“No se trata de que incumplí, sino de intereses políticos”: Enrique Peñalosa

Por primera vez el alcalde de Bogotá comenta el intento, hoy menos incierto, de revocar su mandato y se refiere a quienes impulsan ese propósito. Cauteloso en unos temas y explícito cuando se trata de defender sus polémicas propuestas, asegura que está concentrado en ejecutar sus programas más que en pensar en la posibilidad de un referendo para destituirlo… o confirmarlo.

Cecilia Orozco Tascón
14 de mayo de 2017 - 02:00 a. m.
“No sobra recordar que el primer año de la administración, el alcalde gobierna con el plan de desarrollo y el presupuesto del mandatario anterior”, explica Enrique Peñalosa.  / Cristian Garavito - El Espectador
“No sobra recordar que el primer año de la administración, el alcalde gobierna con el plan de desarrollo y el presupuesto del mandatario anterior”, explica Enrique Peñalosa. / Cristian Garavito - El Espectador

¿Cómo recibió las medidas cautelares, ordenadas por un juez de Bogotá hace dos días, que suspenden, en la práctica, el proceso de venta de la ETB proyectado por su alcaldía?

Vamos a apelar esa decisión, porque estamos convencidos de que hemos sido estrictos con el cumplimiento de los requisitos legales para esa operación. Cada mes, cada semana, cada día que se demore este proceso, la empresa pierde valor y los ciudadanos se quedan sin las obras que necesitan, como colegios, hospitales y demás.

Pero, precisamente, los demandantes alegan faltas al debido proceso. Por ejemplo, que no hubo estudios técnicos para soportar la decisión de vender y que se vulneró el derecho de participación ciudadana, entre otros argumentos…

Reitero: estamos absolutamente convencidos de que cumplimos todos los requisitos legales. Confiamos en las decisiones de la justicia.

Su alcaldía no cumple un año y medio todavía y ya hay cuatro grupos intentando revocar su mandato. Uno de ellos entregó 660 mil firmas, según se dijo. ¿Está inquieto con la posibilidad de que avance ese proceso?

Estoy feliz con la oportunidad que tengo de liderar la creación de una ciudad más igualitaria. Con sinceridad, estoy muy ocupado y casi no pienso en la revocatoria. No creo que el mejor gobernante para una sociedad sea, necesariamente, el más popular, sobre todo en los primeros dos años. Me interesaría más lo que piensen dentro de diez años aunque, por mi experiencia, también sé que los ciudadanos poseen mala memoria. Toda mi vida me he preparado para lo que estoy haciendo, tenemos un equipo extraordinario y creo que estamos haciendo lo correcto para que los bogotanos ahora y en el futuro vivan mejor.

¿Significa que no le preocupa la revocatoria?

Por supuesto que me preocupa, pero tengo que concentrarme en mi tarea de alcalde. Ahora bien, la ley señala que puede haber revocatoria cuando se incumple un programa de gobierno inscrito en la Registraduría. Nosotros lo estamos cumpliendo al pie de la letra. No sobra recordar que en el primer año de la administración el alcalde gobierna con el plan de desarrollo y el presupuesto del mandatario anterior. Curiosamente, están hablando de revocarme, no solo desde mucho antes del primero de enero de este año (cuando se podía iniciar, legalmente, el trámite) sino, incluso, desde antes de que me posesionara, lo que evidencia que no se trata de incumplimiento de programas, sino de intereses políticos.

¿De quién? ¿Quiénes integran los grupos pro-revocatoria y cuáles son sus intereses políticos, ideológicos o sociales?

Como usted dice, se trata de intereses políticos. Sus cabezas y principales beneficiarios son notorios pero, directamente, no sé quiénes están a cargo, no conozco sus nombres y no los reconocería en una foto.

En cierta forma, esa información es conocida. ¿Diría usted que el anterior alcalde y gente muy cercana a este, como el concejal Morris, son sus promotores más allá del acompañamiento que admiten en público?

