La discordia por el colegio Techo, en Bogotá

En el barrio Techo, en el suroccidente de la ciudad, el Distrito tiene prevista la construcción de una de las 30 nuevas instituciones que prometió. El problema es que, según los habitantes de la zona, afectaría el ingreso a un conjunto residencial. Una medida cautelar ordenó suspender la obra.

Mónica Rivera Rueda / mrivera@elespectador.com - @Yomonriver
22 de enero de 2019 - 10:00 p. m.
El lote ha sido utilizado desde hace más de 20 años como parque por la comunidad. / Mauricio Alvarado
El lote ha sido utilizado desde hace más de 20 años como parque por la comunidad. / Mauricio Alvarado

Un predio en el suroccidente de Bogotá ha sido motivo de discordia entre una comunidad y el Distrito. Mientras la Secretaría de Educación tiene previsto construir el nuevo colegio Ciudad de Techo I, los habitantes de los conjuntos aledaños aseguran que, aunque se necesita una institución educativa, el predio es muy pequeño y la construcción los afectaría.

Ciudad Techo I es uno de los 30 nuevos colegios que espera aportar la actual administración. De acuerdo con la Secretaría de Educación, se trata de un predio que les cedió en 2014 el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (Dadep), por lo que, tras estudios, se determinó que era un espacio propicio para la construcción de una institución con 15 aulas, para 555 estudiantes.

Por ello, entre agosto de 2016 y julio de 2018 se desarrollaron diálogos con la comunidad, pero nunca se llegó a un consenso, pues el lote ha servido por más de 20 años como parque para las casi 2.000 familias que viven en la zona. Una construcción allí dejaría encerrados los conjuntos de apartamentos Balcones de Techo y Rincón de Techo.

“Estamos en una calle cerrada, por lo que nuestra única salida es esa zona verde y la vía. Además, si se construye ese colegio, muchas de nuestras ventanas quedarían a menos de 30 metros de la estructura. Lo que siempre hemos repetido es que sí queremos y necesitamos la institución, pero lo que no es viable es una infraestructura de ese tipo en ese lote”, asegura Alejandra Amaya, una de las habitantes del sector.

A este reproche se suma que, según documentos recopilados por la comunidad, el predio es el único espacio de evacuación en caso de emergencia, ya que, por la forma como están construidos los conjuntos, no es fácil el acceso. Por otro lado, por las características del terreno, al parecer el lote haría parte de la estructura ecológica del humedal El Burro, lo que estaría provocando afectaciones en las construcciones.

“Nuestras casas se están debilitando, hundiendo y agrietando, por lo que algunos ingenieros nos han dicho que la construcción del colegio puede debilitar más los apartamentos. Entonces, ¿quién nos garantiza que en 15 años no nos desalojen como hace poco hicieron con los del conjunto Pío XII, que al parecer se vieron afectadas porque esa zona era antes humedal?”, pregunta Amaya.

Con estos argumentos, la comunidad interpuso dos acciones populares. Una en 2016, que fue negada, y otra en 2018, de la que se desprende una medida cautelar que obligó a suspender la obra. La razón fue que la Secretaría de Educación puso una polisombra en el lote e intentó ingresar maquinaria para iniciar las obras, pero lo hizo a la una de la mañana, por lo que la comunidad lo presentó como una invasión de su espacio público. Después de esto no ha habido diálogos ni avances en el proceso.

A pesar de la molestia de los habitantes, la Secretaría de Educación también tiene sus razones para construir el colegio. Según un informe de la Veeduría Distrital, en la UPZ Castilla hay un déficit de 681 cupos, mientras los cinco colegios existentes atienden 12.377 estudiantes, por lo que hay una necesidad de aumentar la oferta en el sector. En cuanto a que el espacio es pequeño, sería una cuestión de optimización, pues el colegio Bolonia se construye en un predio de 3.647 m² y tendrá la misma capacidad que el de Techo, que se haría en un predio de 4.825 m².

Para la secretaria de Educación, Claudia Puentes, el Distrito está dispuesto a negociar como lo hizo con los habitantes de la Ciudadela Cafam para la construcción del colegio Jorge Bergoglio. “Siempre estoy dispuesta a hablar y a mirar por fases cómo hacemos un cerramiento que no incomode. Todos tenemos que ceder. No hacerlo nos hace daños a todos, sobre todo a los niños que no tienen acceso a la educación”, asegura Puentes.

El Distrito señala que ha hecho los estudios correspondientes, con lo que se determinó que la zona no está bajo influencia del humedal ni presenta riesgos. Esto los llevó en diciembre de 2017 a adjudicar la construcción de la obra, en la que se invertirán $10.472 millones.

Lo que preocupa al Distrito es que, con la medida cautelar, la construcción lleva un año paralizada, por lo que, si pasa más tiempo, las obras pueden producir sobrecostos, más aún si se tiene en cuenta que en abril de 2019 se vence la licencia de construcción.

Si bien, cada parte tiene razones para defender su postura, al Distrito le queda lo que resta del año para encontrar una solución a esta disputa. Por su parte, la comunidad asegura que hay otros lugares cerca donde se podría realizar una obra de esta envergadura, así como plantean la renovación del colegio Isabel II. La Secretaría de Educación busca espacio para cumplir con su meta de centros educativos y con este colegio parece que no se dará por vencida.

Por Mónica Rivera Rueda / mrivera@elespectador.com - @Yomonriver

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