Perdió una mano en una pelea y la recuperó en el hospital

Lo que sería un encuentro para compartir un par de tragos con un vecino, literalmente casi le cuesta una mano a Henry Parrado. Sin embargo, gracias a los médicos, su historia es una anécdota que refleja un caso de éxito de la medicina, pero que a la vez es una muestra de los hechos de intolerancia que se viven en Bogotá.

Redacción Bogotá
26 de julio de 2017 - 03:00 a. m.
Tomada de Pixabay/Referencia
Tomada de Pixabay/Referencia

En la noche del 17 de junio, mientras departía en un bar del barrio San Francisco, en la localidad de Ciudad Bolívar, este santandereano, de 52 años, sostuvo una fuerte discusión que terminó en una terrible agresión: su vecino, borracho y molesto porque Henry no quiso prestarle $13.000 para pagar lo que había consumido, lo atacó con un machete y le amputó la mano izquierda.

Con lesiones también en la cabeza e inconsciente, Henry fue trasladado hasta la unidad de urgencias de la Clínica del Occidente. Su diagnóstico no era alentador: paciente con amputación de mano y cortes nítidos, resultados de trauma con machete. “Le doy gracias a Dios”, dice Henry, quien poco recuerda lo sucedido. “Me desperté en la Clínica ya con la mano puesta”, remata, mientras trata de reconstruir lo ocurrido.

Quien sí tiene en su memoria el episodio es el cirujano plástico Rubén Sierra, del centro médico, quien estuvo al frente de un procedimiento que se extendió por casi 10 horas para que Henry no perdiera la extremidad (ver infografía). “El caso fue tratado como urgencia vital, es decir, en la que hay inminente pérdida o de la vida o de una extremidad”, sostiene el especialista, quien augura meses de rehabilitación para Henry.

“En términos generales, se considera que entre un 60 % y un 80 % de funcionalidad de su extremidad es un muy buen resultado, teniendo en cuenta que jamás se recupera el 100 % del uso del miembro reimplantado. Además, las extremidades amputadas por medio de cortes limpios tienden a funcionar mejor después de la reimplantación, que aquellas que han sufrido traumas por aplastamiento”, agrega el cirujano.

Por ahora, Parrado seguirá en terapia unos meses, tiempo en el que espera recupera gran parte de la funcionalidad de la mano, para ratificar un nuevo caso de éxito de la medicina en Bogotá. Sin embargo, la cicatriz que le quedó seguirá siendo muestra de la intolerancia que se vive en la ciudad.

Por Redacción Bogotá

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