Hace dos meses que el Distrito puso en marcha la estrategia “A cielo abierto”, como parte de la reactivación de la economía. El objetivo de la medida era sencillo: permitir a los dueños de restaurantes, cafés y gastrobares sacar algunas de sus mesas a las calles, andenes y jardines, para brindar servicio a la mesa en lugares abiertos. Para llevarlo a cabo, en algunas zonas de la ciudad como las calles 93 y 82 y la Zona G (Chapinero), el Chorro de Quevedo (La Candelaria) o la plazoleta del Parque de Usaquén, se dispusieron algunas vallas para hacer control de ingreso y permanencia de ciudadanos.
Durante esta semana se hicieron varias denuncias sobre una posible “privatización” del espacio público mediante esa estrategia de vallado, sobre todo en la Zona T (entre calles 82 y 83 y carreras 12 y 13). La advertencia original la hizo la escritora Carolina Sanín, quien mediante sus redes sociales se quejó de que incluso la estrategia es discriminatoria, pues con las vallas se impedía el ingreso a la zona de ciudadanos venezolanos.
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Comprobado: en las calles recién privatizadas de Bogotá impiden el acceso según la pinta. Clasismo y xenofobia. Este es ESPACIO PÚBLICO. Esta discriminación es ilegal. @ClaudiaLopez @LuisErnestoGL @AngelicaLozanoC pic.twitter.com/8KRqvhFhML
— Carolina Sanín (@SaninPazC) October 29, 2020
Tras la denuncia, Óscar Ramos, alcalde local de Chapinero, reconoció que algunos establecimientos “no están garantizando el libre derecho de la locomoción”, y procedieron a retirar las vallas, además de hacer un ejercicio de sensibilización para mejorar en los protocolos sanitarios. “Rechazamos categóricamente cualquier tipo de discriminación en el espacio público. Todos los ciudadanos tenemos derecho al uso y acceso del espacio público”, dijo el mandatario local.
Sin embargo, un par de días después las vallas volvieron a aparecer. El hecho molestó a Sanín, quien en sus redes se quejó y aseguró que lo anunciado por el alcalde local fue solo para contener la indignación ciudadana. “Reabrir la carrera 13 fue un contentillo. Siguen las calles privatizadas”, manifestó la escritora, quien cuestionó también en dónde había quedado la promesa del secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, de que el espacio público era eso, público.
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Eso llevó a que Sanín convocara a una “acción de desobediencia civil”, con la que invitó a los muchos internautas que la apoyaron en redes sociales a que se trasladaran hasta la Zona T para quitar las vallas. El llamado tuvo eco y acudieron incluso ediles de la localidad, que acompañaron el retiro de las barreras.
📢 Acompañamos acción de protesta pacífica convocada por @SaninPazC para evitar el cerramiento de espacio público.
— Edmundo López G. - Edil Chapinero. (@EdmundoLoGu) November 1, 2020
Apoyamos reactivación económica al aire libre, pero sin bloquear el acceso de la ciudadanía a sus calles. Se han dado por ello actos de discriminación inaceptables. pic.twitter.com/xnGn8FAGg8
Con su misión cumplida, los ciudadanos que llegaron a la Zona T se retiraron, y a las pocas horas el alcalde de Chapinero anunció que de nuevo instalaron las vallas, pero esta vez “de forma incluyente”, y explicó la razón de ponerlas. “El espacio público es de todos y para todos. Pusimos de nuevo el vallado de forma incluyente para garantizar el acceso de cualquier ciudadano a este piloto de ‘A cielo abierto’”.
Según Ramos, la estrategia tiene como fin cuidar la vida, evitar aglomeraciones y garantizar el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad. “Ningún ciudadano ni particular arbitrariamente puede atentar contra estas estrategias, porque está poniendo en riesgo la vida y la reactivación económica”, concluyó el alcalde local sobre el que, por ahora, es el último episodio de ese “quita y pone” de las vallas.