¿Qué esconde la nueva tarifa de Transmilenio?

Las dificultades financieras del sistema están detrás del aumento del pasaje en $100, que esta semana ordenó el alcalde Gustavo Petro.

Verónica Téllez - Natalia Herrera
19 de octubre de 2014 - 02:00 a. m.
Desde agosto de 2012 no se  modificaba la tarifa de TM. / Archivo
Desde agosto de 2012 no se modificaba la tarifa de TM. / Archivo

Los usuarios de Transmilenio no dejan de preguntarse cómo es posible que a partir del miércoles aumente el pasaje a $1.800, si las estaciones siempre están a reventar y las demoras y los apretones son el pan de cada día. Pero detrás de la medida está el difícil momento financiero que atraviesa el sistema y la necesidad de más ingresos. Esto llevó al alcalde Petro a dar reversa en la rebaja que hizo en 2012, cuestionada en su momento por el Concejo y los entes de control.

El incremento de $100, que esta semana autorizó el mandatario, la interpretan muchos como una forma de corregir las consecuencias de la rebaja de 2012, cuando estableció tarifas diferenciales para horas pico y valle. Y lo que para los ciudadanos fue un alivio para su bolsillo, se convirtió en una disminución de recursos para Transmilenio, ya que los costos de operación eran los mismos, aunque con menos ingresos.

Los opositores de Petro consideraron la rebaja como una medida populista. Por su parte, la Veeduría y la Contraloría advirtieron sobre el riesgo para las finanzas del sistema. Otros, como Juan Pablo Bocarejo (investigador de la Universidad de los Andes), recordaron que ningún sistema de transporte es autosostenible en el mundo y por eso requieren aportes públicos, pero que también la administración estaba en mora de buscar nuevas alternativas. Además, puso en duda que la rebaja realmente beneficiara a los más pobres (que era el argumento de Petro), pues en la práctica todos los usuarios se beneficiaron con el descuento, aunque fueran de estrato 4 o 5.

En medio de esta larga controversia, un estudio interno de Transmilenio que se conoció el año pasado, le recomendó al mandatario “incrementos mesurados de las tarifas, pero periódicos”. Éstos debían aplicarse tanto en Transmilenio como en el Sistema Integrado de Transporte Público y debían ser de $100 a partir de octubre de 2013 (para horas pico y valle), continuando con este monto hasta 2016, cuando el pasaje debía llegar a los $2.100. Es decir, el reciente incremento decretó haberse hecho hace un año. El alcalde le apostó a sostener la tarifa de 2012. Sólo autorizó la reducción de los períodos valle de 10 a 5 horas diarias y creó un subsidio para la población beneficiaria del Sisbén, atendiendo un estudio riguroso del Banco Mundial.

Ahora que por primera vez en su gobierno subió las tarifas, tanto críticos como analistas hacen la misma lectura: el alcalde trata de corregir los errores que ha cometido con el sistema. Ricardo Montezuma, director de la Fundación Ciudad Humana, considera que fue irresponsable el descuento generalizado que hizo el alcalde en un sistema que ha tenido graves problemas de operación. “Esa rebaja debió ser focalizada como lo hizo después con el subsidio que autorizó para el SITP. Pero como no lo hizo así desde el principio en Transmilenio, terminó de agravar su situación financiera”.

Por su parte, la lectura que hace el concejal Antonio Sanguino es que los anuncios de esta semana son menos graves que otras decisiones del alcalde, que le costaron mucho a la ciudad. Para él la rebaja de tarifa “fue una decisión gravísima, con grandes dosis de populismo, sin pensar en el hueco fiscal que generó. A estas alturas se dio cuenta de las consecuencias de la rebaja generalizada”. Por estas razones está convencido de que el aumento de $100 fue para corregir un error fiscal. “Fue una autocrítica”, puntualizó.

Ante los cuestionamientos, el secretario de Hacienda, Ricardo Bonilla, rechaza la idea de que el aumento haya sido consecuencia de los efectos financieros de la rebaja de 2012. “En realidad, el tema que se estaba previendo era que con la competencia del Transporte Público Colectivo no tenía sentido aumentar la tarifa y dejar mayor diferencia respecto al nuevo SITP. Se esperaba que Transmilenio lograra implementar más rápido este sistema. Hoy la conclusión es que no lo logró y entonces hay que tomar medidas drásticas, entre las que se incluye el incremento en la tarifa”.

