¿"Pico y placa" para tomar y fumar en parques de Bogotá?

En el debate sobre la restricción del consumo de marihuana y alcohol en parques, en Bogotá quieren incluir el cigarrillo. Alrededor de la controversia surgen propuestas que van desde controles de Policía hasta estrategias en salud. El reto: hacer de los parques espacios para todos.

Felipe García Altamar / Twitter: @FelipeAltamar
10 de junio de 2019 - 02:00 a. m.
Al debate sobre el consumo de marihuana y alcohol en espacios públicos se suma la iniciativa del Concejo de prohibir el cigarrillo en parques. / Archivo El Espectador
Al debate sobre el consumo de marihuana y alcohol en espacios públicos se suma la iniciativa del Concejo de prohibir el cigarrillo en parques. / Archivo El Espectador

El consumo de alcohol y drogas en parques parecía un debate cerrado con el Código de Policía y el decreto presidencial que permitía decomisar la dosis mínima. Incluso, en Bogotá, desde el Concejo se impulsaba un proyecto para ampliar el espectro: prohibir el cigarrillo. Sin embargo, todo quedó en veremos luego de que la Corte Constitucional dijera que sí se puede consumir la dosis mínima en espacios públicos. Entonces, si se puede consumir sustancias ilegales, ¿por qué prohibir las legales?

El debate enfrenta dos derechos: el libre desarrollo de la personalidad y el de los niños a un ambiente sano. Alrededor giran opiniones de concejales y candidatos a la Alcaldía. Para unos, la Corte dejó sin piso el proyecto del cigarrillo. Para otros, el alcohol o la marihuana no tienen que ver con el tabaco, y piden acción del Distrito, la Policía y entes de control.

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Parques, solo para los niños

En un primer renglón están quienes, pese a decir que respetan la decisión de la Corte, afirman que va en contravía de la salud de los niños. El concejal Nelson Cubides, del Partido Conservador, cree que se debe expedir un ordenamiento policivo para vigilar el microtráfico en los parques. Además de que tanto el tabaco y el alcohol, como las drogas, deben ser prohibidos. “Los nuevos parques son de lo poco visible que se está construyendo, pero ahora serán para tomar o drogarse, lo que ahuyentará a las familias. Es un problema que le compete a la Policía, pero será imposible tener un agente en cada parque”.

Para Diego Molano, del Centro Democrático, el argumento de la Corte privilegia el derecho de los consumidores sobre el de las familias. Dice que el proyecto de prohibir el cigarrillo en los parques sigue adelante, aunque reconoce que la “gravísima” decisión de la Corte lo deja sin piso. “Se está desconociendo una realidad: los parques están tomados por el microtráfico y los deportistas ya no se acercan”. Por eso propone que haya sitios donde se pueda fumar (según características) y otros en los que se prohíba de tajo. Su otra salida es que se dé vía libre para que el Distrito y el Concejo puedan determinar cuán libre puede ser el consumo de tabaco y drogas.

A estas voces se suman concejales como Lucía Bastidas (Alianza Verde), quien convocó junto con Cubides a plantones en varios parques para rechazar la decisión de la Corte, y Marco Fidel Ramírez (Opción Ciudadana), quien envió una carta a la Procuraduría pidiendo revisar el fallo. En la misma línea están candidatos a la Alcaldía como Carlos Fernando Galán, Miguel Uribe, Ángela Garzón y María Andrea Nieto, quienes dijeron que, de ser electos, darían prioridad a los derechos de los niños, convertirían los parques en espacios exclusivos para familias y fortalecerían la vigilancia en entornos escolares.

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"Pico y placa", pedagogía y otras alternativas

En la otra orilla aparecen voces que piden aprovechar la coyuntura para plantear opciones que no afecten derechos de los niños, de fumadores y de consumidores de drogas. La candidata Claudia López, por ejemplo, sorprendió al proponer una restricción parcial de horarios y espacios para equilibrar el uso que puedan darles los niños y los consumidores a los parques y otros espacios públicos. Y es que la decisión de la Corte podría abrir paso a la posibilidad de impulsar un uso del espacio público con restricciones parciales, según horarios, zonas, tipos de parques o usos compartidos, algo que de cierta manera apoya Luis Ernesto Gómez, quien considera que la restricción total no es una solución.

“Una restricción total no soluciona ningún problema. Las restricciones generales a las libertades no sirven; sirven las de modo, tiempo y lugar, así que hay que llamar las cosas por su nombre y solucionarlas. Si en un espacio público, alguien en estado de embriaguez afecta la tranquilidad, se deben tomar medidas. Pero no porque alguien esté tomando alcohol, automáticamente está destruyendo la convivencia”, afirma Gómez, sobre una propuesta que algunos contendores, como Miguel Uribe, interpretaron como una especie de "pico y placa".

Por otra parte, concejales como Jorge Torres, de la Alianza Verde, consideran que esta es una oportunidad para estructurar programas de prevención y que no se puede poner en un misma bolsa a los consumidores recreativos de marihuana, los fumadores de cigarrillo y los adictos a múltiples sustancias. “Debemos trabajar con seriedad sobre prevención, invertir para tratar a los consumidores y perseguir las bandas de microtráfico. Nos encanta prohibir, pero van seis meses del Código de Policía y en los parques se sigue consumiendo”.

La pedagogía y mayor trabajo de las autoridades son las propuestas de Xinia Navarro, del Polo, como alternativas a la prohibición. Desde su perspectiva, el consumo de cigarrillo, aunque legal, debe tener límites. “Se necesitan acciones para hacer reflexionar a la gente. A estas sustancias se les deben poner obstáculos, para que la gente tenga dificultad para dañar su vida. Además hay que capturar a los narcos que incentivan el consumo”.

El debate es profundo. Tanto que expertos tienen posturas que caben en ambas orillas. Luis Hernández, director del grupo de salud pública de la Universidad de los Andes, explica que “fumar en parques puede producir lo que se llama humo de segunda mano: inhalar humo de cigarrillo de otra persona. Pero los niños se pueden ver más afectados por el humo de tercera mano, que son componentes tóxicos que pueden quedar en el pasto o impregnados en objetos”.

Sin embargo, asegura que la propuesta de tener espacios aptos para fumar no es descabellada e incluso ya existe en otros países. “La legislación europea establece que se puede fumar al aire libre, pero no en espacios que cuenten con determinados equipamientos o espacios, ni cerca a zonas escolares”.

La discusión sobre cómo tener parques en los que la familias puedan pasar tiempo de calidad y que a la vez puedan ser usados por consumidores de sustancias que son nocivas para los niños se mantendrá por lo menos hasta agosto, cuando se retome el proyecto de prohibición del tabaco en los parques. Mientras tanto, será tarea de autoridades, padres de familia y consumidores de sustancias entender las dinámicas de los parques y dar los primeros pasos hacia la consolidación de espacios públicos para todos.

 

fgarcia@elespectador.com

Por Felipe García Altamar / Twitter: @FelipeAltamar

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