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Lucha en La Calera contra un "manantial" de gasolina

Hasta el pasado diciembre la CAR decía que no se podía construir la estación de combustible por el riesgo de afectar el embalse San Rafael. Este año, el concepto cambió y se reactivó la obra.

Alexánder Marín Correa
01 de agosto de 2014 - 12:05 p. m.
En esta curva de la vía a La Calera se reactivaron las obras para la construcción de la estación de servicio en una zona que hasta diciembre era reserva forestal de la cuenca alta del río Bogotá. / Cortesía
En esta curva de la vía a La Calera se reactivaron las obras para la construcción de la estación de servicio en una zona que hasta diciembre era reserva forestal de la cuenca alta del río Bogotá. / Cortesía

Un cacerolazo: ese parece ser el último recurso de la Veeduría para la Cuenca Alta del Río Bogotá y de los habitantes de una vereda ubicada en el kilómetro 12 de la vía Bogotá-La Calera para protestar por la construcción de la estación de gasolina El Manantial, que se adelanta cerca del embalse San Rafael. Su inconformismo se debe al riesgo que podría representar este negocio para el propio embalse, que surte el líquido al 70% de Bogotá y los municipios aledaños. Según sus cuentas, un eventual derrame de 4 litros de gasolina es suficiente para envenenar 3 millones de litros de agua.

Por casi dos años, la comunidad logró frenar la construcción, amparada en un acuerdo de 1976 del antiguo Inderena y una resolución del Ministerio del Medio Ambiente expedida en 2012, que ubicaba el predio en la zona de reserva forestal de la cuenca del río Bogotá, razón por la cual no se podía establecer allí un negocio de venta de gasolina. Sin embargo, entre enero y mayo de este año todo se fue al traste. Primero, debido a una resolución del Minambiente que levantó la restricción sobre este y otros predios de la zona. Luego, por una resolución de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) que dio vía libre a la obra.

“El embalse podría ser contaminado con gasolina. La Alcaldía de La Calera autorizó la construcción en un predio que al momento de expedir la licencia era reserva forestal. Hay un riesgo potencial, más aún cuando el predio no tiene servicio de alcantarillado. A pesar de todo esto, la bomba de gasolina se está construyendo y estará lista en un mes”, dijo Herminia Cristancho, veedora de La Calera para la cuenca alta del río Bogotá.

Según Cristancho, el proyecto amenaza la calidad del agua que se consume en Bogotá y La Calera, por lo que considera que tienen derecho a exigir la revocatoria definitiva de la licencia, ya que los daños serían irreversibles. “Cualquier filtración de combustible por un temblor, un error humano o el simple paso del tiempo podría envenenar el agua que tomamos. Cuatro litros de gasolina derramados en la tierra contaminan 3 millones de litros de agua”, agregó.

 La lucha

 Quienes se oponen a la estación iniciaron su lucha en 2012, cuando se enteraron de que los dueños del predio conocido como El Leño habían iniciado los trámites ante la Alcaldía de La Calera para obtener la licencia de construcción y ante la Corporación Autónoma de Cundinamarca (CAR) para obtener el permiso ambiental. El reclamo era tan sólido que obtuvo el respaldo de la Secretaría de Gobierno de Bogotá y la Empresa de Acueducto de la capital, que advirtieron sobre el riesgo que representaba la obra para el embalse y el agua que consumían los bogotanos y los calerunos.

En esa oportunidad, el subsecretario de asuntos locales del Distrito pidió a la CAR tomar medidas adecuadas para garantizar las variables ambientales y la salud de los bogotanos y los pobladores de otros municipios. En el oficio advirtió que el sector de influencia del proyecto estaba en zona protegida, por lo que “esas obras no eran compatibles”.

Por su parte, Fernando Martínez, gerente corporativo de Sistema Maestro del Acueducto de Bogotá, le envió una carta a Álvaro Venegas Venegas, alcalde de La Calera, en la cual le manifestó la preocupación del Acueducto por la ejecución de la obra. “Como es de su conocimiento, el embalse de San Rafael, como uno de los componentes del Sistema Chingaza, es fundamental para la prestación del servicio de acueducto para Bogotá y varios municipios vecinos. La posible construcción de una estación de gasolina, justo al frente del embalse, amenazaría seriamente una zona de reserva forestal y el propio embalse”, indicó.

A pesar de los reclamos y las advertencias, el 26 de junio del año pasado el secretario de Planeación del municipio, William Alberto Jiménez, otorgó a María Lilia Pérez Rodríguez, dueña del predio, la licencia número 116 para “demolición parcial, ampliación y adecuación de uso para una estación de servicio”. Sin embargo, la licencia fue condicionada al cumplimiento del programa de manejo ambiental.

La expedición de la licencia fue un duro golpe para los opositores del proyecto. Sin embargo, su lucha pareció enderezar el camino el 2 de julio, cuando la CAR le envió un oficio al secretario de Planeación pidiendo información sobre el trámite de la licencia y copia del expediente para adelantar una revisión. En el mismo documento la autoridad ambiental le recordó al secretario que el embalse surte agua a su municipio y a Bogotá. Por eso pidió que le indicara el alcance del proyecto, el lugar de ejecución, el área a intervenir y el uso de suelo. Esto congeló la construcción.

En los siguientes seis meses, la CAR hizo inspecciones en la zona y el predio. A finales de diciembre la entidad emitió un auto en el que ratificó a la dueña de la propiedad que en ese sitio no era posible construir la estación de gasolina, ya que, además de estar en la zona de reserva de la cuenca del río Bogotá, había un nacimiento de agua. Por esta razón, en ese lugar sólo se podían desarrollar actividades de bajo impacto ambiental como una casa unifamiliar. Además, para esa propiedad no se podía prever un uso diferente al forestal.

Reversazo

 Para los opositores fue una victoria cuando, luego del concepto de la autoridad ambiental, la Alcaldía de La Calera inició en febrero un trámite para anular la licencia de construcción que había otorgado para la estación de servicio. El proceso quedó en el Juzgado Quinto Administrativo de Bogotá, autoridad a la que le pidió como medida previa la suspensión provisional de la licencia mientras se adelantaba el proceso.

Paralelamente al trámite, el Ministerio de Ambiente inició un realinderamiento de la zona de reserva forestal de la cuenca del río Bogotá. Al final, mediante la resolución número 130 del 31 de enero de 2014, el ministerio excluyó de la zona de reserva un gran número de propiedades, entre ellas el sitio de la polémica. Esto dio al traste con la lucha de los defensores de la cuenca alta, ya que la CAR finalmente expidió la resolución 130 del 21 de mayo, en la que levantó la restricción para adelantar la obra.

Ante este nuevo panorama, el pasado 18 de junio, el juzgado administrativo rechazó la solicitud de medida cautelar para suspensión provisional de la licencia de construcción. Estas decisiones dieron vía libre a la obra de la nueva estación cerca del embalse de San Rafael, donde desde hace un mes hay una retroexcavadora adecuando el lote a la orilla de carretera para la nueva edificación.

La construcción es una realidad que sigue incomodando a los habitantes de la vereda San Rafael. Por esta razón, parece que el cacerolazo programado para el domingo a las 2 de la tarde es el último recurso que tienen para pedir la protección del agua y protestar por la construcción de la estación de gasolina que, paradójicamente, se llamará El Manantial.

 

 

jamarin@elespectador.com

@alexmarin55

Por Alexánder Marín Correa

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