Esta es su última carta ante el anuncio del mandatario electo, Enrique Peñalosa, de hacer estudios para construir una línea férrea elevada y no subterránea, como está en los diseños actuales.
Los dos mandatarios, que se reunirán mañana como parte del proceso de empalme que realizaron sus equipos de trabajo, hicieron ayer apariciones públicas defendiendo cada uno su idea sobre la red férrea que necesita la capital. Peñalosa lo hizo en el Congreso de Infraestructura (en Cartagena) y explicó que, debido al aumento del dólar, el metro subterráneo “ni siquiera sería costeable en este momento, con los recursos que hay disponibles”. Agregó que esa obra tendría “sobrecostos que pueden dejar a la ciudad por décadas en gravísimos problemas financieros”.
A muchos bogotanos les preocupa que el comienzo de nuevos estudios para evaluar posibles tramos elevados en la red férrea retrasen más el proyecto, como ha sucedido desde hace 50 años. Frente a este punto, Peñalosa aclaró que la diferencia con el comienzo de la licitación del metro subterráneo sólo sería de cuatro meses y él estaría empezando ese proceso en febrero de 2017. Reiteró que la construcción del metro subterráneo toma unos ocho o diez años, mientras el elevado un poco más de tres años.
En cuanto al costo de la obra, insistió en que el proyecto actual incluye un tramo elevado desde la última estación hasta el patio garaje, cuyo costo por kilómetro es de US$30 millones, mientras la construcción de un kilómetro subterráneo cuesta US$200 millones. Desde su campaña electoral, Peñalosa ha insistido en que para hacer la obra subterránea (como lo dicen los actuales estudios) “necesitaríamos US$5.400 millones (sin incluir las estaciones), mientras que hacerlo elevado costaría unos US$800 millones”.
Por su parte, Petro, que ha llamado la atención en las últimas semanas sobre la necesidad de avanzar con el proyecto de metro subterráneo, ha dicho que la versión elevada no sería tan económica como dice Peñalosa, porque desvalorizaría los predios alrededor de la línea, por factores como el ruido que genera. “Quedan cordialmente invitados a una demostración civil, ciudadana, alegre, como siempre lo hemos hecho, pero que demuestre que la ciudad no quiere sacrificar lo mejor que la tecnología ha producido. No es en contra de nadie, sino a favor del metro de Bogotá”, agregó Petro.
Mientras se desarrolla el encuentro de mañana, en el que esta discusión será fundamental, Petro invitó a la gente a que el 10 de diciembre haga recorridos en bicicleta en los barrios por donde pasará el metro, en las localidades de Kennedy, Fontibón y Puente Aranda.
Finalmente, Peñalosa agradeció al Gobierno por los recursos que destinará y añadió que se trata de una inversión gigantesca, por eso busca hacer lo responsable con la ciudad para generar el menor impacto posible a las finanzas públicas.