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Las tareas para evitar que el barrio San Bernardo se convierta en un nuevo Bronx

En ese sector del centro de Bogotá, donde ocurrió el asesinato de Lynda Michelle Amaya, hace varios años se vienen configurando las mismas dinámicas delictivas que en el extinto Bronx. Aunque la zona está en un proceso de renovación urbana y tanto el Distrito como la Policía han hecho intervenciones para reducir delitos de alto impacto, el llamado es a no caer por tercera vez en los errores que se vienen repitiendo desde la intervención al “Cartucho”.

Redacción Bogotá
22 de enero de 2021 - 01:03 p. m.
En este lugar del barrio San Bernardo habría sido asesinada Lynda Michelle Amaya.
En este lugar del barrio San Bernardo habría sido asesinada Lynda Michelle Amaya.
Foto: Fiscalía

El barrio San Bernardo se ubica entre la Avenida Caracas y la Carrera 10, desde la calle 1 hasta la 6, en pleno centro de Bogotá. Está localizado al lado de parque Tercer Milenio, a escasas calles del Palacio de Nariño y uno de los batallones del Ejército, y en diagonal al edificio donde se encuentra la seccional de investigación criminal de la Policía Metropolitana de Bogotá, entre otras dependencias de la institución. El “Samber”, como también se le conoce a este sector, está situado unas calles al sur de la extinta “calle de la L” o Bronx, que aunque fue intervenida en mayo de 2016, sus dinámicas delictivas solo se dispersaron hacia otras zonas de la capital.

A finales de 2020, en el San Bernardo ocurrió un escabroso crimen que hasta hace unas semanas fue resuelto por las autoridades. Se trata del homicidio de Lynda Michelle Amaya, una joven de 15 años que desapareció el 30 de noviembre y cuyo cuerpo estuvo más de un mes en Medicina Legal. De acuerdo con la Fiscalía, los responsables del asesinato son cuatro personas pertenecientes al grupo delincuencial Tazmania, que operaba en la zona de una forma muy similar a como lo hacían las estructuras que por años dominaron la tenebrosa calle del Bronx, en la que se perpetraron cientos de crímenes similares al de la menor.

No es algo nuevo lo que allí ocurre. Desde que a finales de 1990 se intervino la zona conocida como el “Cartucho”, ubicada en lo que hoy es el parque Tercer Milenio, se viene generando una dispersión de varias problemáticas relacionadas con el consumo y venta de drogas.

Incluso, cuando ocurrió la captura de los integrantes de la banda Tazmania, el fiscal Francisco Barbosa afirmó que continuarían con la tarea de desmantelar este tipo de estructuras criminales, con el fin de evitar que las bandas que operan en el centro de Bogotá repitan lo que por años ocurrió en “la L” . “No vamos a permitir que el barrio San Bernardo se convierta en otro Bronx. Hoy ese barrio es una olla de delincuentes que va a ser atacada por las autoridades”.

Por su parte, según describe el secretario de Seguridad, Hugo Acero, “la problemática de bandas de microtráfico y delincuencia común es algo que ha ocurrido desde finales del siglo pasado y comienzos de este. Hubo traslado de las bandas a barrios como San Bernardo y Las Cruces”.

La Secretaría de Seguridad reconoce que en la zona se mantiene la problemática de venta de droga, en especial entre las calles 2 y 6 y las carreras 11 y 12. Esto ha derivado en la presencia de habitante de calle, que son instrumentalizados por las bandas criminales para llevar a cabo actividades de menudeo. Sin embargo, con el fin de evitar que la zona se convierta en una tierra de nadie, como lo fue en su momento el Bronx, la entidad aclara que desde hace varios meses se ha venido trabajando en la reducción de delitos de alto impacto y la desarticulación de bandas como Tazmania, que son ubicadas mediante trabajos junto a la Fiscalía, la Policía y la alcaldía local de Santa Fe.

De esos operativos dan cuenta las cifras de delitos en el “Samber”. Según la Secretaría de Seguridad, los delitos sexuales fueron los que más se lograron reducir, pasando de 17 en 2019 a 7 en 2020. De igual forma, entre 2019 y 2020 los hurtos a comercios pasaron de 20 a 11, los homicidios de 5 a 3, los hurtos a personas de 266 a 213 y las lesiones personales de 50 a 34.

