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“Hay hechos lamentables, pero la seguridad en Bogotá ha mejorado”: Hugo Acero

El secretario de Seguridad de Bogotá habló con El Espectador sobre los principales problemas que hay en la capital en materia de delitos de alto impacto. El funcionario explicó cómo se está trabajando para mitigar los delitos con mayor afectación, como el hurto a bicicletas y los robos masivos en Transmilenio.

Manuela Valencia Gómez
21 de noviembre de 2020 - 03:27 a. m.
Hugo Acero, secretario de Seguridad de Bogotá.
Hugo Acero, secretario de Seguridad de Bogotá.
Foto: Cortesía

A pesar de que las cifras siguen indicando que la mayoría de los delitos en Bogotá han presentado una disminución (a excepción de los homicidios y el hurto a bicicletas), la inseguridad sigue siendo uno de los temas que más preocupa a los bogotanos.

Esta percepción responde a que los actos de delincuencia son cada vez más violentos y han desencadenado en muertes o agresiones que dejaron daños irreversibles a las víctimas. Además, las redes sociales se han encargado de ser un mecanismo de denuncia en el que todos los días se viraliza por lo menos un nuevo caso que genera indignación entre los internautas.

Pero para las entidades distritales y la Fuerza Pública, los esfuerzos por evitar que se presenten este tipo de hechos son incesantes y constantes. Así lo explicó para El Espectador el secretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero, quien habló sobre los principales logros en materia de captura e identificación de las bandas criminales que afectan la seguridad en diferentes escenarios, así como de los retos que sigue teniendo la capital para ser cada vez menos insegura.

Varios expertos en seguridad han dicho que la pandemia agravó las condiciones de seguridad debido al desempleo y dio pie a que las bandas reclutaran gente. ¿Cuál es su visón al respecto?

Hemos encontrado algunos jóvenes en tema de hurto a bicicletas y no encontramos grandes estructuras sino pequeñas pandillas que roban para vender y conseguir para el consumo. No quiero desvalorar el hecho de que también hemos encontrado en temas de microtráfico a jóvenes, pero por eso tenemos una estrategia con las alcaldías locales con las que hemos generado 10.000 empleos a través del Distrito. Eso nos permite que por lo menos estén teniendo ingresos y no terminen siendo reclutados por organizaciones criminales.

Uno de los delitos que no cede es el hurto de bicicletas, que se presenta con mucha violencia en las ciclorrutas. ¿Qué se piensa hacer para acompañar esos carriles exclusivos para los ciclistas, pues muchos aseguran que no las usan por falta de seguridad?

Lo primero es que incrementamos la Policía en ciclorrutas. Teníamos 315 y ahora tenemos 520. Lo segundo es que el IDRD tiene guardianes de ciclovía y desde luego hemos focalizado acciones en determinados territorios desde la Secretaría de Seguridad, pasando de 140 gestiones a 295. También hemos hecho un trabajo a lo largo de las ciclorrutas, en articulación con sector comercial, tiendas y vecinos, repartiendo información con medidas de seguridad, haciendo recomendaciones y creando cercanía con los tenderos. Con esta iniciativa conformaremos frentes de locales de seguridad.

¿Han trabajado con los colectivos de ciclistas que hay en la ciudad?

Claro. Diseñamos un plan de seguridad con su ayuda. Ellos mismos nos dicen cuáles son los sectores con problemas de seguridad, eliminación de huecos o de tramos deteriorados. Nos critican mucho, pero también nos corrigen y nos ayudan a aprender.

¿Qué resultados hay en cuanto a desarticulación de bandas de hurto de bicicletas y qué han investigado sobre el mercado negro?

Hemos trabajando con la Fiscalía y en ese aspecto tenemos un avance muy positivo: por primera vez un fiscal fue destinado para hurto de bicicletas. Hay especializados para carros, motos, homicidios celulares, pero bicicletas no tenía una asignación. Eso nos permite hacer una investigación criminal más amplia. De hecho, eso nos ha permitido desarticular cinco grupos en menos de una semana. La Fiscalía desactivó dos bandas dedicadas a robar establecimientos donde venden bicicletas legalmente. En una de esas ocasiones tenemos los videos de un carro que llegaba, rompía la puerta y se llevaban las ciclas. Los detuvimos.