No se necesita ser un experto en política para darse cuenta de quién o quiénes se beneficiarían con la revocatoria de este mandato.

Hay otros grupos de izquierda que, claramente, están de acuerdo con su revocatoria y sus críticas contra usted y su alcaldía son muy duras. En su primera administración ocurrió algo similar. ¿Por qué cree que usted les disgusta tanto a esos sectores?

De una parte, porque ganamos la alcaldía de Bogotá, que ellos creían que tenían escriturada. Y de la otra, porque muchas de sus creencias son incompatibles con los principios de eficiencia y buena gerencia que guían a esta administración: tanto en mi pasada alcaldía como en esta, nuestra prioridad no solo ha sido la de atender la necesidades de los más pobres, sino que lo hemos hecho de manera más efectiva.

Deme un ejemplo.

Cuando dejé la alcaldía, en el año 2000, la ciudad tenía cobertura casi total de acueducto y alcantarillado. Ahora, cuando regresamos, encontramos –asombrosamente, porque hablamos de la capital de Colombia– muchos nuevos barrios ilegales sin acueducto, alcantarillado o pavimento. Los parques populares estaban tomados por los vendedores de drogas. En los cuatro años pasados no se hizo un solo colegio por iniciativa de esa administración. En la nuestra del 2000 legalizamos más de 400 barrios, construimos 24 colegios y bibliotecas de la importancia de El Tintal y El Tunal. Además creamos las ciclorrutas, que demuestran que los ciudadanos que se movilizan en una bicicleta de $200 mil son iguales a los habitantes que tienen un carro de $100 millones.

Más allá de casos puntuales, la izquierda lo ve a usted como un neoliberal sin corazón. ¿Qué le contestaría?

Lo que siempre me ha movido es lograr una sociedad más igualitaria y he enfrentado batallas muy duras para lograrlo como, por poner un solo ejemplo, quitarles espacio a los carros para darles prioridad a los peatones, a los ciclistas y al transporte público, lo que es mucho más difícil que repartir subsidios mal focalizados y, frecuentemente, no sostenibles. Los estudios que se realicen de manera objetiva dentro de unos años, determinarán quién fue más efectivo para mejorar las condiciones de vida de los necesitados y para generar igualdad.

Para evitar su revocatoria, ¿consideraría defenderse con una “tutelatón” como la que desplegó Petro cuando el exprocurador Ordóñez intentó destituirlo o con otra serie de recursos jurídicos cuando se inició, también en contra de él, un proceso revocatorio?

La Constitución no solo establece el derecho a ser elegido, sino a elegir. Usar los medios legales para defender el proyecto por el que trabajamos, también es defender el derecho de quienes me eligieron. Las reglas actuales dejan mucho que desear y tienen curiosidades como que valdrían más los 550 mil votos con los que podría ser revocado que los 905 mil con los que fui elegido.

Como dije, Petro pasó también por un intento de revocatoria liderada por el ultraconservador Miguel Gómez y este entregó, hace exactamente cuatro años, 640 mil firmas a la Registraduría, número similar al que presentaron contra usted. Y hay más coincidencias. ¿No le parece paradójico que Bogotá trate de revocar tanto al uno como al otro siendo ustedes polos opuestos?

Efectivamente, tenemos una visión muy distinta de la sociedad y una manera muy diferente de gobernar. Algún día se podrá evaluar, tal como también lo expresé, cuál contribuyó más a hacer una ciudad con más oportunidades para la realización del potencial humano, tanto en los respectivos períodos de gobierno como en sus efectos futuros.

No es exagerado decir que a usted lo eligieron por reacción a la alcaldía de Petro. ¿Por qué este cuestionado político parece recuperar fuerza electoral a tan poco tiempo de su salida?

No soy bueno para el análisis político. Lo que sí es cierto es que encontramos una alcaldía en un desorden monumental y una ciudad sin rumbo, sin proyectos, sin diseños y con graves problemas financieros.

