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El papel que tendrán los recuperados del COVID-19 en Bogotá

El Distrito comenzó ensayos de un posible tratamiento con el plasma de personas que superaron el contagio por coronavirus. De otro lado, el seguimiento de posibles casos ha sido fundamental para controlar la pandemia en Cundinamarca.

Mónica Rivera Rueda
24 de junio de 2020 - 03:00 a. m.
TOPSHOT - Health personnel wearing a protective suits against the spread of the COVID-19 assist a patient at the intensive care unit in El Tunal Public Hospital, Bogota, on June 16, 2020.
 Bogota's Mayor, Claudia Lopez, declared on Sunday the orange alert in the capital of Colombia, due to the occupation of 54% of the intensive care units (ICU) amid the new coronavirus pandemic. / AFP / Juan BARRETO
TOPSHOT - Health personnel wearing a protective suits against the spread of the COVID-19 assist a patient at the intensive care unit in El Tunal Public Hospital, Bogota, on June 16, 2020. Bogota's Mayor, Claudia Lopez, declared on Sunday the orange alert in the capital of Colombia, due to the occupation of 54% of the intensive care units (ICU) amid the new coronavirus pandemic. / AFP / Juan BARRETO
Foto: AFP - JUAN BARRETO

Casi a la par con las cifras de nuevos contagios por COVID-19, a diario también aumenta la cantidad de recuperados, que para esta semana alcanzaron el 45 % del conteo total de personas que han tenido el virus en Bogotá. En Cundinamarca las cifras son similares, pero a esto se le suma que hay 16 municipios en que los contagiados se recuperaron y, por consiguiente, a la fecha están libres de coronavirus.

Si bien esto no quiere decir que se le haya ganado la batalla al virus, ya que la otra cara de la moneda muestra el incremento de pacientes en estado crítico en las unidades de cuidados intensivos (UCI) y las muertes, lo que queda claro con el panorama actual es que se han puesto en marcha otros tipos de acciones que han funcionado y que se están probando para tratar a los contagiados.

Primero hay que aclarar que una persona es considerada recuperada, de acuerdo con los estándares del Instituto Nacional de Salud (INS), si da negativo en una segunda prueba realizada a los 14 días de detectado el contagio. Si no es así, se vuelve a realizar una toma el día 21 para determinar su condición. Pero no es igual para todos o por lo menos para los que se encuentran hospitalizados y/o en cuidados intensivos, ya que un resultado negativo no es suficiente para darles de alta.

“Es decir, que deben estar completamente recuperados de complicaciones que se hayan podido presentar por otras patologías o comorbilidades. En este caso estarían recuperados, pero su situación clínica tiene otras condiciones”, asegura Carlos Julio Pinto, director de Epidemiología, Análisis y Gestión de Políticas de la Secretaría de Salud de Bogotá.

El seguimiento es sencillo: si bien los asintomáticos no requieren control, hay un bajo porcentaje que sigue dando positivo en las pruebas. No obstante, de acuerdo con el Distrito, los estudios asumen que después de 30 días, pese a que se mantengan pequeñas cargas virales, ya no hay peligro de infección. En cuanto a posibles nuevos contagios, no se han registrado casos de reinfección en Bogotá.

En el departamento, según Diego García, gerente de COVID-19 para Cundinamarca, se ha logrado que 16 municipios estén libres de contagios gracias a la rápida detección y el seguimiento a casos sospechosos. “Tenemos un equipo de respuesta inmediata en el departamento, conformado por epidemiólogos que, una vez detectamos un caso positivo en un municipio, acompañan las acciones de contención para garantizar que no haya contagios secundarios o sean mínimos”.

Ante esto, este mes también se comenzaron las pruebas masivas, tanto en las zonas de mayor contagio en Kennedy y Bosa (que son las localidades con mayor número de casos en Bogotá), como en los 12 municipios priorizados del departamento, donde se concentra el 80 % del total de contagios (Soacha, Chía, Madrid, Mosquera, Girardot, Cajicá, San Francisco, Cáqueza, Fusagasugá, Zipaquirá, Facatativá y Funza).

Por su parte, recientemente el Invima aprobó los protocolos que presentó el Instituto Distrital de Ciencia, Biotecnología e Innovación en Salud (Idcbis) para realizar estudios para un posible tratamiento. Lo que intenta el centro de investigación del Distrito es encontrar una alternativa médica a partir del plasma de personas recuperadas, como ya se ha intentado en otros países. Como ejemplo, en casos similares de virus respiratorios se ha empleado exitosamente este compuesto con anticuerpos, junto con inmunoglobulina hiperinmune.

Para ello esperan contar con la colaboración y la donación de sangre de personas recuperadas del virus, que hayan requerido hospitalización (es decir, que hayan superado un estado grave o crítico) y que lleven más de 14 días sin ninguno de los síntomas. Para determinarlo, se les harán dos pruebas para COVID-19, así como un testeo paralelo, para determinar si cuentan con altos niveles de anticuerpos en el plasma, ya que cada donación sirve para tratar a dos pacientes.

Lo que se hace es extraer sangre del donante, a la que se le realizan los correspondientes exámenes para determinar que no tenga otras enfermedades infecciosas como hepatitis o VIH; luego se realiza la plasmaféresis, que es el proceso en el cual se separa el plasma de los glóbulos rojos y plaquetas de la sangre, para después ser congelado y usado.

Si bien esto representa grandes avances en cuanto a la atención de los contagiados, no hay que bajar la guardia con respecto a la mitigación y supresión del virus, ya que, de acuerdo con Luis Jorge Hernández, director del grupo de salud pública de la Facultad de Medicina de los Andes, no se han visto detenidamente los nueve indicadores que el Ministerio de Salud propuso como medidor para abrir o cerrar la cuarentena, dentro de los que están la ocupación en UCI, la mortalidad y el número reproductivo efectivo, que es el número de personas que un contagiado puede llegar a infectar.

“Necesitamos mayor participación de la ciudadanía, para que analicen sus casos, y para ello necesitamos afinar datos como los de contagio por UPZ, porque la cuarentena no es solo un tema de salud pública. Además, es importante saber por qué el porcentaje de casos confirmados en UCI es de solo el 30 %. Hay vacíos y hay que reforzarlos”, señaló Hernández.

Por ahora resta esperar los resultados de los tratamientos aplicados por el Idcbis, mientras se reconocen esfuerzos como la recuperación de 33 adultos mayores del Centro Día-Noche en Quiroga que superaron el virus o los 71 habitantes de calle del Centro Bakatá, que tuvo que cerrar por estas circunstancias.

De la focalización, el testeo masivo y el control de los contagios dependerá que en las próximas semanas no haya un colapso en el sistema de salud. Mientras que nuevas perspectivas se abren, por lo menos en el control del virus en los municipios y en la forma como la ciudad puede comenzar a controlar la mortalidad por el COVID-19, el compromiso de los ciudadanos y su autocuidado seguirán siendo fundamentales.

Mónica Rivera Rueda

Por Mónica Rivera Rueda

Periodista de planeación, hábitat, salud y educación. Estudiante de la maestría de análisis de problemas políticos, económicos e internacionales contemporáneos.@Yomonrivermrivera@elespectador.com

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