“Las normas son para todos”. Así, enfático y visiblemente molesto, se mostró el secretario de Seguridad de Bogotá, Daniel Mejía, quien se refirió a un episodio ocurrido el pasado viernes, que involucra al esquema de seguridad del empresario Luis Carlos Sarmiento.
Según la versión de Mejía, el hecho responde a una serie de irregularidades en materia de movilidad protagonizadas por la caravana de seguridad de Sarmiento Angulo que, contra toda norma, paralizó la movilidad, cerró el paso de conductores y hasta regularizó el tránsito con el ánimo de facilitar la movilidad del esquema.
El hecho fue denunciado por Mejía el pasado viernes a través de su cuenta en Twitter y según detalló este lunes, pudo constatar cómo al menos seis camionetas azules, acompañadas de motocicletas y hombres vestidos de negro, intimidaron a conductores particulares, se pasaron semáforos en rojo y detuvieron el tráfico, como si fueran una debida autoridad de tránsito.
El esquema de seguridad de Luis Carlos Sarmiento debe entender que NO puede detener el tráfico, y menos intimidar a otros vehículos.
Contrario a un ‘mea culpa’ –considerando que las únicas caravanas autorizadas para detener el tráfico son las que involucran al presidente de la República, según el Código de Tránsito– el secretario de Seguridad relata que la respuesta que recibió por parte del jefe de escoltas fue “¿usted qué quiere que yo haga?”.
“Él me pregunta que quién soy, le digo que soy un ciudadano y que por ahora, también el secretario de Seguridad. Pero este reclamo no tiene que nada que ver con mi cargo, de hecho ya me había pasado. Le dije que era un reclamo ciudadano y la respuesta que recibí no fue la adecuada, me dijo ‘qué quiere que yo haga’”.
Elevando un llamado a respetar las normas de tránsito y enmarcando este tipo de situaciones como un abuso, el secretario de Seguridad advirtió que ninguna caravana (exceptuando la del presidente), está autorizada para “intimidar a los ciudadanos, pasarse un semáforo en rojo o regular el tránsito”, juicio que fue compartido por el propio alcalde Enrique Peñalosa.
Nadie, distinto del Presidente, puede desobedecer con escoltas los semáforos, ni normas de tránsito