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La capital es una ciudad que permanece despierta. Con más de ocho millones de habitantes, el movimiento es constante y no hay hora del día, o la noche, en la que la metrópoli tome una pausa. A diario se registran más de cuatro millones de viajes peatonales, recorridos realizados por más de 3,5 millones de personas, de las cuales el 60 % son mujeres de estratos 1, 2 y 3. Al balance se le suman los más de 800.000 niños entre 5 y 14 años, y los jóvenes, entre los 15 y 24 años, quienes suman otro 19 % de peatones en la ciudad.
A pesar de las cifras, quienes caminan por Bogotá podrían afirmar que, si bien se notan algunas mejoras, aún hay zonas donde no es una tarea fácil, pues al paso se encuentran una serie de obstáculos de infraestructura, accesibilidad, contaminación y seguridad, que impiden hacerla un lugar del todo amigable con los peatones.
Espacio público
La ocupación del espacio público es uno de los factores que afecta el libre tránsito de los peatones, quienes se topan con ventas ambulantes, carros mal parqueados y ciclistas imprudentes. El tema ambiental también preocupa. Para Daniel Bernal, miembro de Humedales Bogotá, la contaminación a la que se exponen los bogotanos es abrumadora. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una exposición al PM 2,5 (material particulado), menor a 25, en un lapso de 24 horas. En Bogotá estamos expuestos, en vías principales, a unas 100 por hora ”.Frente a esto, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP) sostiene que la selección de la ciudad para la conferencia internacional se dio por su constante preocupación por mejorar la infraestructura para los caminantes.
“Los bogotanos andan diariamente por los 26 millones de m² de andenes; tienen a su disposición 30 millones de m² de parques y 4 millones de m² de plazoletas. Además, a lo largo de estos tres años de gobierno hemos recuperado más de 50 kilómetros lineales de espacio público para devolvérselos al peatón”, señalan los voceros de la entidad.
Infraestructura
Otro de los inconvenientes es la infraestructura. Baldosas en mal estado, sueltas o rotas, además de la infraestructura poco amigable con las personas en condición de discapacidad, con corredores sin rampas, altos y con huecos que dificultan el paso. Así lo ha denunciado el concejal Roberto Hinestrosa (Cambio Radical), quien ha dicho que, “según datos del mismo IDU, cerca del 40 % de andenes de la ciudad están en regular o malas condiciones, convirtiéndose en una verdadera trampa para los peatones”.A su voz se le suma la del cabildante Juan Carlos Flórez (Alianza Social Independiente), quien advierte que los andenes son tan irregulares que muchas personas prefieren bajarse a la calle, porque es mucho más nivelada. “Tenemos una ciudad agreste que no tiene accesibilidad tanto para personas que están plenas de salud y quienes no lo están”.
Con eso está de acuerdo Cristian Camacho, un ciudadano en condición de discapacidad, quien afirmó que “nada me ha detenido en mi vida, pero no es fácil vivir en una ciudad que está en deuda con las personas con discapacidad”.
Ante estos reclamos, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) asegura que, actualmente, “se está llevando a cabo un inventario de daños en los diferentes zonas (andenes, ciclorrutas, separadores y rampas), para tener un panorama sobre la infraestructura peatonal de Bogotá”. Además, que se están desarrollando estrategias para contar con una ciudad amigable, al asegurarse de que en todos los procesos de contratación de diseños, construcción y mantenimiento de espacio público, se dé cumplimiento al 100 % del marco normativo dispuesto en la Cartilla de Andenes de Bogotá.
Finalmente, la inseguridad es otro factor. En un estudio adelantado por la Secretaría de la Mujer, en 2015, se identificaron 17.708 puntos inseguros para este género y se determinó que las calles desiertas, ausencia de policías y sectores que se creen exclusivos para hombres son las principales variables que ponen en riesgo la seguridad en las calles. Asimismo, la Secretaría de Seguridad advierte que el 80 % de los homicidios son perpetrados en espacio público y, aunque no todos corresponden a la modalidad a pie, la cifra es alta.
Es por ello que la entidad ha priorizado 30 puntos clave de la ciudad, entre los cuales están parques, colegios, estaciones de Transmilenio y puntos de alta complejidad, para aumentar el patrullaje de la Policía y del acompañamiento de gestores de convivencia. “Para esto le dimos vida a un plan interinstitucional, donde intervenimos de manera integral de la mano de la Policía, Fiscalía, las secretarías de Salud y Movilidad, Transmilenio, Defensoría del Pueblo, Personería y demás entidades”, afirmó la Secretaría de Seguridad.
¿Qué hacer?
A pesar de este panorama de contrastes, varios estudiosos afirman que hay que promover una política pública de seguridad. Andrés Nieto, experto en seguridad, aseguró: “Toda ciudad se tiene que vivir y no pensar; es decir, que cuando el ciudadano camine no esté en un estado de pánico constante, pensando en qué le puede suceder. Hay que pensar una política pública para vivir la ciudad y no atemorizarse ante ella. Para David Sim, experto en urbanismo y conferencista de Walk 21, hacer la ciudad caminable también gira en torno a cambiar la cultura de desconfianza y aprender a reconocer al otro, “saber sentarse al lado del otro. Poder convivir con el otro. Es un reto porque abarca la segregación y desigualdad, pero es necesario pensar primero en cómo hacer que la cultura gire en torno a la confianza para hacer los espacios más seguros”.En la ciudad sigue aumentando el número de personas que opta por ir a pie a sus destinos. El reto de la administración está en hacer una verdadera ciudad amigable con los caminantes.