En el país hay, según datos de la Registraduría, 101 procesos de revocatoria de alcaldes y gobernadores. Parece un exceso por el número y porque ningún mandatario ha tenido tiempo de demostrar si es buen o mal funcionario. Pero, del otro lado, impulsar reformas a esta figura, en este momento, puede parecer antidemocrático ¿Qué opina?

Entiendo que no se buscan reformas sino una eventual reglamentación de la ley porque hoy, por poner un caso, tres personas, con cualquier justificación mentirosa o absurda, pueden iniciar ese proceso y la Registraduría no tiene cómo impedirlo, así el argumento sobre el incumplimiento del programa de gobierno para pedir la revocatoria no tenga fundamento serio. No existe ningún mecanismo de control y entonces cualquier grupo puede generarle al Estado costos de cientos de millones de pesos.

Muchos analistas creen que la revocatoria y sus bajos niveles de popularidad tienen que ver con sus decisiones de vender la ETB y el 20 % de la Empresa de Energía. Pese a ello, ¿insistirá en esos empeños o los reconsiderará?

En ambas empresas ya hay un porcentaje importante de accionistas privados. No vender la ETB sería una irresponsabilidad histórica, puesto que viene perdiendo competitividad y valor a pasos agigantados. No queremos que desaparezca, como sucedió con Telecom, sino convertir su valor actual en inversión social. En cuanto a las acciones de la Empresa de Energía, la ciudad mantendrá una mayoría de 56 % de la propiedad y los estudios muestran que un porcentaje más alto de participación accionaria privada redundará en inversiones mejores y más rentables. Si la función del gobierno fuera hacer inversiones con alta rentabilidad financiera, deberíamos destinar el 10 % de los ingresos tributarios anuales a comprar acciones en la bolsa. Las inversiones en colegios, jardines sociales, parques, movilidad y hospitales que haremos con los recursos que obtendremos, llevarán a que los ciudadanos vivan mejor y a que Bogotá sea una ciudad más productiva y competitiva.

Otro frente muy polémico de su alcaldía es el anuncio de construir el metro elevado y no subterráneo después de que se pagó por los estudios de este último, sumado a la intención de fortalecer Transmilenio, lo que incluye su paso por la Séptima, que es un proyecto que tiene furioso al estrato 6 que votó por usted, ¿Cuáles son sus argumentos?

Primero, la devaluación del peso volvió el metro subterráneo demasiado costoso, por lo que sólo se podría haber hecho un tramo muy disminuido. Además, la mayoría de los metros subterráneos tienen grandes sobrecostos. Con el metro elevado y con el mismo presupuesto podremos construir más kilómetros y hacer las troncales alimentadoras, que –entre estas y el metro– movilizarán el doble de personas que el subterráneo. Esta fue una de las propuestas de mi campaña por la que fui elegido. Systra, empresa consultora de las más importantes del mundo en el tema, ratificó que el metro elevado era más conveniente. Los estudios realizados previamente se están aprovechando al máximo. Costaron $70.000 millones. Con cada kilómetro de metro elevado se ahorran $180.000 millones en relación con el subterráneo. Segundo, aun con dos, tres o más líneas de metro, la mayor parte de la movilidad en Bogotá hacia el futuro estará constituida por Transmilenio. Ningún experto cuestiona eso. Tercero, Transmilenio en la Séptima es indispensable para la movilidad de la ciudad y, además, va a mejorar el flujo de los automóviles.

La discusión sobre estas decisiones puede ser eterna, por lo cual prefiero continuar: el tercer frente de batalla que usted abrió fue el de la reserva Van der Hammen. ¿Por qué tocar este tema tan sensible en lugar de considerar otros sitios de expansión de la ciudad?

