La propuesta de la U. Nacional para revitalizar alrededores del Cementerio Central de Bogotá

Según arquitectos de la institución, la Calle 26 ha tenido varias transformaciones en su historia, pero en su proceso de densificación nunca se ha tenido en cuenta el frente urbano hacia la vía.

Agencia de noticias de la u. nacional
18 de mayo de 2019 - 07:23 p. m.
Algunas de las edificaciones que incluye la propuesta estarían ubicadas en manzanas libres y semipúblicas para vivienda y comercio, que contarían con zonas verdes. / Google Maps.
Algunas de las edificaciones que incluye la propuesta estarían ubicadas en manzanas libres y semipúblicas para vivienda y comercio, que contarían con zonas verdes. / Google Maps.

Áreas comerciales, edificaciones para oficinas y vivienda, además de alamedas y espacios culturales alrededor del Cementerio Central y el parque El Renacimiento, es la propuesta de intervención ante el vacío urbano que se presenta entre la avenida Caracas y la carrera 30. Samuel Alberto Gómez, magíster en Arquitectura de la Universidad Nacional, considera que el problema radica en la ausencia de frente urbano hacia la vía, lo cual causa una desconexión entre sus bordes y los elementos urbanos que lo constituyen causando una inactividad y, por lo tanto, un deterioro tanto urbano como arquitectónico.

El borde norte le da la espalda a la vía separando las actividades del barrio con la calle 26. “Para lograr el nuevo frente urbano se interviene este borde hasta la calle 28, la cual es uno de los ejes de mayor actividad en el barrio y delimita con la zona urbana”, indica. En este costado se proponen edificios con corredores comerciales protegidos con zócalos, mobiliario urbano y vegetación, que facilita los espacios de permanencia, los cuales ayudan a generar más actividad y potencian el comercio de estas alamedas.

Un nuevo frente urbano, tras la recuperación de los bordes, propicia actividades y usos nuevos, a partir de los corredores vehiculares y peatonales con alamedas que se adentran en los barrios vecinos y atraen la actividad al proyecto.

En la propuesta se manejan tres tipologías de edificaciones en las que confluyen zonas comerciales de comidas, entre otras actividades, y de uso habitacional o de oficinas en los primeros pisos y en los niveles más altos; algunas de estas edificaciones estarían ubicadas en manzanas libres semipúblicas de uso para vivienda y comercio, que contarían con zonas verdes.

Parque articulador

La morfología urbana del borde ubicado frente al cementerio “se soluciona interviniendo hasta el parque del barrio Armenia, puesto que está mucho más consolidado y se aprovecharía como articulador del barrio con la vía”, explica el magíster.

El borde del costado sur, donde está ubicado el parque El Renacimiento y el Cementerio Central, tiene unas características diferentes no solo en las dimensiones de las manzanas -que son mucho mayores- sino en el uso de las mismas, con un factor cultural recreativo que se relaciona con lugares como el Centro de Administración Distrital, el Centro de Paz y Reconciliación y el centro internacional.

Al analizar el Cementerio Central, el investigador indica que una de las principales causas del desuso es la mala relación que tiene este lugar con su entorno, generando un elemento inaccesible e imperceptible para la ciudad.

“Aprovechando un programa desarrollado por la Alcaldía de Bogotá, la propuesta retoma aspectos culturales perdidos del cementerio dándole un protagonismo a los mausoleos”, comenta el arquitecto, basándose en un referente como lo es el Cementerio de La Recoleta, en Bueno Aires, y el Cementerio Les Corts, en Barcelona, donde descansan leyendas del equipo de fútbol.

“En esos lugares, los cementerios son puntos turísticos con aspectos similares al Cementerio Central, donde también hay mausoleos históricamente importantes, entre ellos el de Rafael Pombo, Francisco de Paula Santander o Carlos Pizarro”, señala el magister.

Con esta propuesta, señala el investigador, el nuevo frente urbano generará conexiones entre los bordes y entre los elementos urbanos que lo constituyen, atrayendo y creando usos y actividades, mejorado tanto urbano como arquitectónicamente el sector, además, de darle una nueva imagen al cementerio y a la calle 26.

La calle 26, a lo largo de la historia, ha sufrido transformaciones, pero en su proceso de densificación no se ha tenido en cuenta el frente urbano hacia la vía. Esto ha dado como resultado diferentes intervenciones para ampliarla, desde los años 50, destruyendo los bordes norte y sur.  La última de ellas, y la más invasiva, se dio para incorporar el sistema de trasporte masivo Transmilenio.

“Estas intervenciones dejaron predios irregulares y alargados que al momento están configurados por culatas de las edificaciones próximas a la vía”, concluye.

Por Agencia de noticias de la u. nacional

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