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"Gracias a bomberos no dormimos en el cerro". En estos términos, el alcalde Enrique Peñalosa dio cuenta de la travesía que vivió este sábado junto a varios integrantes de su gabinete tras extraviarse en los cerros orientales de la ciudad, mientras realizaba una visita a lo que será el Sendero de Las Mariposas, que atravesará los cerros orientales de norte a sur.
El impase se presentó mientras exploraban una ruta del sendero entre Monserrate y Guadalupe, sobre el río San Francisco. Se trata de una zona con amplia vegetación, quebradas y barrancos.
El objetivo de la caminata, que contó con la participación de técnicos de la Empresa de Acueducto, era hacer un reconocimiento para mirar el trazado del sendero y su impacto ambiental. Aunque se tenía previsto que no tardaran más de tres horas, los funcionarios se terminaron perdiendo entre el bosque.
"La visita técnica resultó tan entretenida que los funcionarios se dejaron envolver por el lodo, los árboles y la vegetación hasta no encontrar salida", explicó la Alcaldía al detallar lo ocurrido, precisando que el equipo no contaba con agua potable ni la ropa adecuada para continuar en busca de la salida, por lo que prefirieron recurrir a los órganos de control, "que en la brevedad llegaron al rescate del equipo de trabajo de Distrito que acompañaban al alcalde".
La dificultad para comunicarse y obtener señal en el lugar hizo que los organismos de atención de emergencias tardaran más de lo previsto para dar con los funcionarios extraviados. Además de Peñalosa, otros de los funcionarios que participaron en el recorrido fueron el secretario de Ambiente, Francisco Cruz, y el de Seguridad, Jairo García.
La obra, en palabras del alcalde, no solo contemplará el sendero —que no debe exceder los cinco metros de ancho—, sino también ciclorrutas, accesos y caminos para personas en condición de discapacidad; un puente peatonal colgante de 300 metros (que conectará Monserrate con Guadalupe), un teleférico en Usaquén y una interconexión con el parque Tominé, entre los municipios de Guatavita y Sesquilé.
La construcción, además de integrar los páramos de Guerrero y Sumapaz, así como el complejo de Chingaza, también será la oportunidad para intervenir los ríos Fucha, San Francisco, Arzobispo y Teusacá, y las quebradas La Vieja, Las Delicias, Chicó y La Chorrera, a través de los cuales se establecerán entradas al sendero y se buscará una conectividad ambiental de los cerros con el río Bogotá.
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