En este punto es importante aclarar que unos se están dedicando al hurto no solo de usuarios, sino de almacenes donde venden las bicicletas. Estamos tras la pista de esas estructuras criminales. Nos la ponen a veces fácil porque distribuyen la bici y en algún lado nos entregan información. En los últimos días inspeccionamos 22 establecimientos y cerramos cinco porque encontramos bicicletas que el dueño del negocio no logro certificar.

¿En qué zonas se ubican la mayoría de esos establecimientos que se dedican a revender bicis robadas?

Los puntos donde se han encontrado esos sitios son en Suba, Kennedy, Chapinero, Bosa y en el 20 de julio. Hemos visto que hoy se ha reducido el hurto a bicicleta en Chapinero, Teusaquillo y Mártires. Sin embargo, el delito se nos ha trasladado a localidades del suroccidente de la ciudad como Bosa, Kennedy, Fontibón y una parte de Engativá y Suba.

¿Qué hacen una vez recuperan las bicicletas?

De inmediato subimos fotos a una plataforma similar a Mercado Libre. Abrimos una página de seguridad y mostramos las bicicletas, para que sus dueños la encuentren y se acerquen a reclamarla. Tenemos a más de 700 personas detenidas que se les agarró en flagrancia robando a un ciclista y ahí tenemos un problema: a veces el valor del bien no da para que los jueces los dejen privados de la libertad, pero al menos nos sirve por la primera reseña. Hemos encontrado personas extranjeras robando y lo que hacemos es que, si no queda detenido, lo deportamos. De esos 700 han sido cerca de 230 los extranjeros.

Otra gran preocupación entre la ciudadanía es la inseguridad en Transmilenio (TM). ¿Qué acciones se han llevado a cabo para disminuirla?

Una de las preocupaciones que tuvimos fue el tema del hurto y focalizamos TM porque allí estaba concentrado el hurto a celulares. Encontramos que desde luego había un grupo de policías asignados, pero no tenían relación o no coordinaban con la Policía externa de los entornos.

Otro problema que había eran las troncales donde se mueve Transmilenio y son límite de localidades. Por ejemplo, la troncal de la Av. Caracas no le pertenece ni a Chapinero, ni a Teusaquillo, ni a Suba, ni a Usaquén. Es un mundo de nadie, entonces allí debemos fortalecer la seguridad. Especialmente hemos reforzado la Policía encubierta que viaja en los articulados. Además, en febrero logramos poner 50 policías motorizados que se mueven a lo largo de las troncales donde transitan los vehículos y en moto llegan a hacer requisas, revisan y cuidan.

¿Cómo funciona el comando de TM y cuál es la diferencia con lo que ya estaba implementado en la administración pasada?

Nos dimos cuenta que no era solamente tener más policías sino crear un comando, alguien que responda específicamente por Transmilenio, sus rutas y las troncales. Ha sido muy efectivo porque tenemos responsables y tenemos Policía encubierta y coordina con los CAI cercanos.

Otro elemento es el tema de solo detener a una persona y que termine libre, pero lo que se hace es que sabemos que sale y que va a volver. La relacionamos con otras personas que actúan con ella, y de ese modo hemos desarticulado más de siete bandas. Sabemos dónde vive quién es e interceptamos con orden judicial.

¿Qué se ha hecho para atacar el mercado negro de venta de celulares hurtados?

En un momento estuvimos estancados porque nos quedamos en que la Av. Jiménez con Av. Caracas es donde venden celulares y solo hacíamos operativos allá, pero no. Hay varios sitios donde hemos estado haciendo control y allanamientos.

Hemos logrado recuperar celulares que casi nadie ha reclamado, pero al menos hemos determinado los establecimientos que vende celulares robados y hacemos el sellamiento de los establecimientos, porque no es solo tener control sino hacer operativos de inspección, vigilancia y control.

En las últimas semanas se han denunciado casos de personas desmembradas y cadáveres encontrados en vía pública. ¿Se ha descubierto conexión entre ambos temas?

Hemos tenido cuatro o cinco casos. Uno es que un hijo mató a su mamá y la descuartizó, ocurrió en la localidad de Los Mártires. El otro fue el de la mujer encontrada en San Cristóbal, en el que detuvimos a la persona que sería responsable. De los otros casos que han sido encontrados en bolsas no tenemos aún paradero de los responsables. Lo que sí hemos identificado es que no todos tiene relación con organizaciones criminales y que, por tanto, no hay relación de unos con otros casos.

