“Francisco me dijo que me odiaba y que iba a morir en la cárcel”: Rafael Uribe Noguera

El confeso asesino de la pequeña Yuliana Samboní compareció este miércoles como testigo en desarrollo del proceso contra sus hermanos: Francisco y Catalina Uribe Noguera.

-Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com
06 de junio de 2019 - 03:00 a. m.
Por el crimen de la menor, Uribe Noguera fue condenado a 58 años de cárcel. / Gustavo Torrijos
Por el crimen de la menor, Uribe Noguera fue condenado a 58 años de cárcel. / Gustavo Torrijos

“Siento angustia, y al presentir que iban a llegar mis hermanos, escondo el cuerpo de Yuliana. No recuerdo el orden, pero cojo su ropa y la escondo en la cisterna del baño principal. Después no sé exactamente lo que hice”. En estos términos, desde la cárcel de máxima seguridad de Valledupar, rindió declaración Rafael Uribe Noguera, confeso asesino de la pequeña Yuliana Samboní, quien fue llamado como testigo en desarrollo del proceso judicial contra sus hermanos (Catalina y Francisco Uribe Noguera) por supuesto encubrimiento.

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Si bien la audiencia fue a puerta cerrada —para mantener en secreto su aspecto, pues denunció amenazas—, el audio del testimonio se hizo público. En este detalla cómo fue increpado por sus hermanos en la tarde del 4 de diciembre de 2016, horas después de raptar, violar y asesinar a la pequeña, por lo que purga una pena de 58 años de prisión.

En la declaración dice que “no recuerda exactamente” lo ocurrido, pues alega tener “tergiversado el tiempo”. Sin embargo, señala que sus hermanos no encubrieron lo ocurrido, que los engañó y que ellos lo instaron a establecer el paradero de la menor.

“Cuando empiezo a tener memoria y conciencia de lo que estaba pasando, miro mi celular y tengo cualquier cantidad de llamadas y mensajes. Creo que leo algunos y veo que me están buscando afanadamente. Después decido contestar y es mi hermana. Me dice que me está buscando el Gaula y que dónde estoy. Le miento y le digo que estoy en casa de una amiga”, narra.

Luego, según Uribe Noguera, su hermana le preguntó por el paradero del vehículo en el que raptó a Yuliana, que escondió en el parqueadero del sótano del edificio Equus 66, “el cual es imposible ver desde la calle o desde la portería”. Agrega que el citófono sonó varias veces y que, ante la insistencia, contestó, pidió al vigilante que no dejara subir a nadie y que dijera que no estaba.

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Fue en ese momento cuando escondió el cuerpo de la menor debajo del jacuzzi y trató de limpiar la escena del crimen. No es un hecho menor, pues el asesino explicó que él mismo, dada su profesión de arquitecto, diseñó y construyó el apartamento. El área del jacuzzi, señala, tenía un sobrepiso y la puerta era prácticamente imperceptible.

En su declaración sostiene que empezó a escuchar gritos de Francisco desde la terraza, quien le habría rogado que le abriera la puerta, porque si no “le tocaba saltar y podía matarse”. Catalina, por su parte, intentaba abrir el apartamento con la llave, mientras gritaba y lloraba. En este punto, Rafael indica que estaba en el balcón y que Francisco saltó el muro: “Me jaló y me ‘zangoloteó’. Me preguntaba por la niña, que me iba a matar si le había pasado algo”.

Rafael agrega que, aunque al principio su hermano decidió que se quedarían en el apartamento esperando a las autoridades, al verlo en mal estado de salud optó por buscar ayuda. Así, los tres hermanos abordaron un taxi, pero Catalina se bajó en la calle 72 con séptima por petición de Francisco.

“Yo iba callado. Francisco angustiado me preguntaba todo el tiempo que dónde estaba la niña. En principio dije que no sabía, que cuál niña. Después, que ella se había bajado en un puente de la 65 con Circunvalar. Él me decía que rezara para que apareciera y volví a cambiar mi versión: dije que ella se había tirado del puente”, precisa.

 

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Finalmente, casi llegando a la clínica, Rafael le confesó a Francisco que Yuliana estaba muerta. “Él, angustiado, se tocó la cabeza, me dijo que me odiaba y que me iba a morir en una cárcel”, concluyó.

Pese al relato, la fiscal del caso advirtió que lo dicho no coincide con afirmaciones previas. Sin embargo, el juez avaló el testimonio. La diligencia se extenderá hasta este viernes, cuando se escucharán a los otros testigos a favor de los hermanos. Una vez concluya esta etapa vendrán los alegatos finales, con los que se tratará de convencer al despacho sobre la inocencia o culpabilidad de los procesados.

Por -Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com

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