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En tiempos de COVID y protestas: ¿cómo vivir entre dos miedos?

El aumento de la expectativa por reactivar la economía para mitigar los efectos de la pandemia, coincidió con jornadas de violencia que dejaron muertes, disturbios y saqueos en las marchas contra el abuso policial.

Manuela Valencia Gómez
29 de septiembre de 2020 - 03:58 a. m.
La noche del 9 de septiembre incineraron CAI y buses de Transmilenio. Además, en las últimas protestas, saquearon establecimientos comerciales.
La noche del 9 de septiembre incineraron CAI y buses de Transmilenio. Además, en las últimas protestas, saquearon establecimientos comerciales.
Foto: Mauricio Alvarado- El Espectador

No ha sido un año fácil para los bogotanos. Primero, la llegada del COVID-19 se tradujo en muertes y, por meses, las calles permanecieron vacías, el comercio cerrado y los escenarios de la ciudad se volcaron a la virtualidad por el temor al contagio. Este panorama ocasionó que centenares de empresas quedaran en quiebra y la tasa de desempleo llegara al 25 %.

Luego, cuando se superó el primer pico de la pandemia, nació la esperanza de volver a la normalidad de manera gradual, con la denominada “nueva realidad” en la capital. Pero no pasaron 15 días de haberse levantado la cuarentena y nació una nueva angustia: la violencia en las movilizaciones contra el abuso policial y las políticas del Gobierno Nacional.

El 9, el 10 y el 21 de septiembre fueron jornadas en las que las personas vieron de cerca los enfrentamientos. En los barrios se escucharon bombas aturdidoras, los CAI quedaron envueltos en llamas y algunos establecimientos de comercio, que apenas trataban de acomodarse, fueron saqueados.

La situación reforzó el panorama de desconfianza e incertidumbre que venía de la pandemia. Ahora, la ciudadanía no solo siente miedo de contagiarse de coronavirus, sino que vive en medio de una sensación de inseguridad, producto de la ruptura en la relación con las instituciones y los efectos colaterales de la protesta social. De ahí surgen las preguntas: en tiempos de COVID-19 y protesta social, ¿cómo vivir entre dos miedos? ¿Cómo recuperar la tranquilidad?

Aunque no hay estrategias claras, el camino que se elija, según los expertos, debe apuntar a algo concreto: que las personas puedan salir sin miedo y no se diluya la esperanza. Así lo aseguró Wilson López, doctor en psicología social y profesor de la Universidad Javeriana. “No estamos en medio de dos miedos, sino de tres. El de las consecuencias de la protesta y el del COVID-19, que se divide en el temor a contagiarse y a quedarse sin empleo. Pero el peor es no poder confiar en las instituciones, en particular en las que deben darles tranquilidad. Entonces, ahora la angustia no solo es a que el otro me contagie, sino de salir por la seguridad. Y a eso le sumamos que la gente no va a parar de movilizarse, ya que las protestas pacíficas son parte de las democracias y son necesarias”, señaló López.

Para Ómar Oróstegui, analista en asuntos urbanos, la falta de confianza no solo es hacia las instituciones públicas, también al bajo capital social que tienen los bogotanos entre sí. “La corrupción pasados, la pandemia presente y la incertidumbre frente al futuro alimentan esa percepción negativa”.

Las soluciones

Oróstegui sugiere cambiar la narrativa pesimista e involucrar a los actores estratégicos de ciudad para construir una visión compartida del futuro urbano. En otras palabras, su opinión se orienta a que se debe trabajar en dos ejes: el cambio de perspectiva de cada individuo, para seguir adelante con optimismo, y el apoyo institucional para lograr este objetivo.

Por su parte, Óscar Donnato, investigador del observatorio de paz de la Universidad Libre, cree que la clave está en construir confianza a través de la eficiencia de las instituciones. “Se necesita que la gente sepa que si un policía llega no es una amenaza, sino una salvación. ¿Qué tenemos en común los ciudadanos con la Policía? Que somos seres humanos”, expresó.

Según el concejal Manuel Sarmiento (Polo Democrático), este proceso va acompañado de los esfuerzos del Gobierno Nacional y el Distrito, no solo por medio del perdón y la reconciliación frente a los efectos de la protesta social, sino de garantías para el pueblo en los tiempos difíciles. “Bogotá nunca podrá ser un paraíso si Colombia sigue siendo un infierno. Por eso el Gobierno Nacional debe reconocer que es necesario hacer grandes cambios en materia de políticas de salud, económicas, sociales y, por supuesto, en su política de seguridad, como una reforma de la Policía ya planteada por la alcaldesa” explicó.

Conciencia ciudadana

El profesor López, por su parte, sugiere que haya compromiso para superar la crisis desde la voluntad ciudadana. “La gente debe entender que nos toca salir a todos. Hay que ser conscientes de que debemos volver a confiar en la Policía, y para ello deberían hacer trabajo comunitario, para que sea vista como una institución más humana y así la gente vuelva a movilizarse sin tener miedo”.

Para seguir enfrentando la crisis sanitaria, la secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán, hace un llamado a cuidar la salud física, pero también la mental. Sin embargo, agrega que no se debe bajar la guardia, ya que la “nueva realidad” es una estrategia que compromete a los ciudadanos al autocuidado y poner en manos de los protocolos y la regulación una reactivación efectiva y sin efectos negativos para la capital.

“No es un tema de normativas, es que la gente sea juiciosa, cuidadora y productiva. No nos dejemos amedrentar por los vandalismos, porque lo más fuerte ya pasó. Seamos optimistas y conscientes de que colectivamente somos más, así que es la hora de dejar atrás esos momentos de miedo y angustia para generar belleza, productividad, arte, cultura y color para salir adelante”, concluyó

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