Fue esposado, reseñado y retratado junto a un revólver plateado. El conductor del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) escondía su rostro y, a cada lado, dos patrulleros de la Policía lo custodiaban. Era señalado de portar ilegalmente un arma y de haber herido a un menor de siete años, cuando intentó defenderse de unos atracadores en el barrio México (Ciudad Bolívar).
Mientras los uniformados pusieron al conductor a disposición de la Fiscalía para que lo judicializara, Transmilenio le inhabilitó la tarjeta de operación por dos años. Al indagar sobre el tema y luego de entrevistar a varios testigos -según informó el propio ente acusador- se determinó que no existía material probatorio suficiente para procesarlo por porte ilegal de armas.
La historia era otra: de acuerdo con información proporcionada por los testigos, dos individuos ingresaron al bus e intentaron despojar de sus pertenencias a una pasajera. El conductor intentó evitar el robo y, en medio del forcejeo, tomó el arma de uno de los delincuentes y al accionarla terminó impactando al menor de edad que pasaba por el lugar con su mamá. Los hechos siguen siendo materia de investigación.
La Fiscalía finalmente estableció que el arma que encontraron en poder del conductor no era suya, sino de uno de los asaltantes, quien la soltó después del forcejeo. Por esta razón, no se solicitó medida de aseguramiento y, por lo tanto, fue puesto en libertad.
A pesar de que todo parece aclarase para el conductor, los efectos del señalamiento inicial aún no cesan. Por ahora, no podrá volver a trabajar, pues seguirá con la licencia suspendida. Según manifestó Transmilenio a este diario, el conductor y la empresa Suma, deberán explicar las circunstancias de lo ocurrido y, en caso de que se encuentre que no hubo una violación al manual de operaciones, se levantará la inhabilidad que le aplicaron el día de la detención.