“Mi hija nunca tuvo problemas con las drogas”: general (r) Cabrera

Pasados ocho días de la muerte de Andrea Cabrera, el general (r) del Ejército Fabricio Cabrera insistió en que su hija fue asesinada y sugirió que le habrían agregado éxtasis a su licor, al parecer con intenciones sexuales.

-Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com
12 de febrero de 2018 - 12:41 p. m.
Archivo particular
Archivo particular

Cumplidos ocho días de la muerte de la joven Andrea Cabrera –quien falleció el pasado 4 de febrero tras haber consumido una mezcla de éxtasis (metanfetaminas) y alcohol, según dictaminó Medicina Legal– este lunes su padre, el general (r) del Ejército Fabricio Cabrera, insistió en que detrás de su muerte hubo manos criminales y reivindicó que la joven no era una consumidora de drogas.

(Lea: “La muerte de Andrea Cabrera fue un homicidio”: abogado Jaime Granados)

“Ella nunca tuvo problemas con las drogas. Era una mujer de 25 años: sabía lo bueno y lo malo (…) Era una niña estable anímicamente”, declaró el general (r) en diálogo con la emisora Blu Radio. (Escuche la entrevista completa) 

El uniformado en retiro reveló que una de las amigas que departió con Andrea en la zona rosa de Chapinero, en el norte de Bogotá, también resultó intoxicada y dejó entrever que un tercero, al parecer con intenciones de orden sexual, sería el responsable de haberle agregado éxtasis al licor que consumía: “Hay depredadores sexuales que buscan echarles cosas a las mujeres en sus tragos”, dijo Cabrera.

(Escuche: Muerte de María Andrea Cabrera, ¿qué pasó?)

El general (r), quien se declaró confiado de la investigación que adelanta la Fiscalía en relación con la muerte de la joven, señaló que “ni por curiosidad” su hija habría probado algún tipo de droga y manifestó las amigas con las que departía su hija eran “niñas bien”: “Ella tenía claridad de todo lo que significaba el tema de las drogas (…) Ella no va a consumir éxtasis voluntariamente, el informe da cuenta que no tenían ningún otro tipo de sustancia en su cuerpo. Sé cómo he formado a mi hija”, agregó.

El oficial retirado indicó que la joven alcanzó a advertirles a sus amigas que no se sentía bien e incluso, les alertó que le habían agregado algún tipo de sustancia a su bebida: “Ella se enfermó, empezó a sentirse mal, fue al baño y dijo que algo le habían echado en la bebida (…) Ella no sabía qué reacciones podría tener eso. En mi hija la reacción fue de manera brutal y la mató. Ella seguramente se sintió que estaba mal por el trago, por la comida y se fue deteriorando y no avizoraron. Cómo iban a pensar que le habían echado algo a la niña”, precisó.

El viernes pasado, el Instituto de Medicina Legal reveló que el deceso de la joven se produjo tras el consumo de una mezcla de éxtasis (metanfetaminas) y alcohol. “La asociación de estas dos sustancias genera alteraciones hidroelectrolíticas, que producen alteraciones cardiovasculares y respiratoria (…) Se pudo descartar que esta joven hubiese sido intoxicada con cualquier otra sustancia. Además, no se evidenció violencia sexual ni traumas físicos. Su muerte fue por una intoxicación”, indicó Carlos Valdés, director de la entidad forense.

El abogado Jaime Granados, apoderado de la familia de la víctima, dice que no solo tiene cómo probar que María Andrea no consumía drogas, sino que cree que se trató de un homicidio. “Los resultados de Medicina Legal demuestran que no hay ningún historial de consumo de sustancia alucinógena por parte de Andrea. No sólo porque sus padres y su familia la conocían, sino porque el examen forense determinó que no hay rastros de que ella hubiese consumido droga esa noche o días antes”, explicó.

Por eso, la teoría de Granados apunta en una sola dirección: los acompañantes de la joven le habrían echado las metanfetaminas en el trago que ella consumía. El jurista dijo que cuenta con evidencia testimonial para probar su hipótesis. “Tras un trabajo que adelantaron nuestros investigadores en este caso, tenemos información que señala que los acompañantes de las niñas –sobre quienes recaen las sospechas– tienen antecedentes, no sólo penales, sino de haber hecho lo mismo con otras niñas, que por fortuna no tuvieron un desenlace fatal como el de Andrea”.

Aunque Granados parece tener clara su hipótesis, abrió un debate alrededor de la versión de los hechos e insinuó que la Policía posiblemente intentaba desviar la atención en este caso. “Hay personas que serán descubiertas. Han pretendido desinformar y desviar la atención de este caso y, duele decirlo, una de ellas fue el comandante de la Policía de Bogotá, general Hoover Penilla, quien de manera irresponsable se atrevió a usurpar una competencia que no tiene, indicando que esto no se trataba de un delito y dando información que no es veraz”, dijo Granados.

El abogado hace referencia a la declaración que, en su momento, dio el general Penilla, quien dijo que el día de los hechos las jóvenes, incluida María Andrea, habían salido de una discoteca rumbo a un apartamento en Usaquén, en compañía de cuatro conocidos, para continuar la fiesta. “Hasta el momento no hay ningún argumento de que se haya tratado de un tema delictivo criminal, en el que haya mediado la escopolamina (...) se podría tratar de una muerte natural. Hay que esperar los resultados de Medicina Legal para saber si nos reafirmamos en esta hipótesis o si abrimos otra línea de investigación”.

Aunque Penilla dejó la puerta abierta a nuevas hipótesis mientras avanza la investigación, Granados indicó que la información preliminar suministrada por la Policía, el mismo día de los hechos, no concordaría con la que ellos lograron recopilar.

Según explicó, es falsa la versión de que Andrea y sus dos amigas llegaron a un apartamento en Usaquén para seguir la fiesta. “Hay evidencia incontrastable que muestra que las niñas llegaron al apartamento, donde estaba la madre de una de ellas, solas y sin ningún acompañante”.

De acuerdo con el rompecabezas que el apoderado de las víctimas ha logrado armar, justo después de llegar al apartamento, el estado de la joven empezó a deteriorarse de manera rápida. Fue entonces cuando habría llamado a un amigo para que él las llevara a la Fundación Santa Fe, la clínica más cercana de donde estaban. Sin embargo, al llegar al centro asistencial, María Andrea ya había fallecido, mientras que su compañera presuntamente sufrió la misma intoxicación, pero fue dada de alta horas después.

Y agregó: “Andrea se sintió mal en el sitio en el que estaban departiendo. Eso impidió que pudieran ir a otro lugar, que era posiblemente el propósito que tenían, pero eso hay que establecerlo. Hay evidencia de que cuando ella salió del establecimiento, ya estaba en una situación de intoxicación”, explicó el abogado.

Por ahora, el dictamen de Medicina Legal será enviado a la Fiscalía, para que continúen las investigaciones que permitan establecer si detrás de la muerte de María Andrea Cabrera hubo manos criminales.

Por -Redacción Bogotá -bogota@elespectador.com

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