Según el concejal Carlos Vicente de Roux, la medida de subir el pasaje permite acopiar, de acuerdo con sus cálculos, entre $60 mil o $70 mil millones al año, que por supuesto ayudarán a jugar con el déficit que se ha descrito. “De manera que todo indica que era una medida necesaria”, agrega.

Algo en lo que coincide la representante a la Cámara Ángela Robledo con Petro es que la rebaja como la de la hora valle ha beneficiado a las personas, porque en Colombia el transporte es caro, “pero financieramente no es tan fácil sostenerlo y por eso el aumento de tarifas era necesario, aunque políticamente genere un ambiente negativo para Petro”. También recuerda que Carmenza Saldías, la exdirectora de Planeación y Hacienda de la alcaldía de Antanas Mockus, insistió mucho en que el sistema de transporte público tenía que desarrollarse de manera integral. En ese momento todo era alegría con Transmilenio, era la joya de la corona de la ciudad, pero ella insistía en que había que desarrollar los trenes de cercanías y mejorar el acceso a los demás transportes. “Eso no se hizo, no se atendió y ya tenemos lo que tenemos”, puntualizó.

Por su parte, el alcalde Petro en la rueda de prensa del jueves quiso resaltar más el aumento del subsidio para los usuarios sisbenizados del SITP (que pasa del 40 al 50%), que al mismo incremento en TM. Sin embargo, este beneficio tampoco ha tenido el impacto esperado por el Distrito, ya que apenas hay 130.000 usuarios, mientras que la meta era llegar a más de 800.000. “Esas cifras quieren decir que el beneficio le llega a un volumen marginal de pasajeros”, como dice el excandidato a la Alcaldía Aurelio Suárez.

Una pregunta que surge respecto a este subsidio focalizado en afiliados al Sisbén es si lo mantendrán las otras administraciones, pues en el decreto que firmó el mandatario distrital dice que sólo tiene financiación para lo que resta de 2014. Lo que quiere decir que cada año se tendrán que asignar recursos en el presupuesto de la ciudad para costear el beneficio. “Detrás de eso hay un interés de justicia social en teoría, pero también hay un interés político que querrá cobrar electoralmente”, dice Sanguino.

El analista político Pedro Medellín señala que las medidas que está tomando el alcalde, bien sean para corregir o compensar las tarifas, éstas se producen en un contexto de pagos y molestia social muy grande, porque el servicio de TM no se presta adecuadamente. Así que “los alcances políticos del alcalde Petro, cualquiera que sean, van a terminar opacados por un tema como la movilidad. La sensación generalizada es que a la Alcaldía se le está saliendo de las manos este tema y le toca enderezar el camino”.

Quizás ahora que Petro reconoció la necesidad de incrementar el pasaje del sistema, lo más preocupante para muchos es que la ciudad tenga un corte de cuentas para saber con qué recursos cuenta y cuál es el verdadero diagnóstico, como recalca el concejal Sanguino. Lo único cierto es que se avecinan días difíciles para el alcalde y su equipo frente a la movilidad. Al paro que anunciaron los transportadores tradicionales por el Pico y Placa, que empezará el lunes, se han sumado otros sectores como representantes de comités de usuarios de Transmilenio, que vieron en el alza a las tarifas un detonante para protestar la próxima semana.

“Hemos visitado los sectores periféricos de la ciudad que son los humildes y ni siquiera son acreedores del subsidio. Además, del aumento en el pasaje, con el SITP ellos deben hacer más trasbordos porque muchas de las nuevas rutas fueron simplificadas y, por ejemplo, no hay trayectos directos de Bosa San José a Lijacá”, dice Sebastián Galeano, quien agrega que el sistema tiene fallas estructurales que debe revisar la administración e incluso debería pensar en modificar los contratos.

El representante a la Cámara Germán Navas Talero dice que el costo de transporte en Colombia sigue siendo muy caro y no va a cambiar mientras siga siendo un negocio de particulares. “Lo claro es que el alcalde Petro no puede bajar los pasajes del transporte para subirlos al día siguiente. Parece el mismo juego del Gobierno con el alza y baja de la gasolina”.

 

vtellez@elespectador.com / nherrera@elespectador.com

Por Verónica Téllez - Natalia Herrera

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