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Este es el protocolo de bioseguridad de El Dorado para el piloto de su reapertura

Mediante plan piloto, que arrancaría en julio, el aeropuerto busca reactivar su operación para vuelos nacionales y comerciales. El Espectador recorrió sus instalaciones y esto fue lo que encontró. 

Diego Ojeda
25 de junio de 2020 - 08:10 p. m.
Si la persona tiene más de 38 grados centígrados se activa una alarma para que se impida su ingreso y sea aislada a un puesto administrado por la Secretaría de Salud.
Si la persona tiene más de 38 grados centígrados se activa una alarma para que se impida su ingreso y sea aislada a un puesto administrado por la Secretaría de Salud.
Foto: Diego Ojeda

Visitar por estos días el aeropuerto internacional El Dorado es darse del impacto económico y social que ha significado el COVID-19. El trajín que normalmente se vive en esta terminal aérea, reflejada en las largas filas de taxis y los atiborrados Chek-in counter, ha sido reemplazado por un panorama desolado en el que solo se ven agentes de policía y una que otra persona, tal vez beneficiaria de algún vuelo humanitario. 

El Dorado volvería a tener vitalidad con “la nueva normalidad”, ya que se contempla la posibilidad de que sus puertas vuelvan a estar abiertas para quienes deseen hacer viajes nacionales. Para esto, el Ministerio de Salud autorizó una serie de medidas de bioseguridad con las que se pretende mitigar la propagación y el contagio del virus al interior de las instalaciones. Se espera que este protocolo sea puesto a prueba durante julio y, dependiendo de sus resultados, se tomará la decisión de si el aeropuerto puede, o no, volver a funcionar para vuelos nacionales y comerciales. 

Este es el paso a paso del protocolo

Para comenzar, El Dorado solo habilitará cinco de sus puertas, estas son la 3, 4, 5 y 6, del segundo piso, y la número 5 del primer nivel. Cada una de estas tiene líneas marcadas que indican a las personas la forma en la cual deben esperar mientras le toca el turno de ingresar al aeropuerto. Para evitar que se formen aglomeraciones, como ocurrió en los supermercados durante el día sin IVA, personal y oficiales de Policía estarán verificando el respeto por el distanciamiento social. 

Justo antes de atravesar el umbral de la puerta de ingreso, la persona pasa por un control de desinfección en el que hay lavamanos portátiles, cuya agua es bombeada con los pies, y por un tapete que desinfecta las suelas de sus zapatos. 

Pocos metros más adelante, los pasajeros deben formarse nuevamente para la toma de temperatura, la cual se hace mediante cámaras térmicas que muestran los resultados en una pantalla monitoreada por personal del aeropuerto. Si se registra que una persona supera los 38 grados centígrados, se activa el protocolo el cual consiste en impedir su ingreso y remitirlo a un punto en el que es atendido por profesionales que trabajan para la Secretaría de Salud. 

Posteriormente, las personas tienen la opción de continuar su camino hacia la puerta de embarque o pasar por el Chek-in counter para finalizar su registro y dejar el equipaje que va por bodega. En las filas que habitualmente se forman para pasar por este punto, hay señalizaciones en el suelo que indican el distanciamiento social. En los puestos de atención, un acrílico separa al trabajador de la aerolínea con el pasajero. Allí también hay un dispensador de gel antibacterial. 

Algo interesante es que la medida del distanciamiento también se aplican en otros puntos de la infraestructura del aeropuerto. En las sillas, por ejemplo, letreros indican dónde se no se puede sentar la gente. La organización de estas es un asiento sí, dos no, uno sí, y así consecutivamente. 

Las escaleras eléctricas y las bandas transportadoras también se encuentran señalizadas. En estas, tres equis (x) rojas indican dónde no se puede parar una persona, y dónde sí con el dibujo amarillo de dos suelas de zapatos. En los baños, hay canecas rojas que indican que ahí se pueden depositar residuos como tapabocas usados. Además, los bebederos de agua fueron reemplazados por dispensadores que funcionan únicamente para llenar botellas o envases similares. 

El siguiente punto es el puesto de control de seguridad. Allí también impera la regla del distanciamiento social. Como de costumbre, las personas tienen que retirarse todo lo metálico para poder atravesar por este filtro. Las únicas diferencias es que ya no van a haber trabajadores pidiendo los tiquetes de vuelo para permitir el ingreso, sino que este será validado por una máquina que escanea el código en papel o en la pantalla del celular. Además, las bandejas que son utilizadas para dejar los objetos que son analizados por rayos x, una vez utilizadas, son desinfectadas de manera inmediata. 

En las salas de espera las sillas tiene el mismo mecanismo de distanciamiento mencionado anteriormente. En el punto de atención, también hay un acrílico que separa a los trabajadores de los pasajeros y hay un escáner que valida la documentación requerida para el embarque de la aeronave. Para evitar las aglomeraciones que se forman a la hora de pasar por este filtro, las aerolíneas formarán grupos de a diez pasajeros quienes deberán mantener una distancia prudente entre sí. 

Todos estos protocolos, evidentemente, demoran la operación de los aeropuertos, por lo que la recomendación que brinda el gerente general de Opain (consorcio encargado de la administración de El Dorado) Andrés Ortega es de llegar con una hora y veinte minutos de anticipación (para vuelos nacionales). Aunque la recomendación que hace la Aeronáutica Civil es de hacerlo con mínimo dos horas.

Ortega considera que al interior de las aeronaves no es necesario el distanciamiento entre silla y silla, ya que la tecnología de filtrado de aire de los aviones da seguridad en esta materia. Sin embargo, la Aeronáutica Civil (autoridad nacional en esta materia) sí considera necesario que se maneje una distancia (de un asiento) entre cada pasajero, exceptuando aquellos que vivan en la misma casa.

Para las llegadas, el protocolo es similar. En los pasillos que conducen al lugar donde se recogen las maletas hay numerosos dispensadores de gel antibacterial. Justo antes de llegar al punto de recogida, a los pasajeros nuevamente se les practica la medición de la temperatura. 

Finalmente, el aeropuerto tiene a disposición una flota de taxis, de los que garantiza, son desinfectados periódicamente y cumplen con las medidas de distanciamiento entre pasajeros (solo se permiten dos, además del chofer) y el conductor, gracias a un plástico que los separa. 

Hasta el momento se desconoce la fecha exacta en la que se implementaría este piloto de reactivación. Hay que aclarar que solo se permitirá el ingreso de pasajeros al aeropuerto y, para el caso de adultos mayores y menore de edad, se permitirá la entrada de un acompañante para que los deje a cargo del personal idóneo de las aerolíneas.

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