El problema de fondo de la desnutrición en Bogotá

Gran debate se ha generado en torno al aumento de los casos de desnutrición crónica en la ciudad. Secretaría de Salud dice que es porque se han atendido más niños. Pero ¿qué conlleva esta condición en los menores?

-Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com
01 de junio de 2018 - 11:50 p. m.
Pixabay
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En Colombia diez de cada cien niños, menores de cinco años, tiene desnutrición crónica. Esta condición es consecuencia de la ingesta insuficiente de alimentos y se puede dar tanto por su falta en cantidad como en calidad de nutrientes, lo que no solo puede generar problemas en su desarrollo físico sino también en el mental.

En el caso específico de Bogotá, quince de cada cien niños presentan desnutrición crónica, lo que lo hace un tema central en la agenda de salud en la ciudad. De acuerdo con la Secretaría de Salud, en el último año se aumentó la atención a 250.000 niños, lo que explicaría el alza en la cantidad de casos detectados.

El problema con dicha enfermedad es que, si no se trata temprano, las afectaciones pueden poner en riesgo la vida y el desarrollo inmunológico y motriz de los menores. De acuerdo con Juan Carlos Burgos, nutricionista de la Fundación Éxito, “hasta los 20 meses del niño se forma el 80 % de la masa cerebral. Por lo que los primeros 1.000 días de su vida son esenciales para garantizar un desarrollo pleno. Ante una inadecuada nutrición, el cerebro también va a sufrir. Por ejemplo, la falta de proteínas entorpece el proceso de mielinización. Este proceso recubre los enlaces entre las neuronas con la proteína ‘mielina’ lo que permite que estas puedan comunicarse a mayor velocidad unas con otras a través de impulsos eléctricos”.

Además de esto, teniendo en cuenta que es durante los primeros años de vida que se forman las habilidades para tomar decisiones, resolver problemas y trabajar en equipo, es muy probable que los niños que presenten esta condición presenten afectaciones el resto de su vida como lo puede ser el rezago escolar, ser más propensos a enfermedades y menos éxito laboral, lo que implica menor bienestar, según lo explica el programa Gen cero.

Aunque se trata de una grave enfermedad, de acuerdo con la encuesta Longitudinal Colombiana de la Universidad de los Andes, el 36 % de los niños que están en riesgo logran recuperarse y de hecho la tasa de probabilidad es mucho más alta si es menor de dos años, esto debido a que los primeros 1.000 días se puede adecuar la talla del menor a su estatura, lo que es fundamental en el proceso de recuperación.

Es por esto que los padres deben estar atentos a los síntomas. Además de los  que pueden ser evidentes físicamente, también hay actitudes que muestran señal de alarma. En el caso de la desnutrición kwashiorkor, que sufren los niños que fueron destetados antes de tiempo, el menor se vuelve barrigón, debido a que retiene agua y ante la falta de carbohidratos y otros nutrientes puede presentar inflamación en el hígado.

En este caso también se presenta otro síntoma y es el cabello “bandera”, es decir que el niño tenga mechones de diferentes colores. Mientras que la desnutrición marasmo la desnutrición es evidente físicamente, la piel le cuelga, se le marcan los huesos y su piel es escamosa y seca. De acuerdo con Burgos, suelen ser niños retraídos y quietos dado que no tienen la suficiente energía y deben guardarla.

En definitiva estas condiciones no deben tomarse a la ligera, teniendo en cuenta que juegan un papel fundamental en el desarrollo y futuro de los menores. La atención temprana es fundamental, por lo que la recomendación del Distrito y los expertos es hacer un control permanente ante cualquier síntoma. 

Por -Redacción Bogotá - bogota@elespectador.com

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