Entre fogatas y malentendidos, venezolanos pasan primera noche en nuevo albergue en Bogotá

El grupo de 460 migrantes pasó su primera noche en el albergue de Engativá, en el que estarán hasta enero de 2019. Pese a la restricción de hacer fogatas, el exceso de frío los obligó a montar tres. También hubo desinformación que derivó en desórdenes.

Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com
14 de noviembre de 2018 - 04:32 p. m.
En el albergue hay 460 venezolanos, ubicados en 44 carpas. / Gustavo Torrijos - El Espectador.
En el albergue hay 460 venezolanos, ubicados en 44 carpas. / Gustavo Torrijos - El Espectador.

La noche del martes en el centro hogar ‘El Camino’, de la localidad de Engativá, fue la primera que pasarán allí los venezolanos trasladados desde los cambuches del Salitre, donde se encontraban desde septiembre. Será la primera en aproximadamente dos meses, pues los migrantes estarán allí hasta enero de 2019, cuando inicien las labores de reconstrucción del predio. (GALERÍA: Así fue el traslado de venezolanos a un nuevo albergue en Bogotá)

Al lugar llegaron 460 personas nacidas en el vecino país, que desde su llegada a la ciudad decidieron ubicarse en el predio El Bosque, al lado de la terminal de transportes del Salitre. También se asentaron en los terrenos de la carrilera y el río San Francisco. Esos cambuches, improvisados con carpas, cartón  y aluminio, fueron desmontados y sus ocupantes fueron trasladados hasta el nuevo albergue.

El hogar de paso tiene 44 carpas. Unas grandes y otras no tanto. En las más grandes, los migrantes decidieron meter varias de las carpas personales en las que dormían en el Salitre. Las carpas pequeñas fueron escogidas por familias y conocidos. Pero llegar a la primera noche no fue fácil y quedarse allí fue una decisión que tuvieron que tomar las familias.

Antes de pasar a las carpas, los venezolanos tuvieron que firmar un aval al manual de convivencia que se creó para el albergue temporal. En el documento se especifican las prácticas que deben tener en el lugar, que distan mucho de las que tenían en los cambuches del Salitre. Por ejemplo, no podrían cocinar en ollas, hacer fogatas,  lavar ropa, fumar, caminar por los alrededores del lugar o recibir donaciones de personas.

Aunque los venezolanos sabían del protocolo que habría en el albergue, en la primera noche hubo malentendidos entre migrantes y funcionarios del Distrito. Los extranjeros finalmente hicieron no solo una, sino tres fogatas aduciendo excesivo frío y falta de cobijas.

Además, muchos empezaron a llegar en horas de la noche al saber del traslado y pasaron la noche afuera del predio. Es más, al conocer que había un refugio en la ciudad, muchos venezolanos que llegaron a la ciudad entre la noche del martes y la madrugada del miércoles se dirigieron hacia allí pensando que los iban a recibir, pero no fue así.

Según Daniel Mora, integrante de la subdirección de emergencias de la Secretaría de Integración Social, “El frío y la angustia de tener que cumplir un manual de convivencia les ha generado dificultades de relación con la institucionalidad porque no vamos a permitir consumo de alcohol, psicoactivos o agresiones y eso les ha generado una dinámica de respeto”.  Mora agregó que van a abrir un Puesto de Mando Unificado (PMU) en el lugar porque “en el campamento están muy molestos porque quieren hacer lo que quieran y no se puede permitir. Vamos a llevar un protocolo de convivencia”.

Por Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com

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