Contrario a las “posverdades”, como se denominan ahora las mentiras, no proponemos urbanizar la reserva Van der Hammen. Proponemos hacerle modificaciones y volverla mucho más grande y mejor. Y sobre todo, iniciar su transformación dentro de dos años, porque de otra manera sólo continuará siendo un proyecto. La reserva actual propone comprar 535 hectáreas para restaurar una arborización nativa, puesto que hoy está constituida por terrenos privados y sin acceso al público; y, con la excepción de 22 hectáreas, no hay árboles sino edificaciones, campos deportivos, pastos con ganado e invernaderos.

En este debate nadie habla sobre normas o planes que los gobiernos del pasado hubieran previsto para la reserva. ¿Hay alguna obligatoriedad legal establecida respecto de esa zona?

Nada obliga a entidad alguna a comprar esos terrenos y nadie sabe de dónde saldrían los miles de millones de pesos que se requerirían para comprar las 535 hectáreas que se han propuesto. Algo también importante: nada obliga a que los terrenos comprados se reforesten en un plazo definido. Nosotros, por nuestra parte, proponemos realinderar la reserva Van der Hammen ampliándola para que en vez de 535 hectáreas de bosques, se tenga una reserva de más de mil hectáreas y 700 adicionales de parques, también arborizados, para una unidad de zonas de acceso público de 1.700 hectáreas. Eso equivale a 17 veces el Parque Simón Bolívar. Además de ser un formidable logro ambiental, sería un espacio público gigantesco para la integración social de millones de personas. Pero todavía más importante es que en lugar de quedar en el papel por 100 años más, se tendría esa maravillosa reserva en dos años: es el gran triunfo de quienes la propusieron y la han defendido.

Por si faltara otro lío, su alcaldía anuncia cobro de valorización para nuevas obras. ¿No le parece que corre un gran riesgo sumando descontentos a la revocatoria?

Busqué la alcaldía no para hacer lo que era políticamente fácil o conveniente, sino para transformar la ciudad. Cabe recordar que Bogotá se construyó a lo largo de décadas mediante el cobro de muchas valorizaciones, por parte de alcaldes y concejales responsables. Los ciudadanos saben que así como el progreso en sus hogares requiere esfuerzos y ahorros, también es el caso para mejorar la ciudad. Mi objetivo no era ser alcalde, sino hacer una ciudad mejor. La alcaldía solo se justifica en la medida en que haga lo que considero necesario y responsable para la ciudad.

A propósito, el concejal Juan Carlos Flórez, entrevistado por María Isabel Rueda y quien se opone a su revocatoria, asegura que el modelo Peñalosa 2017 no es novedoso ni se conecta con la ciudad… ¿Qué reflexión le suscita este comentario?

El modelo de ciudad que estamos construyendo en el norte, en Lagos de Torca y demás, y en el sur, en Lagos del Tunjuelo, es revolucionario en urbanismo y en su financiación. El Circuito Ambiental, que incluye 70 kilómetros de sendero en los cerros, kilómetros de parques lineales como el del río Fucha y el del Parque Malecón a lo largo del río Bogotá, así como Ciudad Río, transformarán la ciudad. Los programas de redesarrollo urbano que estamos impulsando también van a generar una transformación. Los parques en San Rafael y en Tominé construirán igualdad. La reestructuración de los hospitales o la contratación de la alimentación escolar implicarán cambios profundos. Pero por supuesto, no solamente lo novedoso es importante. Los principios de lo que debe ser una buena ciudad no cambian en veinte años.

Recientemente la Personería ha abierto investigaciones disciplinarias contra varios alcaldes menores por dudas en la transparencia de la contratación que ellos manejan. Usted pidió la renuncia de todos y aceptó la de algunos. ¿Cuál fue su criterio para hacer esta división?

Desde que llegamos, implementamos numerosas medidas para garantizar la máxima transparencia en las alcaldías locales. No hay ninguna evidencia de corrupción en la contratación por parte de estos alcaldes que seleccioné de ternas que recibimos de los ediles. Sin embargo, consideré que había un margen grande de mejoras en los procesos administrativos de algunas alcaldías.

