El relleno sanitario que preocupa a Bojacá

El permiso que concedió la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), para construir el nuevo botadero, no cayó entre los habitantes, la Alcaldía Municipal y la Asamblea de Cundinamarca. Dicen que podría causar detrimento de cuatro cuerpos de agua. Piden anular la decisión.

Mónica Rivera Rueda
27 de julio de 2018 - 03:00 a. m.
En Bojacá, al suroccidente de Bogotá, están los rellenos del viejo y nuevo Mondoñedo.  / Gobernación de Cundinamarca
En Bojacá, al suroccidente de Bogotá, están los rellenos del viejo y nuevo Mondoñedo. / Gobernación de Cundinamarca

Pocos están a favor de la licencia ambiental que concedió en abril la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) para la construcción de un nuevo relleno sanitario en la vereda Fute, en el municipio de Bojacá. Mientras que la Alcaldía solicitó al Tribunal Administrativo de Cundinamarca anular la decisión, esta semana la Asamblea Departamental anunció su respaldo al municipio, en la lucha por impedir la construcción.

Las razones son varias. Fuera de que el municipio se ha visto afectado por la presencia de los rellenos de Mondoñedo Viejo y Nuevo, lo que más preocupa a los habitantes son las condiciones en que se dio vía libre al Parque Ecológico Praderas del Antelio, donde quedará el relleno, pues estaría en contravía de los estudios y las decisiones de la Procuraduría y la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR), que vieron inviable el proyecto.

La idea de la empresa es construir en un área de nueve kilómetros cuadrados un sitio de disposición de basuras, que tendría una vida útil inicial de 15 años y una capacidad para recibir 200 toneladas de residuos sólidos provenientes de algunas zonas de Bogotá y municipios aledaños. Aunque es evidente que su capacidad es mínima frente a las 7.000 toneladas de basura que recibe el relleno Doña Juana, sí aliviaría parte de su carga.

En principio fue la CAR la que se pronunció. Humberto Antonio Sierra Porto, en representación del Parque Ecológico, solicitó en marzo del año pasado el permiso. En respuesta, cinco meses después, la Corporación emitió un concepto en el que ve inviable la construcción del relleno, porque “hay fuentes hídricas muy importantes en la zona que se podrían ver comprometidas, entre las que se encuentra el río Bogotá”, dijo en su momento el director de la entidad, Néstor Guillermo Franco.

Tras la respuesta, los representantes del Parque Ecológico pidieron a la Procuraduría definir si la CAR podía vigilar y pronunciarse sobre la viabilidad de nuevos rellenos sanitarios de la región, teniendo en cuenta que era propietaria de los predios donde hoy opera el nuevo Mondoñedo. El ente de control le dio la razón al privado y señaló que la ANLA debía resolver el asunto.

La Autoridad de Licencias Ambientales tomó una decisión contraria a la que había tomado la CAR. Señaló que el suelo era aceptable y que existían todas las condiciones para instalar un botadero, bajo la premisa de que el uso del suelo era compatible con el Plan de Ordenamiento Territorial.

Así comenzaron las primeras inconformidades. Desde el Concejo de Bojacá se cuestionó la validez de la iniciativa, teniendo en cuenta la falta de proyectos sociales y las múltiples afectaciones que han dejado los rellenos viejo y nuevo Mondoñedo en el municipio. Por su parte, la comunidad reclamó por la afectación de cuatro cuerpos de agua subterráneos, entre los que están Tingua Moteada, Basillas, Mosquera 138 y el lago artificial Lago Mayor.

“Es una bomba de tiempo. Bojacá está asumiendo un impacto ambiental negativo por cuenta de Mondoñedo y ahora con Praderas de Antelio habría una sobrecarga. Aunque la zona está despoblada, hay afectación a las fuentes hídricas subterráneas, así como a la escuelita rural que queda en la zona, a la que acuden los hijos de los trabajadores de la vereda”, dijo Marcela Gaitán , líder de la población.

Por su parte, la alcaldesa encargada, Edna Liliana Yomayusa, en sintonía con la preocupación de los habitantes por la construcción del relleno, interpusieron ante el Tribunal Administrativo de Cundinamarca la solicitud de nulidad. “En el estudio de la ANLA, aunque fuimos parte del proceso, no fuimos escuchados. Hicimos la solicitud de nulidad, entramos al proceso de conciliación y esperamos que nos digan qué Procuraduría se hará cargo del caso”.

El miércoles, en la Asamblea de Cundinamarca, se discutió el tema de los residuos sólidos en el departamento. En el debate intervino el representante del Parque Ecológico Praderas del Antelio, quien relató que la idea surgió en 2014 y que entonces la CAR había dado el visto bueno al proyecto, pero que curiosamente cambió de decisión el año pasado. Asimismo, señaló que la zona donde quedará se construiría el botadero es considerada casi desértica, dadas las condiciones del suelo. Finalmente, tras recalcar que el Parque Ecológico cumplirá con las condiciones ambientales que se establecen en el país, aseguró que a menos de 22 metros del Fute no encontraron fuentes de agua visibles o subterráneas y que “el sistema de vertimiento que vamos a utilizar para el tratamiento de lixiviados es el que está permitido sobre el río Bogotá”.

La explicaciones del privado las controvierten desde el municipio. De acuerdo con la alcaldesa Yomayusa, la obra va en contra del trabajo que se ha adelantado en el municipio para la recuperación del afluente que atraviesa el departamento. “Hemos hecho una inversión y un gran trabajo de concientización con la comunidad para cumplir con la sentencia del Consejo de Estado, para que ahora un privado, tratando de darle una solución a Bogotá, termine afectándonos”.

Tras la sesión, el acuerdo, tanto de la Asamblea Departamental como de la Gobernación, fue apoyar la decisión de Bojacá para evitar la aparición de un nuevo botadero en la zona. “Es impensable que el Instituto Geográfico Agustín Codazzi notifique que hay cuatro nacimientos naturales de agua y después lleguen ellos a decir que no hay que proteger nada”, aseguró el diputado Juan Carlos Coy.

Por su parte, la comunidad espera que sus críticas sean tenidas en cuenta. “No puede ser que nos sigan viendo como el patio trasero de Bogotá y Cundinamarca. Tenemos que estar unidos para proteger el municipio y nuestro territorio”, concluyó Gaitán.

Por Mónica Rivera Rueda

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