Hablar de pesos pesados metidos en la campaña por Bogotá va más allá de Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras, Álvaro Uribe o Gustavo Petro. Los cuatro tienen obvios intereses de quedarse con el poder en la ciudad, pero no son los que se exponen buscando votos (la excepción es el líder del Centro Democrático). Es en el Congreso donde pueden hallarse figuras que, por el hecho de estar allí, cargan con un reconocimiento, una exposición mediática, una influencia o una maquinaria robusta que les sirve de soporte real a los candidatos.
Por eso los legisladores elegidos el año pasado juegan fuerte en la contienda, además porque también les interesa abonar terreno que les garantice la reelección.
El candidato que tiene más apoyo desde el Congreso es Rafael Pardo. Lo apoyan al menos seis senadores y seis representantes a la Cámara con influencia en Bogotá. Tal como en el Concejo, es quien tiene el soporte partidista más robusto (la U, Liberal, MIRA y un sector de los verdes), lo que significa una fortaleza, al menos en el papel.
Su campaña publicitaria ha sido estratégica en mostrar el apoyo de verdes como la senadora Claudia López –un grupo asociado a la transparencia–, a pesar de que también lo promueven figuras tradicionales. No han sido tan visibles, pero ahí están senadores y representantes a la Cámara de la U y los liberales.
Le sigue Clara López, cuyo apoyo legislativo proviene del Polo y de un sector verde ligado a la izquierda. Son figuras de carácter nacional con peso específico en la ciudad, como los senadores Jorge Robledo, Iván Cepeda y Antonio Navarro.
Enrique Peñalosa tiene la bancada de Cambio Radical, con el senador Carlos Fernando Galán al frente. A diferencia de lo que ocurre en el Concejo, ningún congresista verde quiso apoyarlo, pero hay dos figuras nacionales que mueven opinión así no ocupen una curul: la conservadora Marta Lucía Ramírez y el exalcalde Antanas Mockus. Él le da un aire de independencia a la candidatura, a pesar de que sea incierto el caudal electoral que aporte. En la campaña creen, además, que Galán y Ramírez, a pesar de provenir de partidos tradicionales, proyectan una imagen de renovación dentro de sus partidos que favorece al candidato.
El soporte de Francisco Santos proviene, fundamentalmente, de congresistas. Es más: de congresistas que integran una bancada disciplinada que sigue, sin mucho rodeo, los lineamientos del expresidente y senador Álvaro Uribe. Eso no le ha significado, sin embargo, un repunte en las encuestas.
Los resultados del próximo domingo dirán qué tanto pesaron estas personalidades, que se baten entre unas figuras que mueven opinión y otras ligadas a maquinarias. Es probable que el nuevo alcalde sea producto de ambas.
Las fuerzas desde el Concejo