¿Cómo ha sido el trabajo con la Nación?

Tengo muy buena relación con el Ministerio de Defensa y trabajamos siempre de la mano con la Policía y Fiscalía, que son instituciones de orden nacional con los que debemos trabajar. Además, nos dieron 700 policías nuevos que están trabajando en Bogotá y tenemos en grupos operativos.

Más allá de las bandas de hurto de bicicletas, ¿en qué va la desarticulación de las estructuras dedicadas a otros delitos?

Con la Policía identificamos bandas dedicadas a distintos delitos caracterizándolas no solo en términos de quién es el jefe, sino de cómo operan en conjunto, la investigación criminal detrás de eso. Hemos desarticulado más de 140 bandas y estamos entregando las pruebas suficientes para detener a los delincuentes y de esa manera, la mayoría termina tras las rejas.

¿En qué se ha avanzado en cuanto al hacinamiento en centros de detención?

Recibí una ciudad con 1.300 personas en URI y estaciones, hasta hace dos meses eran 2.600. Pero también generamos cupos en las cárceles (650 nuevos). Eso nos ha dado gran tranquilidad.

Desde hace varios meses viene diciendo que la inseguridad ha venido disminuyendo. ¿Cuáles cifras permiten afirmarlo?

Recibimos una ciudad con cinco de 12 delitos de alto impacto en aumento. Ahora solo tenemos dos: el homicidio con el hurto a bicicletas, que sigue aumentando y hoy está en un 34 %. Con el tema de homicidios estoy feliz porque a finales de octubre teníamos 12 casos más y hoy tenemos 14 menos en el acumulado recuperamos dos que íbamos perdiendo y además hubo reducción. De este modo solo tenemos un delito aumentando. Más del 90 % de las personas que hemos detenido han terminado en la cárcel y el 56 % de las bandas desarticuladas fue por hurto.

Tengo que reconocer que sí hay hechos lamentables, como los asesinatos en vía pública, en transporte público por hurtos. No puedo desconocer eso. Pero tenemos que tener en cuenta que antes el promedio diario de robos era de 346, este año es de 216, que sigue siendo mucho, pero es una reducción importante.

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JUAN(37110)21 de noviembre de 2020 - 03:28 p. m.
DESCARADO SINVERGUENZA LA SEGURIDAD EN BTA ESTA INCONTROLABLE DEJEN DE ESCONDER LA REALIDAD !!
Usuario(51538)21 de noviembre de 2020 - 02:47 p. m.
Esta ciudad toda la vida ha sido insegura. Aún se recuerda a los atracadores con ruana y machete debajo de la misma o a los raponeros de relojes que hacían su agosto con los racimos humanos colgados en los buses de servicio público. Lo que pasaba es que en esas épocas funcionaban sin problemas las brigadas de "limpieza social", que hoy en día han desaparecido. Ni policía ni ley sirven para algo.
Jose(61981)22 de noviembre de 2020 - 10:21 p. m.
Y ESTA GURRUPLETA EN DONDE VIVE,LO INVITO A AUE SALGA POR CUALQUIER CALLE DE BOGOTA,SIN ESCOLTAS Y APATA PELAA A VER COMO LE VA.
Berta(2263)21 de noviembre de 2020 - 07:35 p. m.
Pregunto sr Acero: ¿Usted monta en Tansmilenio? ¿Su hija o su esposa o su madre pueden caminar tranquilas en la noche por las calles de Bogotá? ¿Vive en una casa al lado de la calle o en un conjunto cerrado con guardianes las 24 horas? ¿Sale a la calle con su celular o computador en la mano? Y hay otras preguntas...
Fernando(57223)21 de noviembre de 2020 - 02:15 p. m.
Este hombrecito de "Acero", cogió las mismas mañas de la Chimoltrufia López: Decirle mentiras a la ciudadanía y embolatar las cosas escudándose detrás de las supuestas estadísticas para engañar a los capitalinos. No sale a la calle solo, a hacer mercado, a comprar las cosas de primera necesidad y con ello, detrás de un escritorio, escudado con papeles y cifras y creer que ellas le dicen la verdad.
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