Las formas de machismo de las que son víctimas las mujeres habitantes de calle en Bogotá

Un informe de la U. Nacional encontró que para las mujeres vivir en la calle no es la primera opción. Pero, cuando lo es, resulta una decisión riesgosa que implica replantear su cuerpo, lenguaje y prácticas asociadas con los conceptos de belleza e higiene. Además, enfrentan violencias físicas y sexuales.

Agencia de Noticias U. Nacional
28 de septiembre de 2019 - 07:03 p. m.
Agencia de noticias UN.
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Las mujeres habitantes de calle enfrentan problemas de violencia física y sexual, además de miedo, inseguridad y estigmatización por no cumplir con los roles que históricamente han sido vinculados a la mujer. Así expone la investigadora Mónica Mesa Alvarado, de la Escuela de Estudios de Género de la U. Nacional, las ambigüedades de lo que significa vivir en la calle siendo mujer, a partir del relato de varias habitantes de calle de Bogotá, que recopila en su trabajo “Corporeidades ñeras: contradicciones callejeras”. 

A través de recorridos nocturnos por varias zonas de la ciudad y de un trabajo de campo que incluyó talleres artísticos en el Centro de Acogida Oasis, del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), la estudiante de la Maestría en Estudios de Género logró acercarse a las prácticas diarias de mujeres en situación de calle, muchas de ellas refugiadas en el consumo de drogas psicoactivas.

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“Todos los relatos me impactaron porque resumían el contexto colombiano en cuanto a que sus historias de vida eran consecuencia del conflicto armado, de la pobreza, del rechazo de la familia, del descuido de los padres y de la irreverencia de la juventud”, señala la investigadora.

Dentro de su estudio encontró que para las mujeres vivir en la calle no es la primera opción, pero cuando lo es, resulta una decisión riesgosa que implica construirse como “ñera” y replantear su cuerpo, lenguaje y prácticas asociadas con los conceptos de belleza e higiene.

En la calle hay una construcción particular de ser mujer. Este espacio les exige desprenderse tanto del pudor y de la higiene como de la idea de querer ser madres o de establecer vínculos de pareja: “que la sociedad las perciba como mujeres ‘sucias’ no quiere decir que ellas no intenten ser limpias, sino que la calle no se los permite”, aclara la socióloga.

La ropa, por ejemplo, juega un papel importante en la forma como se relacionan día a día: utilizar ropa holgada o prendas de vestir que las haga lucir como hombres no solo alude a la “comodidad” de vivir al sol y a la sombra, sino que las protege de peligros y violaciones.

Por su parte la profesora Rosa Inés Curiel, teórica feminista y directora del proyecto de investigación, agrega que “las mujeres en situación de calle padecen de sexismo y sufren de violencias. Ellas rompen con la lógica del género y de los mandatos de la calle, pero también están sujetas a esos mismo mandatos y envueltas en el riesgo diario”.

Otro hallazgo interesante de la investigación es el concepto de “culpa”: “ellas sienten culpa de ser malas madres, hijas o hermanas y de no cumplir con los estándares que una sociedad patriarcal y machista, como la nuestra, les impone a las mujeres; sin embargo, a pesar de sentirla, deciden continuar viviendo en el espacio público”, señaló la futura magíster.

Gran minoría

En 2017, y en el marco de la Ley 1641 de 2013, que establece los lineamientos generales para la formulación de la Política Pública Social para Habitante de Calle, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) llevó a cabo el VII Censo en esta población.

En la caracterización para Bogotá se encontraron 9.538 personas en situación de calle, 8.477 hombres (88,9 %) y 1.061 mujeres (11,1 %), la mayoría entre 20 y 45 años. La principal razón por la cual iniciaron la vida en la calle fue por el consumo de sustancias psicoactivas, con un 38,3 %, seguida por conflictos y dificultades familiares, aspecto en el cual las mujeres tiene un rango mayor, 40,2 % frente al 31,8 % de los hombres.

En cuanto al consumo de sustancias, el censo mostró que las mujeres consumen más cigarrillo y bazuco que los hombres: 87,5 y 73,2 %, respectivamente.

Por Agencia de Noticias U. Nacional

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