La falta de regulación sigue impulsando el mototaxismo en Bogotá

Las nuevas plataformas digitales que han brindado alternativas para la movilidad en Colombia se han vuelto tema de discusión en el Gobierno, que las considera ilegales. Una de esas alternativas es el mototaxi, cuyo uso está en aumento en Bogotá.

Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com
23 de enero de 2019 - 04:33 p. m.
En promedio la aplicación Picap tiene 40.000 viajes diarios / Óscar Pérez - El Espectador
En promedio la aplicación Picap tiene 40.000 viajes diarios / Óscar Pérez - El Espectador

La percepción que tienen los bogotanos con la movilidad no ha mejorado. Según la última encuesta de percepción ciudadana, un 61 % de ciudadanos considera que sus tiempos en viajes aumentaron y un 55 % de los usuarios de Transmilenio (TM) y el 41 % de SITP creen que el sistema empeoró. Y ante la falta de intervención oportuna del Gobierno, aparecen empresas con servicios tecnológicos que les permiten a los bogotanos movilizarse de una manera diferente. (LEA: El lío de la informalidad en dos y tres ruedas en Bogotá)

Una de las alternativas es el servicio de las motos con pasajeros, conocidos como mototaxis, que debido a dicha falta de regulación siguen aumentando su uso en plataformas digitales, como informó este diario en mayo del año pasado. Su funcionamiento es muy similar a plataformas como Uber, Cabify o Beat: el usuario se registra, añade las direcciones de destino y llegada, indica si es hombre o mujer, y pide el servicio. De inmediato, la aplicación arroja la tarifa, que se estima al cruzar la distancia y el tráfico. En cuanto a los costos, son similares a los de Uber o Cabify, pero con una diferencia: el usuario llega más rápido.

De acuerdo con el registro de una de estas plataformas de servicio de mototaxi, la aplicación Picap registra hasta el momento aproximadamente 50.000 conductores afiliados y un total diario de 40.000 viajes lo que equivale de 11 millones al año. Aunque si se compara las cifras de pasajeros que obtuvo el año pasado Transmilenio, la aplicación solo alcanza a tener una captación del 2% frente a los 644 millones de Transmilenio.

Aunque sigue siendo una alternativa de movilidad, el viceministro de Transporte, Juan Camilo Ostos, precisó en semanas pasadas que esta “no puede ser una práctica de transporte legal. No tenemos nada en contra de los mototaxistas, pero lo que pasa es que la moto no es homologable para el transporte de personas”.

En esto coincide Néstor Sáenz, consultor en sistemas de transporte, No obstante, considera que el trabajo debe enfocarse más en la socialización, especialmente de los motociclistas. “Hay que hacer un trabajo de mucha concientización de los conductores que incluya a todos los actores. Los motociclistas, que son las principales víctimas, no cumplen con el comportamiento de control de velocidad y siguen circulando en zigzag. Eso implica un fuerte trabajo en cambio de comportamientos con los diferentes actores viales”.

Fernando Rojas, experto en movilidad, tiene su propia teoría y es que la aplicación nació como respuesta ciudadana a los problemas para movilizarse en la ciudad. “Esto responde a la incapacidad del Distrito para garantizar una movilidad eficiente para los ciudadanos. Es evidencia de que la gente está buscando cómo moverse y cómo llegar rápido a su oficina o vivienda, y que hay gente dispuesta a buscar cualquier herramienta para hacerlo. Seguro el Distrito dirá que esto se puede controlar porque, en teoría, solo podrían operar en las zonas donde no hay restricción de parrillero, pero seguro la gente encontrará caminos, así como el bicitaxismo ya hizo el tránsito silencioso a los triciclos con motor y no se pudo hacer nada”.

Para Germán Prieto, director del Programa de Gestión del Transporte de la Universidad Jorge Tadeo, una llegada del mototaxismo a Bogotá “representa mucho peligro para la sostenibilidad del sistema de transporte público. Sería un gravísimo problema que incidiría también en la siniestralidad vial y el crecimiento del parque de motocicletas. Que una aplicación promueva el transporte público ilegal es un peligro para la ciudad y una actitud muy irresponsable por parte de la empresa que está promoviendo un transporte inseguro y sin cobertura”.

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Por Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com

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