¿Conocía a algunos de ellos o simplemente surtió el proceso de selección de las ternas?

No conocía a ninguno antes de que me los presentaran en esas ternas.

¿Cree que ese proceso de selección debería modificarse para que el alcalde mayor tenga mayor control sobre los funcionarios que administrarán los recursos locales de la ciudad?

Como alcalde mayor quisiera eso, pero también es cierto que el objetivo de la descentralización consiste en que las localidades tengan mayor incidencia en la selección de sus mandatarios. El sistema mediante el cual los ediles postulan candidatos en ternas es equilibrado por cuanto el alcalde puede escoger entre ellos y también tiene la facultad de separarlos del cargo, aunque cada vez se haya hecho menos efectivo el espíritu inicial de la norma.

¿Consultó con la personera el estado de los procesos de cada alcalde? Le pregunto porque usted asume, en cierta forma, la responsabilidad de la conducta de quienes fueron confirmados.

Si llego a tener información proveniente de la Personería o de cualquier otra fuente que me lleve a concluir que hay problemas de corrupción, tomaré medidas. Y si hay alguna prueba de corrupción, obviamente de inmediato pondríamos el denuncio ante la Fiscalía.

“Las caricaturas llegan con más fuerza que la información”

Su alcaldía se mueve mucho en redes sociales para divulgar las obras que hace. ¿Por qué no tienen efecto de comunicación masiva sino que su administración parece aislada de la opinión?

Todas las semanas recorremos a pie diferentes sectores de la ciudad y estamos en contacto con las comunidades y divulgamos, tanto como podemos, lo que estamos haciendo. A veces las caricaturas llegan con más fuerza que la información.

¿Cree que los medios o los columnistas no son justos con usted?

Por el contrario, los medios han sido especialmente objetivos y muchos columnistas, muy generosos. Aquí lo que hay es la llamada posverdad que, como dije, es un eufemismo para hablar de la mentira que se distribuye, no a través de los medios, sino de las redes sociales.

¿Cómo calificaría la relación de su administración con el Concejo?

Es muy buena, aunque por supuesto hay dificultades en algunas ocasiones.

Allá dicen que muchos lo acompañan, pero que no lo hacen por convicción sino por conveniencia. ¿Cree eso?

De ninguna manera. Muchos concejales son excelentes, estudiosos y dedicados a recorrer todos los rincones de la ciudad. Sinceramente creo que quieren participar en la construcción de una ciudad mejor.

“Sin recursos y con grave crisis financiera”

¿Cuáles obras puede mostrar su alcaldía en este año y medio?

Llegamos a una ciudad sin recursos, con una grave crisis financiera y sin diseños para obras. En el primer año pusimos orden, contratamos diseños e hicimos lo necesario para conseguir recursos; resucitamos el metro, aseguramos los recursos para su construcción y contratamos los estudios para abrir licitación a finales de este año. Destrabamos y aceleramos obras como el deprimido de la 94 y el Transmicable, de Ciudad Bolívar, en donde faltaba adquirir casi todos los predios. Firmamos el contrato y avanzamos a toda marcha en la construcción del coliseo para eventos donde antes era el coliseo cubierto. Estamos avanzando en la construcción de la avenida Bosa, la Ciudad de Cali y la Tabor. Se compran los predios para la avenida Tintal y la avenida Alsacia. Hemos hecho diez centros de atención prioritaria en salud, entre ellos uno en el Hospital San Juan de Dios, que está funcionando después de décadas de estar cerrado. Contratamos la construcción de la nueva torre de urgencias del hospital de Kennedy. Estamos adquiriendo los lotes para construir 30 colegios nuevos. Contratamos los diseños para las grandes obras de infraestructura vial que requiere Bogotá para salir del trancón. Creamos un esquema revolucionario para hacer el proyecto Lagos de Torca, con 130.000 viviendas, entre otras obras.

Por Cecilia Orozco Tascón

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