No obstante, hay delitos que no se han logrado mitigar, como los hurtos a residencias y motocicletas, que no tuvieron variación en sus indicadores; el hurto de celulares, que aumentó un 5 %; el robo de vehículos, que incrementó 200 %, o la violencia intrafamiliar que creció un 33 %. Otros resultados son la incautación de 238 armas blancas y la imposición de 819 comparendos.

Además de los operativos, la esperanza de acabar por completo con lo que ocurre en estos barrios del centro de Bogotá está en un proyecto de la Empresa de Renovación Urbana (ERU) que pretende la transformación de 9,3 hectáreas. En ese proceso se espera recuperar la vocación residencial y comercial del sector, mediante la construcción de 3.946 viviendas de Interés Social (VIS). En este proyecto se invirtieron $132.000 millones, sobre todo para la compra de 341 predios necesarios para la intervención.

“Esto quiere decir que se va a transformar en una zona residencial que se viene adelantando con la compra de algunos predios. Por eso, desde luego hoy pareciera que el barrio está en ruinas, pero eso corresponde es que se han venido tumbando las casas y se espera que al finalizar el año ya se hayan comprado todos los predios. Seguro con la renovación urbana también vendrá la reubicación de personas como los habitantes de calle que allí se encuentran y que deberán irse, así como otros inquilinos”, agregó Acero sobre el proyecto para el que ya fueron intervenidos 196 predios. Los 54 que quedan por ocupar son usados como refugio y sitios de consumo por los sintecho.

El trabajo en la zona es interinstitucional y, además del proyecto de renovación y las intervenciones en materia se seguridad, la alcaldía de la localidad de Santa Fe y la Secretaría de Integración Social vienen liderando la entrega de ayudas humanitarias a través de entrega de kits alimentarios. El pasado viernes, con apoyo de la Policía y organizaciones que trabajan con habitantes de calle, como las fundaciones Callejeros de la Misericordia y Escuela Hogar, se entregaron unas 700 ayudas alimentarias.

De igual forma, durante tres días se realizaron visitas domiciliarias a varios hogares junto con la secretarías de Integración Social y Salud, para atender 566 hogares de jefaturas de hogar femeninos, con aproximadamente 1.484 personas. Incluso, en este proceso se viene trabajando con comerciantes que se han mostrado preocupados por la seguridad del barrio. “Hemos estado muy cerca de ellos y valoramos mucho su compromiso para mejorar la seguridad en el sector. Con toda la convicción podemos afirmar que seguiremos dando resultados muy positivos de cara a combatir la delincuencia en nuestra localidad”, manifiestan desde la alcaldía local de Santa Fe.

A pesar de las intenciones y avances en la recuperación de la zona, hay ciertos miedos y recomendaciones para evitar que se repita la historia y que la renovación urbana no haga otra cosa que trasladar las problemáticas hacia un sector aledaño. Johan Avendaño, analista en seguridad de la U. Central, plantea que la política de intervención urbana, si no se acompaña de un enfoque humano, podría derivar en que se sigan extendiendo hacia el sur de Bogotá los hurtos, microtráfico y otros crímenes propios de esas estructuras criminales.

“Lo habíamos advertido desde la intervención al Cartucho porque antes de que se configuraran zonas como el Bronx o Cinco Huecos, el San Bernardo fue el primero barrio que se pauperizó. Allí se instalaron fumaderos, casas de lenocinio y grandes ollas. No es un fenómeno nuevo y el Distrito ya lo identificó hace muchos años, pero allí ha sido imposible poner, por ejemplo, un CAI fijo”, asegura Avendaño.

El experto considera que el problema no es sacar al consumidor, si no que el problema no se trate desde la raíz, que es la dependencia de las drogas de cientos de habitantes de calle y demás personas que son sometidas por las bandas de tráfico de drogas.

“Estaríamos repitiendo el error por tercera vez si no se cambia el enfoque. Hoy no se ve a los consumidores como un problema de salud publica, así que van a seguir esparciéndose por más intervenciones que se hagan. No se ha querido entender que el consumidor lo seguirá haciendo porque tiene una adicción y de nada sirve tumbar manzanas completas. Así, los problemas solo se van a trasladar a unas cuadras”, puntualiza.

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