Publicidad

¿Qué hace un alcalde local?

A las peripecias para cumplir con las 150 funciones que les han delegado desde 1993 se suma la dificultad para invertir en lo que realmente necesitan sus comunidades, pues priman los intereses de la Alcaldía Mayor.

Carlos Hernández Osorio
14 de febrero de 2016 - 02:00 a. m.

Entre los alcaldes locales de Bogotá hay un chiste: “Somos más famosos que el árbol de Navidad: nos cuelgan todos los adornos posibles”. Con adornos se refieren a las 150 funciones que deben cumplir porque alguna ley, decreto, resolución o acuerdo del Concejo se las ha delegado, poco a poco, durante más de 20 años. Es por eso que ese chiste, en el fondo, refleja un cúmulo de dificultades.

Carlos Borja, cartagenero radicado en Bogotá desde hace más de dos décadas y que asumió en la Alcaldía Local de Santa Fe en 2012, al resumir sus últimos días pone un ejemplo de lo que implica ocupar su cargo: “Hace una semana estábamos metidos con los incendios en los cerros; el pasado fin de semana tuve que estar pendiente de una toma en el barrio San Bernardo, donde, entre los capturados, hubo 14 policías; en el Centro, en cualquier momento, los vendedores ambulantes salen a protestar y se toman la Alcaldía Local. Puede pasar lo que sea, en el momento que sea, y como alcaldes debemos estar presentes”.

No se trata sólo de velar por la seguridad y convivencia de los habitantes de su territorio o de vigilar el cumplimiento de normas urbanísticas, dos funciones claves establecidas desde 1993 en el Estatuto Orgánico de Bogotá. Entre sus 150 tareas también deben censar perros potencialmente peligrosos, exigir que los planos para construir una piscina nueva los presente un ingeniero o arquitecto con tarjeta profesional, llevar el registro de pasacalles y pendones, y practicar pruebas en procesos policivos. Y en el caso de Santa Fe, prevenir y controlar el consumo de chicha y otras bebidas alcohólicas por menores de edad durante la realización del Festival de la Chicha.

Sandra Rodríguez, alcaldesa de Tunjuelito, explica que por el sistema de peticiones, quejas y reclamos le llegan todo el tiempo solicitudes que, en muchos casos, ni siquiera le competen. “Yo no aplico el comparendo ambiental”, dice, “pero aquí llegan vecinos que se agarran por los excrementos de los perros. Ahí me toca decirle a la Policía y hacer campañas”.

Esos deberes tan puntuales son objeto de una investigación que adelanta la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes. Javier Pérez, profesor de esa institución, explica que, incluso, “pueden seguir creciendo exponencialmente, y si no se acotan, la labor se hará más difícil”. Con frecuencia, por ejemplo, el Concejo aprueba acuerdos que delegan más funciones.

De esto se deriva que, para los alcaldes, el presupuesto que les asignan es insuficiente y que carezcan de autonomía para invertirlo. Por más que se desgasten haciendo encuentros ciudadanos en los que los líderes locales definen prioridades, la Alcaldía Mayor determina los lineamientos gruesos. Por eso es que la alcaldesa de Tunjuelito sentencia: “Lo que hace un alcalde local es hacer caso”. Ejemplo de eso es la directriz de la pasada Alcaldía que obligó a que las administraciones locales invirtieran cada año el 40% de sus presupuestos reparando vías.

El profesor Pérez propone cambiar el sistema para que la inversión se planee de acuerdo con las necesidades de las localidades, pues es claro que La Candelaria requiere intervenciones diferentes a Sumapaz, por ejemplo.

Así y todo, los alcaldes deben cumplir. Tienen a la mano millonarios recursos, por más que éstos sean escasos para atender las necesidades de su gente (entre todos, este año ejecutarán cerca de $800.000 millones, el 10% del presupuesto de la Alcaldía). Eso hace que los intereses de los partidos, o de algunos políticos como concejales, también estén metidos en su gestión. La plata se va en contratos que pueden llegar a ser tan cuestionados como los que tienen ante la justicia a cuatro mandatarios y exmandatarios que ocuparon el puesto en los últimos cuatro años. También se va en inversiones que, como dice la alcaldesa de Tunjuelito, aunque no implican cambios de fondo, pueden cambiar vidas. Hace poco, recuerda, gracias a un convenio con el hospital, entregaron ayudas técnicas para discapacitados y “a un niño sordo de 18 años le proporcionaron unos audífonos que, por primera vez en su vida, le permitieron escuchar a su mamá”.

Desde enero, la ciudad vive un proceso de elección del que saldrán los 20 nuevos alcaldes. Tendrán como retos la aplicación en los territorios de los nuevos planes de Desarrollo y de Ordenamiento Territorial. Dos desafíos que deberán combinar con un sinnúmero de funciones.

Así va el proceso de selección

En el actual proceso de selección de alcaldes locales se inscribieron 3.224 interesados en ocupar las 20 plazas. Ya se hizo el primer filtro, en el que se definió quiénes cumplían con los requisitos básicos. El próximo jueves se publicará la lista definitiva de admitidos, que deberán presentar un examen el sábado 20 de febrero, que estará a cargo de la Universidad Nacional. Solo pasarán a la siguiente etapa los aspirantes que respondan correctamente, como mínimo, el 70 % de las preguntas. Esa lista se conocerá un día después.

Desde el primero, los seleccionados deberán presentarse ante las juntas administradoras locales (JAL), para exponer su propuesta de gobierno. A más tardar el 11 de marzo, cada una de esas corporaciones debe pasarle al alcalde Enrique Peñalosa una terna (que tenga como mínimo una mujer), para que entreviste a sus integrantes y escoja entre ellos.

Por Carlos Hernández Osorio

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar