Petro estaría considerando pedirle la renuncia al gerente del Acueducto

Rondan los rumores en Bogotá de que el alcalde está considerando esa posibilidad, conozca las razones.

Redacción Bogotá
23 de enero de 2013 - 09:33 p. m.
El alcalde de Bogotá Gustavo Petro y el gerente del Acueducto, Diego Bravo. / Archivo
El alcalde de Bogotá Gustavo Petro y el gerente del Acueducto, Diego Bravo. / Archivo

Estas son cuatro de las razones por las que se le habría agotado el oxígeno a uno de los grandes alfiles del alcalde:

1. La flota no estaba lista para el 18 de diciembre

Si hay algo que tanto miembros de la administración como enemigos de la misma coinciden es que Diego Bravo, como gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, no tuvo lista el 18 de diciembre una flota capaz de asumir el 100% de la operación del servicio de aseo de la ciudad, tal como lo había anunciado el alcalde Gustavo Petro en septiembre de 2012.

Los problemas por los que pasó el Acueducto para adquirir la nueva flota aún están en proceso de investigación. Sin embargo, para la mayoría de bogotanos han sido evidentes. Por un lado, tres días de basura en las calles (18 a 21 de diciembre), situación que fue superada sólo cuando se le entregó temporalmente a los cuatro operadores privados el 72% de la ciudad. Por el otro, el cuestionado arriendo de una flota inicial de 159 compactadores, que hoy, un mes y medio después de la firma de los contratos, tiene en las calles de la ciudad a sólo 11 de ellos (100 contratos fueron cancelados, 11 están en patios en Bogotá y el resto siguen en Cartagena sin recibir el visto bueno).

2. Desatendió su responsabilidad.

Durante los días previos al “Día D”, el gerente del Acueducto se pronunció ante el Concejo de Bogotá y medios de comunicación como el líder de este ambicioso proyecto. Ante el Concejo, una semana antes, afirmó que la administración estaba “lista para asumir íntegramente” la gestión del servicio de barrido, recolección y limpieza.

Sin embargo, una vez llegado el 18, Bravo, en lugar de reconocer sus faltas, aseguró que los problemas de gerencia durante los meses previos fueron responsabilidad de la empresa Aguas de Bogotá, filial del acueducto y gerenciada durante unas pocas semanas por Mario Álvarez. Según Bravo, Aguas de Bogotá es una empresa bajo régimen privado que no responde directamente al gerente de la EAAB, aunque este presida la junta directiva de la entidad.

El gerente de la EAAB pidió la cabeza de Álvarez y se limitó a defender el hecho de que, gracias a lo hecho por el Distrito, se había evitado que Bogotá entrara en un modelo de libre competencia que habría dejado el negocio de las basuras en manos de unos pocos empresarios privados, amenazando la prestación del servicio en las zonas más pobres de la ciudad.

Por su parte, la concejal María Victoria Vargas (Liberal) ha sido enfática en afirmar que Bravo no puede escudarse detrás de la independencia de Aguas de Bogotá para justificar tanto la ausencia de flota como el desorden ocurrido durante los primeros días del servicio.

3. La comisión a los Estados Unidos

Uno de los elementos que probarían el liderazgo que asumió Bravo es la creación de una comisión especial del Distrito que viajó a Estados Unidos durante los primeros días de diciembre (Miami) y a finales del mismo mes (Nueva York), con el fin de observar y darle el visto bueno a los camiones compactadores alquilados a la Unión Temporal Aseo Districapital.

A Miami viajaron Selma Asprilla (ingeniera agrónoma) y Fernando Murcia (ingeniero mecánico) y a Nueva York viajó Hugo Guanumen. Los tres son funcionarios del Acueducto y fueron enviados por él a participar en el proceso.

Los informes de los tres funcionarios (especialmente los de Asprilla y Murcia) no sólo probarían que el proceso de los camiones no se hizo a espaldas del gerente de la EAAB; también, muestra que no eran claros los criterios de selección de los miembros de esta comisión. Esto se agravaría con un elemento: los informes, como reveló este diario el pasado sábado, no coinciden en sus apreciaciones. Mientras que el del ingeniero mecánico, Fernando Murcia, demuestra escepticismo con respecto al estado de los camiones, el informe de la ingeniera agrónoma Selma Asprilla les da el visto bueno sin reparos.

4. Dudas sobre sus asesores

Aunque ninguna denuncia es aún sólida y falta mucho para llegar a conclusiones probatorias, las últimas semanas han estado acompañadas por la revelación de los nombres de asesores y contratistas del acueducto que habrían tenido vínculos en el pasado, y que terminaron involucrados en el proceso de contratación de la nueva flota pública.

El gerente Bravo ha desestimado toda denuncia de actos de corrupción y asegura que se han hecho conjeturas sin fundamento, especialmente en el caso del concejal Antonio Sanguino. No obstante, el ruido que ha habido en torno a la transparencia de la gestión de Bravo no ha hecho sino añadir peso a un ambiente ya caldeado y adverso en contra del funcionario.

Por Redacción Bogotá

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