionalidad colombiana. El segundo, si los padres extranjeros tienen visa de residencia. En el caso de los progenitores de Sofía, ninguno cumple estos requisitos. Aunque el padre tiene PEP, no es suficiente para tramitar la nacionalidad.

La última opción está en la circular de la Registraduría que permite otorgar la nacionalidad al menor solo si el país de los padres se la niega. Para ello, deben comprobar ante la Cancillería colombiana que su país de origen no le dará la nacionalidad a su hijo. Después de esto, pueden avanzar con el procedimiento, que puede tardar mínimo tres meses.

Pese a que este proceso parece ser la solución más viable, los niños con padres venezolanos quedan en una especie de limbo, ya que los trámites ante su embajada suelen dilatarse por las condiciones que atraviesa el vecino país. Ahora más, desde que se rompieron relaciones con Venezuela, pues no se ha aclarado de qué forma se solucionarán los problemas consulares de los migrantes que se encuentren en Colombia. A esto se suma que muchos de los venezolanos que se aventuran por esta opción, no se encuentran legalmente en Colombia, algo que dificulta el papeleo.

A buscar soluciones

De acuerdo con Sandra Medina, directora de Fundazión, detrás de la migración hay muchos asuntos por atender. Primero, al no tenerse claras las condiciones de los menores en el país, se empiezan a vulnerar sus derechos, comenzando con que no pueden acceder al sistema de salud. Por otro lado, se encuentran las variaciones de los flujos migratorios. “Antes, el desplazamiento lo hacía una sola persona. Ahora está llegando toda la familia, en muchas ocasiones con mujeres esperando y en otras, por falta de programas de planificación, quedan embarazadas en el país”.

Es por esto que el número de niños sin patria en Colombia está aumentando. En Bogotá, a pesar de que el Distrito ofrece una serie de beneficios a los menores que están irregularmente en el país, como educación gratuita y servicios básicos de atención de urgencias, su situación impide que puedan beneficiarse con medicamentos o tratamientos en hospitales.

Esto no es todo. En un futuro, a un niño apátrida no solo le pueden negar el acceso a la salud, sino a la educación superior o a un empleo, e incluso la libertad de desplazamiento, ya que al estar indocumentado no pude siquiera salir del país. Además, no podrá votar, adquirir un predio o un bien, como un carro o una moto, ni algo tan sencillo como abrir una cuenta bancaria o casarse.

Sofía ha tenido suerte y en los tres primeros meses de vida no ha tenido más que una que otra gripa. Por iniciativa del Distrito, tiene sus vacunas al día y está afiliada al Sisbén hasta el primer año. Cuando se cumpla este tiempo, sus padres tendrán que pagar un médico particular, aunque no tengan cómo.

Para la Cancillería, los menores nacidos en el país de padres extranjeros “no son apátridas por el hecho de que sus padres no tengan domicilio en Colombia, se encuentren en situación migratoria irregular o no hayan efectuado el registro del menor en el Consulado de su país de origen”.

De acuerdo con el Codhes, es de vital importancia que en el país se tomen medidas urgentes para aclarar la condición de estos menores, pues, para demostrar que cumplen con las condiciones para obtener una nacionalidad, existen una serie de procedimientos que les implican muchas dificultades a los migrantes.

El problema de los menores sin patria seguirá creciendo, en la medida que no haya acciones concretas para dar alternativas a las familias mientras se solucionan las problemáticas del vecino país. Una solución macro queda en manos del Gobierno Nacional, que es el único que por el momento puede definir los caminos y fijar las soluciones, por lo menos para que los derechos de los niños sean respetados.

Por Mónica Rivera / @Yomonriver

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